Por Cristian Alarcón Y llegó, con cierta
mesura, el momento de las lágrimas. Lloró el manager Guillermo Coppola, y lo hizo
también Diego Maradona. Lagrimearon sus esposas, la nena, y hasta algunos de los abogados
descomprimieron el lagrimal. Pasadas las siete de la tarde, una compleja y escandalosa
historia que llevó 904 días finalizó con una sentencia inédita: la nulidad de todo lo
actuado por graves irregularidades y la absolución de los cuatro acusados, además de
gravísimas imputaciones al juez que inició el expediente. Fue así que apenas leído el
dictamen del tribunal oral federal 2, el affaire Coppola se convirtió en uno nuevo: el
caso Bernasconi. El juez de la causa fue acusado por el tribunal de ocho delitos, entre
ellos asociación ilícita y privación ilegal de la libertad agravada. También decidió
enviar las actuaciones a las comisiones de Juicio Político de las cámaras de Diputados y
Senadores.
Tal como fue solicitado por el fiscal Raúl Perotti en su alegato del miércoles, y por
los defensores del representante y de Héctor Yayo Cozza, Tomás
Paco Simonelli y Claudio Coppola, los jueces decidieron declarar la nulidad de
todas las actuaciones de la causa, basados en principio en la falsedad ideológica de la
foja 2 del expediente. Esto es, una denuncia inventada, con la supuesta complicidad del
juez Bernasconi, para poder intervenir teléfonos e iniciar una investigación llena de
agentes encubiertos y testigos de identidad reservada. Entre otras cosas, el tribunal
integrado por Jorge Tassara, Eduardo Mugaburu y Luis Velasco anuló hasta el acta de
allanamiento a la casa de Guillermo Coppola por los vicios de los que culpa al magistrado.
Casi justo a las siete de la tarde ingresaron los magistrados a la sala. Esta vez la corte
de los milagros que ha acompañado al manager de Diego se había ampliado. En la sala de
esperas se vio pasear a amigos como el empresario Pablo Cosentino y la mujer de Hugo
Gatti, Nacha. El Loco se quedó en su casa a mirarlo por TV por simple
cábala. Como no había ido a ninguna audiencia y todo salió tan bien ...,
explicó Gaby, un chico de pañuelo en la cabeza y gorra de visera al revés, que cumple
con la ardua tarea de asistir a Guillermo y Diego. Estaban también el inefable Jacobo
Winograd, y el empresario y personaje platense, Juan Carlos Ferro Viera, amigo de Diego.
Ferro, como lo conocen en la noche, estuvo preso por una investigación también anulada y
a cargo de Bernasconi. Fue el gran protagonista del escándalo del éxtasis en el verano
del 96.
Los jueces tomaron sus precauciones. Hicieron que el secretario leyera los artículos del
Código que hablan sobre el decoro necesario en una sala de audiencias, frenando cualquier
ánimo altisonante de los beneficiados por el dictamen. Lo lograron. Después de leída la
nulidad y la absolución, cuando se retiraron, Coppola abrazó largamente a Diego. Luego a
su hija Natalia, a sus abogados. Fuerte a los otros acusados. El más emocionado fue
Claudio Coppola, el remisero que, sin ningún parentesco con Guillermo, estuvo preso por
comercialización hasta abril último. Maradona mostró su efusión haciendo chiches en la
sala con un bollo de papel. Pronto los abogados comenzaron con los balances de la
sentencia. Coincidieron en que el tribunal fue aún más duro con Bernasconi que el fiscal
en su alegato. Los jueces piden que se investigue a Bernasconi, a su secretario Roberto
Schlagel y los ex policías Daniel Diamante y Antonio Gerace presos por
irregularidades en otras causas, y a los también ex policías Gustavo Prellezo y
Sergio Camaratta detenidos por el crimen de José Luis Cabezas y a Héctor
Colo por los delitos solicitados por el fiscal: privación ilegal de la libertad, falsedad
ideológica de instrumento público, falso testimonio, prevaricato, asociación ilícita
agravada, violación de los deberes de funcionario público, más uno que agregaron, el
abuso de autoridad. También informan que envían los testimonios del juicio al juez
Gabriel Cavallo, quien en primera instancia investiga a la mayoría de estos personajes
por irregularidades en otras causas, siemprerelacionadas con supuestos tráficos. Y
remiten la información a las comisiones de Juicio Político de ambas cámaras.
