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Custodiado por la pelada pared del cementerio, una plaza y una populosa calle de restaurantes, el 1º de julio un nuevo complejo, el Village Cinemas, se sumará al ya establecido circuito del paseo de Recoleta. El centro tendrá 16 cines, con capacidad para albergar al mismo tiempo a 3700 personas y 460 autos, un patio de comidas y unos pocos locales comerciales. Y aunque no estarán las salas VIP que tanto se habían anunciado, entre las novedades que se trae, la más llamativa es la posibilidad de comprar las entradas telefónicamente. La preocupación de algunos vecinos y legisladores es cómo va a llegar toda esa gente al nuevo complejo en una zona que los fines de semana ya está atestada de paseantes. No es un shopping, no es un centro de entretenimiento, es un espacio de esparcimiento cultural y familiar, puntualiza Tomás Güeri, director ejecutivo de Village Cinemas. El nuevo complejo se levanta en Vicente López y Junín, revestido por planchas de vidrio verde y con un glamoroso interior hollywoodense, en cuyo centro flota una escultura de Marta Minujín: una gran cabeza partida. Como un pequeño iceberg, cinco de sus pisos se ocultan bajo tierra y otros cuatro salen a la superficie. En los subsuelos 5, 4, 3 y 2 está el estacionamiento. En el piso menos 1 hay 10 salas de cine, en la planta baja y los pisos 1 y 2 están el área comercial, el patio de comida, una área de juegos y las boleterías. Y en el tercer piso habrá 6 salas más, detalla Güeri. La idea es que les damos lo mejor al mismo precio que en cualquier cine, señala, retractándose de la idea primaria: crear varias salas VIP. Según Village Cinemas, las salas, cuya capacidad varía de 200 a 500 butacas, cuentan con una diferencia de cinco metros de altura de la primera a la última fila, con lo cual, se puede ver perfectamente bien de cualquier lugar. Además, los futuros visitantes se sentarán en butacas con diseño ergonométrico, con una separación de 1,20 metro entre fila y fila, para escuchar en una sala con la última tecnología en sonido. Con la idea de incorporarse al circuito del paseo Recoleta, la firma planea lanzar variados ciclos de cine y también dar lugar para debates, conferencias y eventos artísticos. Lo que seguramente incorporarán al barrio es un nuevo punto de congestión para sus cargadas calles. Si bien al momento de aprobado el expediente en la comuna no estaba reglamentada la ley 123 que obliga al estudio de impacto ambiental, la empresa encargó el propio y los números le cerraron. Fabio de Marco, director adjunto de Fiscalización de Obras y Catastro de la comuna, dijo a Página/12 que en general, las obras de esta magnitud generan mayor impacto negativo durante su construcción, luego las cosas se equilibran. Para Miguel Doy, legislador de Nueva Dirigencia, en cambio, habrá que esperar a la inauguración para evaluar la congestión urbana en un lugar donde ya habitualmente se arman nudos de transporte.
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