El País de Madrid
Por Juan Carlos Gumucio Desde Belgrado La guerra que perdió
Yugoslavia en 78 días de implacable bombardeo aliado pasará oficialmente mañana al
olvido. El certificado de defunción a la última tragedia de los serbios será extendido
por los legisladores dentro del palacio neoclásico escoltado a su entrada por dos briosos
corceles que se resisten a ser domados. El gobierno, el Parlamento y el pueblo yugoslavo
tienen una alternativa menos heroica: aceptar la derrota, recoger las piezas de lo que
queda de Yugoslavia y rezar para que lleguen los fondos que les permitan volver a vivir
sin las vicisitudes que impone la fuerza.
El Parlamento federal de Yugoslavia se reunirá precisamente en ese palacio, que nunca fue
alcanzado por los millares de misiles durante el ataque contra la Serbia de Slobodan
Milosevic. Allí pondrán el fúnebre punto final a una gesta que terminó con la
partición de Yugoslavia y la inauguración de un nuevo e incierto capítulo para su
pueblo. La agencia oficial de noticias Tanjug dijo que la sesión que legalmente pondrá
fin al estado de guerra contentará a todos los partidos de oposición, que ven en el cese
oficial de lo que eufemísticamente llaman la situación, la apertura de una
avenida que se va a convertir en un juicio. Un juicio a Milosevic, se entiende. Y nadie en
la Yugoslavia destruida, partida y humillada encuentra espacio para la compasión.
Las ilusiones, sin embargo, se siguen propagando. Blic, el popular tabloide de mayor
lectura, publicaba ayer los resultados de una encuesta que demuestra que la caída de la
popularidad de Milosevic no es tan desastrosa. Al contrario: eso muestran las
estadísticas de una investigación de las opiniones de 800 serbios entrevistados por el
centro de investigación Medium. El director de la empresa de encuestas, Sbobran
Brankovic, puso su firma a los resultados de una consulta que proyecta a Milosevic como el
ganador. Admitía la conclusión de que Milosevic ha sufrido una ligera pérdida de
popularidad. Pero ésta, comparada con el desastre, era amortiguable. Un 21 por ciento no
culpa a Milosevic por lo que pasó en los últimos años.
Uno de los personajes que quiere adquirir protagonismo político a toda costa, Vuk
Draskovic, el barbudo jefe del Movimiento de Renovación Serbia (SPO), tampoco inspira
confianza. La encuesta le dio un 10 por ciento. Draskovic, que ahora compite con los jefes
de partidos políticos ansiosos de sacar tajada de la derrota de Milosevic, no ha tirado
la toalla. Ayer, en una conferencia de prensa en la que se presentó con un traje hecho a
medida y una corbata que hacía juego con su aspecto de hippie reformado, con la barba
recortada por un peluquero profesional, Draskovic propuso un adelanto de las elecciones.
En su agenda lo importante es acelerar la partida de Milosevic en la esperanza de que
aquel tránsito le abra las puertas a espacios políticos un poco más factibles para sus
ambiciones personales.
El acertijo en Yugoslavia es que los militares guardan un silencio disciplinado. No hay un
solo coronel, no hay un solo general que haya sugerido un movimiento de
reforma, el término que en América latina se usa para justificar un golpe.
Analistas políticos coinciden en que los soldados están cansados pero que se
despertarán pronto.
POR LA FALTA DE POLICIA LOCAL Y EL DESMINADO
La OTAN pide más tropas para Kosovo
The Guardian de Gran Bretaña
Por Martin Walker Desde Bruselas
Se
necesitan tropas de la OTAN en Kosovo y se las necesita rápido, exhortó ayer el
comandante supremo de la OTAN, el general Wesley Clark, al llamar a los miembros de la
OTAN a cumplir con sus promesas anteriores de entregar fuerzas de mantenimiento de la paz.
Clark afirmó que la complejidad de las tareas del desminado, así como los problemas del
regreso de los refugiados, el éxodo de los civiles serbios, los asesinatos por venganzas
y el desarme del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) significan que la misión puede
llegar a necesitar más de los 55.000 soldados originalmente planeados.
