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Una llamada anónima que anunciaba la colocación de cuatro artefactos explosivos en instalaciones de Metrovías obligó a paralizar ayer el servicio de subterráneos durante casi dos horas. No hubo reflejos rápidos ante la amenaza, que se escuchó en un teléfono de las oficinas de la empresa, en Federico Lacroze, a las 9.20. El servicio de subtes fue paralizado recién siete horas más tarde. Por una orden judicial fueron evacuados pasajeros y empleados de todas las estaciones. La Brigada de Explosivos de la Policía Federal examinó formaciones, túneles y hasta los talleres y oficinas ubicadas en Chacarita, con resultado negativo: sólo fue encontrado un paquete sospechoso en la estación Sáenz Peña, de la Línea A, pero que contenía basura. Miles de personas saturaron las colas de los colectivos hasta después de las 18.30, cuando el servicio comenzó a reestablecerse. Todo empezó cuando un empleado recibió el llamado de una voz masculina, que advertía sobre la colocación de cuatro bombas en instalaciones de Metrovías. El aviso no hablaba de un lugar específico. Por razones que la empresa no explicó, la denuncia fue formulada recién a las 12.45 en la Comisaría 29ª. La consideramos lo suficientemente seria como para dar intervención al juez, se limitó a informar Metrovías a través de un comunicado. La policía dio intervención al juez de turno, Facundo Cubas, quien ordenó la interrupción del servicio y la evacuación de trenes y estaciones. La medida se tomó por prevención, para proceder a explorar todas las líneas, explicó a Página/12 la secretaria del juzgado, María Eugenia Nieto. ¿Hubo algún elemento para que el juez considerara que la denuncia era seria? preguntó este diario. A partir de que es radicada, toda amenaza es seria. No se puede correr ningún riesgo respondió la funcionaria. El fax con la orden de interrumpir el servicio fue enviado desde el juzgado a la División Explosivos de la Policía Federal. Luis Ordónez, gerente de prensa de Metrovías, aseguró que la orden de suspender el servicio y evacuar las estaciones fue impartida entre las 16.15 y las 16.30. Sin embargo, no se cumplió en todas las estaciones por igual: las primeras en cortarse fueron las líneas A y B, mientras que las otras se desactivaron mucho después. Hubo momentos de confusión, como el ocurrido en la estación Sáenz Peña, de la Línea A, donde alrededor de las 17 se informó que el servicio se había reestablecido y comenzaron a venderse cospeles. Sin embargo, la gente esperó en vano en el andén hasta que les avisaron que debían retirarse. En la estación Diagonal Norte-9 de Julio, el servicio se cortó recién a las 17.20. A partir de esa hora se formaron extensas colas de pasajeros que reclamaban la devolución del cospel. La encargada de evacuar las estaciones era la Policía Federal. En el rastrillaje participó personal de Explosivos, con la colaboración de ocho perros especializados en la detección de esos artefactos, y el apoyo de efectivos de Infantería, bomberos y comisarías, hasta totalizar más de doscientos policías. La inspección se hizo en las 61 estaciones de subte. Se recorrieron andenes, vías y túneles. El operativo se completó en una hora y veinte minutos, informó a este diario un vocero de la Policía Federal. La búsqueda incluyó una inspección en los talleres de Metrovías en Federico Lacroze, encabezada por el propio juez Cubas. Finalmente, la amenaza resultó ser falsa. La policía abandonó el rastrillaje poco después de las 18 y el juez levantó la restricción al servicio a las 18.10. A partir de entonces, hubo que esperar alrededor de media hora para que la circulación de subtes se normalizara.
UN DIFICIL REGRESO A CASA No
se normalizó, señora repetía Ana Ocampo, empleada de seguridad de Metrovías,
parada firme detrás de un portón de rejas que impedía entrar a la línea B de
subterráneos, en Diagonal Norte y 9 de Julio.
AMENAZAN HASTA CON HACER UNA HUELGA DE HAMBRE Por
tercera vez en lo que va de junio, los taxistas marcharon ayer por las calles de Buenos
Aires en contra de los carriles exclusivos para colectivos instalados en la avenida Entre
Ríos-Callao, medida que, según el sindicato coarta la libre circulación y la toma
de pasajeros por la mano derecha, lo que atenta contra las fuentes de trabajo de más de
cien mil familias. Pasado el mediodía unos quinientos taxis partieron de Gallo y
Corrientes hacia la sede del gobierno porteño, ocupando varios carriles de las avenidas
Corrientes, Diagonal Norte, Bolívar y Avenida de Mayo.
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