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Con los lineamientos de la pax otoniana bajo el brazo, el presidente norteamericano Bill Clinton presentó ayer in situ la nueva misión aliada de reconstrucción de los Balcanes. Clinton fue recibido en Macedonia como un héroe y fue vivado por una multitud de refugiados albaneses a los que prometió ayuda a través del Plan de Estabilización delineado por el G-8. Pero su secretaria de Estado, Madeleine Albright, advirtió desde Rumania que, para recibir el favor aliado, Serbia deberá retirar su apoyo a Slobodan Milosevic. Mientras Rusia se dispone a enviar sus tropas a Kosovo en los próximos días, el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) continúa con las matanzas de serbios y sin dar señales de su desarme. Clinton llegó ayer a Skopje, la capital macedonia, para visitar el campo de refugiados albaneses de Stenkovec entre gritos de ¡Estados Unidos! y ¡Bill, Bill!. Ustedes ya han sufrido bastante, por favor sean pacientes porque podrán volver a casa, pidió ante los más de 10.000 kosovares que lo recibieron como el héroe que ganó la guerra. Les prometemos que volveremos a transformar a Kosovo en un lugar seguro, ayudaremos a los habitantes a reconstruir sus vidas y ayudaremos a todos los países de la región a que tengan un futuro mejor, basado en el respeto a los derechos humanos. El presidente de Estados Unidos se refirió así al proyecto de las potencias atlantistas para reconstruir una zona devastada por 78 días de bombardeos de la OTAN, pero se mostró inseguro ante la posibilidad de una reconciliación entre serbios y albaneses. Vestido de fajina y encarnando su rol de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de su país, Clinton voló luego a la base aérea de Aviano, en Italia. Para construir un futuro sin violencia étnica debemos hacer que el Plan de Estabilización sea un éxito. Estados Unidos se compromete a que así sea, aseguró ante las tropas. En los próximos días se prevé que los líderes de la OTAN organicen una cumbre con sus contrapartes de los Balcanes para iniciar formalmente la aplicación del proyecto con el que Occidente espera lograr un desarrollo comparable al del Plan Marshall. Desde Bucarest, Madeleine Albright advirtió sobre las condiciones para acceder a la ayuda. No queremos aislar a Serbia, pero bajo la presidencia de Milosevic no tiene un lugar en la comunidad de naciones libres y no puede esperar una parte de la ayuda que concederemos advirtió. Una Serbia democrática podría cambiar totalmente la situación en la región. Albright reiteró que el costo económico de esa tarea no correrá a cargo de su país. Europa debe pagar lo esencial de la reconstrucción porque los Balcanes están en Europa y porque Estados Unidos tuvo el papel principal en los ataques. Es la división del trabajo, justificó. Ante esas declaraciones, la portavoz del Ministerio del Exterior chino, Zhang Qiyue, adelantó que China está en contra de la exclusión de Yugoslavia del plan de reconstrucción. En Kosovo, las primeras bajas de la KFOR fueron causadas por los mismos aliados. La explosión que ayer mató a dos gurkas de las tropas británicas fue causada por una bomba de racimo lanzada por la OTAN, según confirmó a la BBC un portavoz de la KFOR. Los soldados encargados de limpiar de minas las rutas murieron al intentar desactivar una de las bombas que fueron lanzadas por la OTAN durante la ofensiva aérea y que no explotaron. La KFOR podría recibir este fin de semana en Prizren una ciudad controlada de hecho por el UCK al primer batallón ruso. A pedido del presidente Boris Yeltsin, el Consejo de la Federación (Cámara alta del parlamento ruso) analizará el viernes el envío de los 3600 efectivos rusos a Kosovo. El ministro ruso de Defensa, Igor Sergéyev, dio por segura la aprobación y confirmó que las tropas estarán en disposición de llevar a cabo sus tareas cinco horas después de que se tome la decisión política. El portavoz del Kremlin, Dmitri Yakushkin, aseguró que los 50 millones calculados para la operación es bastante dinero, pero Moscú está interesado políticamente en tener una presencia militar en Kosovo para garantizar los derechos de sus tradicionales aliados serbios. El patriarca de Rusia Alexis II dijo que espera que los soldados rusos protejan a los serbios en Kosovo de las amenazas del UCK. En los últimos días murieron al menos 12 serbios y más de 120 fueron secuestrados por la guerrilla albanesa, según denunció la agencia oficial yugoslava Beta. Seis cadáveres fueron hallados ayer en Obilic, cerca de Pristina, con señales de haber sido torturados. Mientras el oficialista Media Center denunció el saqueo de más de 300 viviendas de serbios, el obispo de Pec denunció asesinatos y ataques a la población serbia por parte del UCK. El enviado ruso para los Balcanes, Viktor Chernomyrdin, reclamó que el UCK debe ser totalmente desarmado y después disuelto, rechazando el proyecto occidental de convertirlo en una suerte de policía local.
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