La OTAN tiene 19.000 tropas en Kosovo, otras 10.000 se encuentran en una base logística
en Macedonia y otras 8000 en Albania, lo que hace un total actual de 37.000 y se queda
corto en casi 20.000 de la fuerza planeada por la OTAN. Pero los dos soldados británicos
muertos el lunes por bombas de racimo que no habían estallado antes, y dos italianos
heridos por minas han convencido a la OTAN de que el trabajo de mantener la paz va a ser
mucho más duro de lo esperado. Los ofrecimientos iniciales de miembros de la OTAN,
estados asociados y otros en una conferencia el mes pasado totalizaban 57.000 soldados de
30 países. La totalidad de los 19 miembros de la OTAN han ofrecido tropas, y también lo
han hecho otros 11 países, incluyendo Jordania, los Emiratos Arabes Unidos. Marruecos y
Suiza han dicho que considerarán contribuir contingentes, pero aún no han hecho ninguna
oferta en firme. Rumania y Bulgaria, los estados bálticos, Eslovaquia, Eslovenia y
Ucrania han ofrecido tropas, como lo han hecho estados tradicionalmente neutrales de la
Unión Europea: Finlandia, Austria, Suecia y la República de Irlanda.
Estoy llamando a los gobiernos de la OTAN a acelerar la llegada de las tropas lo
más rápidamente posible dijo ayer el general Clark. En este momento aquí no
hay tropas suficientes. El general Clark dijo que había espacio para
más de 55.000 soldados, pero que la prioridad era hacer entrar en Kosovo los
recursos ya prometidos sin demora. Las problemas de la OTAN se han visto complicados por
el total colapso de la ex administración civil dominada por los serbios. La desaparición
de una fuerza de policía local es el problema más urgente, y la OTAN está reclamando de
sus miembros más policía militar y unidades paramilitares del estilo de las
Gendarmerías. Los italianos están ofreciendo carabineros y las Naciones Unidas están
tratando de reforzar sus planes para una presencia policial civil, armada con pistolas.
El UCK, la guerrilla separatista albanokosovar del Ejército de Liberación de Kosovo,
está tratando de llenar ese rol, como parte de su estrategia de convertirse en la
autoridad política y gobierno de facto de la provincia. Pero bajo el acuerdo de paz
Kosovo sigue siendo parte de lo que queda de Yugoslavia. Un problema adicional es que, con
Kosovo no sólo lleno de minas sino con un número desconocido de bombas de racimo sin
explotar, la OTAN necesita especialistas como ingenieros, así como artefactos de
desactivación de bombas y tropas de desminado, de lo que se dispone poco. La mayor parte
de los ofrecimientos han sido de infantería regular y tropas motorizadas o acorazadas.
Rusia es parcialmente responsable de la escasez de tropas: prometió 10.000 soldados, pero
hasta ahora sólo ha provisto 3500. Si se repite la experiencia de Bosnia, es probable que
los rusos lleguen subequipados y deban depender de lo que les entregue la OTAN.
Charlie cumplió su parte En una carta enviada hace una semana, el presidente norteamericano Bill
Clinton le agradeció a su contraparte argentina, Carlos Menem, su disposición a que
soldados de este país participen en la fuerza internacional de paz en Kosovo (KFOR). La
misiva de Clinton, difundida ayer por la Cancillería argentina, destaca el
compromiso (de Menem) tanto en el aspecto diplomático como en las operaciones de
paz y es una muestra de su actitud en favor de la paz, la justicia y la
prosperidad de los ciudadanos no sólo argentinos, sino del mundo entero. El anuncio
de Menem de que estaba dispuesto a enviar cascos azules argentinos para colaborar en la
misión de paz, fue considerado por el presidente estadounidense como verdaderamente
extraordinario. La Argentina, en calidad de aliado extra OTAN, ya participa en otra
misiones de paz a través de los cascos azules. |
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