![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
![]() Salazar, un empleado de la Casa de Gobierno bonaerense a quienes todos llaman El Gitano, se había encargado en los días previos a la ceremonia de dar la mayor difusión mediática a la iniciativa y explicar su porqué. La leyenda dice que en ese lugar, en la noche de San Juan de 1883, una bruja de Tolosa celebró una fiesta de hechiceros. El aquelarre tuvo el fin de maldecir a todos los que ocuparan la gobernación de la provincia para que nunca llegaran a ocupar el sillón de Rivadavia. La hechicera, recordó el psíquico, actuó movida por pasiones políticas: era amiga de Julio Argentino Roca, en ese entonces enfrentado al fundador de La Plata, Dardo Rocha. Ambos aspiraban a la primera magistratura. Decidida a cortar el camino de Rocha a la Casa Rosada, la maga malvada y sus invitados dieron una vuelta a la plaza en dirección contraria a las agujas del reloj. También robaron y bebieron el vino y el champagne guardado para festejar el centenario del partido. Y, en medio de una verdadera bacanal, todos orinaron sobre la piedra fundamental de la flamante ciudad. Vi a Duhalde presidente, pero también sentí que debía romper con este hechizo, por lo que con un grupo de amigos de Nueva Generación organizamos esta ceremonia, sostuvo Salazar al tiempo que advirtió que desde entonces ningún gobernador bonaerense pudo llegar a la presidencia, a excepción de Bartolomé Mitre, que lo fue cuando la provincia aún estaba separada de la Confederación. El antimaleficio implicó realizar, punto por punto, lo contrario al ritual de hace 116 años. En los primeros minutos del día, Salazar dio la orden de encender las fogatas que celebran la noche de San Juan en un potrero de su barrio, ubicado en la esquina de 19 y 76 de La Plata. Los participantes aguardaron en torno de las hogueras a que los leños se consumieran. Después esparcieron los carbones encendidos en una franja de trece metros de longitud. Yo controlaré el temor alentó El Gitano a algunos elegidos, que caminaron descalzos sobre las brasas para limpiar sus espíritus. Cumplido este primer paso, todos se trasladaron a la plaza Moreno. Allí comenzaría el verdadero antimaleficio: el de las cenizas de las fogatas diseminadas sobre los veredones de la Municipalidad, la casa que ocupó Dardo Rocha y la catedral. Salazar murmuró después su conjuro, que según explicó consistió en frases en el sentido inverso de las que dijo la bruja y con el mismo número de palabras y vibraciones que ella dejó en la plaza. Por último, se derramó champagne sobre la piedra fundamental a modo de antídoto y, portando una bandera bonaerense y la imagen de San Juan, dio inicio a la caminata que desandaría los pasos del siglo pasado. El ritual se realizó sin la presencia de un solo dirigente político. El objeto de tanta devoción no pudo evitar que lo consultaran sobre el tema. No creo en absoluto en este tipo de cosas impulsadas por gente que seguramente busca notoriedad, dijo ayer Eduardo Duhalde a radio Mitre; pero, además, el planteo es una mentira, porque en la historia argentina ningún gobernador, salvo Menem, ha sido presidente. Ninguno, ni de la provincia de Buenos Aires ni de ninguna parte. Y ése es el núcleo a mi criterio del problema argentino: nos han gobernado inexpertos durante décadas. En la Cámara de Diputados bonaerense el tema se tomó con más sorna. Un fax enviado a las redacciones con un membrete de la Dirección deComunicación Institucional hizo un repaso del exorcismo. En su encabezamiento se leía Duhalde al gobierno ¿Cachavacha al poder?.
UN PERONISTA OPOSITOR PRESIDE EL SENADO EN
CORRIENTES
|