Promediaban los abrazos todavía en la sala de audiencias cuando Guillermo Coppola se
acercó a darle la mano al fiscal de la causa, Raúl Perotti, quien pidió la nulidad y la
absolución concedida por los jueces. Para que vea que esa persona que le dijo que
crea en la Justicia tenía razón le dijo el fiscal, como un abuelo a un chico.
No me cabe la menor duda le respondió el manager.
El tribunal ordenó además que se envíe a la Cámara Federal de Dolores el testimonio de
Prellezo sobre el caso Cabezas. Resolvió también que se devuelvan las pertenencias
secuestradas a los imputados y que se destruye la droga incautada en los procedimientos de
Bernasconi. Coppola volverá a lucir su pareja de jarrones en el departamento de
Libertador. Anoche insistía en que no había nada que festejar. Su hija le dijo a
Página/12 con los ojos húmedos: Siento alegría porque se demuestra lo que ya
sabía de mi papá. Pero todo este tiempo, quién te lo devuelve. Su padre remató:
Ahora quiero hacerle juicio a Bernasconi. Quiero que se siente en el banquillo de
los acusados, porque es un delincuente.
Las claves del fallo
El Tribunal resolvió declarar la nulidad de las actuaciones iniciales de la causa
Coppola y, por lo tanto, todo lo actuado posteriormente.
En consecuencia, absolvió de culpa y cargo del delito de
tenencia de drogas a Guillermo Coppola, Tomás Simonelli y Héctor Cozza y de
comercialización de estupefacientes a Claudio Coppola.
Remitió al juzgado de Gabriel Cavallo que ya acusó a
Hernán Bernasconi en otra causa y pidió su juicio político las actuaciones para
que se investigue al juez federal de Dolores, su secretario y los policías que actuaban a
sus órdenes.
También ordenó encausar a los ex policías Gustavo Prellezo y
Sergio Camaratta.
En cuanto a Bernasconi, fue más duro que el fiscal: a los
siete delitos mencionado por Raúl Perotti asociación ilícita, privación
ilegítima de la libertad y violación de domicilio, entre otros sumó uno más
(abuso de autoridad).
Y también le pasó la pelota al Congreso: ordenó remitir
todas las actas en las que se incrimina a Bernasconi a las comisiones de Juicio Político
tanto de Diputados como del Senado.
Además, ordenó enviar la declaración de Camaratta que
dio su propia versión del caso Cabezas, por cuya muerte está acusado a la Cámara
de Dolores. |
MARADONA DEDICO EL DIA A CRITICAR AL JUEZ
FEDERAL
Que vaya a un calabozo
Por C. A.
Diego
Maradona llegó a Comodoro Py hecho un fuego. Tenía la facha de un púgil sin
entrenamiento y sobrealimentado. Parecía un Mano de Piedra Durán argentino,
exultante como si se casase su hija o la última de las hermanas solteras y él pagase la
fiesta. Llevaba puesta una campera de matelasé en satén negro y anteojos de divo. Así
anduvo, eléctrico, medio ronco, hinchado. Firmando autógrafos y escupiendo declaraciones
rabiosas, unos Exocet de su estilo. Dijo que el gobernador Duhalde ya lo dejó solo
a Bernasconi. Y que el presidente Carlos Menem, en su momento, le ofreció lo que
él quisiera, lo que estuviera a su alcance. A lo que él contestó: Mire,
Presidente, si acepto algo de usted voy a ser un corrupto más.
Había llegado último entre las visitas. Estaban ya en sus sitios su mujer, Claudia
Villafañe, y la de Coppola, María Fernanda Callejón. La una platinada, con un impecable
brushing a domicilio, y un tapadito de cabritilla. La otra, morocha, con un planchado
riguroso, despojada del gris judicial del martes, tenía un personal abrigo turquesa. A su
lado el hermano mayor de Coppola, Juan Carlos, un hombre enorme que camina con dificultad,
y es atendido cariñosamente por los Maradona, con la fidelidad de la familia napolitana.
Diego entró a la sala poco antes de las 10.30. Irrumpió ante fiscales y defensores
gastando al abogado de su manager, Alejandro Melik. ¡Qué hacés Bilardo!, le
largó para romper el hielo matinal, apuntando a lo obvio del tamaño de su nariz.
Enseguida cargó a Yayo Cozza, que el martes llegó tarde. Y a Paco Simonelli le dijo que
temprano lo había visto como personaje de Cablín, el canal para chicos. El buen humor se
le fue apenas le acercaron un micrófono y le mencionaron a Bernasconi. Lo máximo
que sacó de esto fue casarse, se burló, en referencia al matrimonio del juez con
la periodista Alicia Barrios, con quien se conoció por este caso.
En tren de imaginar qué buscaba Bernasconi al encarcelar a Coppola, Maradona opinó que
a lo mejor quería estar en el programa de Tinelli el próximo año, bailando al
lado de él. Imaginó destino también para Barrios: Por ahí está el año
que viene en el programa con Moria. Para él no ahorró veneno. Ojalá que le
den 26 (años), porque él gozó cuando metió en el calabozo a Guillermo. Y hasta
aclaró las instalaciones que preferiría: Si yo pudiera juzgarlo le daría
calabozo, como él se lo dio a mi amigo.
¿Qué le dirías si lo tuvieras cara a cara? le preguntó un
periodista.
Delincuente contestó.
Antes de enfrentar las cámaras que esperaban tras una reja en la vereda, Diego hizo
zaguán en la entrada a Tribunales. Una radio consiguió que se largara a hablar por
celular. Mientras se paseaba por el hall con esa estampa de chico malo, a su alrededor se
formó una medialuna de gente, que lo miraba como a una aparición. Cortó y fue hacia el
resto del clan, a un costado. Firmó una decena de autógrafos. Salió para enfrentar las
cámaras. Una nena de la calle se insultaba a sí misma por no haber conseguido esa firma
única. Y envidiaba a un recién liberado que consiguió el propio en un papel oficial.
Guacho, ¡eso es oro!, le dijo.
Antes de largarse a hablar ante el tumulto periodístico, Maradona ordenó a los
movileros, le llamó la atención a uno, y amenazó, caprichosamente, con irse, si no se
tranquilizaban a su alrededor. Comenzó por Menem: no sólo dijo aquello de que si
aceptaba su ayuda sería un corrupto más y que prefería ayudar a su amigo
con mi fuerza y mi plata. Le pegó también al Senado por ser tan
lerdo en la tramitación del juicio político a Bernasconi. Acá te la ponen,
y después no te la sacan más, simbolizó. Habló entonces de la imagen manchada de
su manager: Durante dos años y medio soportamos que digan que se comía los chicos
crudos, o que los tiraba de los helicópteros dijo buscando una imagen más
terrible. Eso lo hacían los militares y acá nadie dijo nada, reprochó.
Tres años de sufrimiento En lo personal quiero decir que fueron casi tres años de sufrimiento.
no sólo mío sino de mis hijas, de mi amigo Diego Maradona y de su familia. La gente se
colgaba y decía ahí va el traficante de drogas, el jefe de la banda... pero la banda era
otra y tiene a su jefe aún dictando justicia. Esas fueron las palabras de Guillermo
Coppola a la hora de hacer uso de su descargo, ayer a la mañana, antes de la sentencia
que lo absolvió de culpa y cargo a él y los otros tres imputados de la causa.
Antes del manager hicieron sus descargos los procesados Claudio Coppola, Tomás Simonelli
y Héctor Yayo Cozza. El primero, único acusado de comercialización, casi
cae de la silla cuando al sentarse se desarmó. El remisero que supuestamente vendía
droga a Coppola y sus amigos, pasó dos años en la cárcel. Se limitó a pedir justicia y
a reiterar su inocencia. Lo siguió en el turno Paco Simonelli: En estos años
sufrí demasiado pero aún confío en la Justicia y quiero decir que soy inocente.
Simonelli contó después que, como consecuencia de la prisión que sufrió por el caso,
no pudo saldar la hipoteca de su casa. Están a punto de rematársela.
Yayo Cozza aprovechó el descargo para decir: Me sentí una víctima del juzgado de
Dolores y de los policías Daniel Diamante y Antonio Gerace... pero quiero confiar en la
Justicia porque sé que soy inocente. Más tarde, después de la sentencia, Cozza se
abrazó a Maradona y cargó contra Bernasconi diciendo que al final queda claro que
fuimos sus víctimas. Como un montón más de personas a las que encarceló ilegalmente,
por eso tiene que estar preso. En mi caso la sentencia me emociona. En cuanto pudo
miró a cámara y le pidió perdón a sus dos hijos por haberlos hecho sufrir
durante dos años y medio. |
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