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La Iglesia yugoslava decidió revelar
desde el púlpito el horror de Kosovo

La Iglesia Ortodoxa Serbia se apresta a divulgar a la nación los crímenes de guerra que Slodoban Milosevic cometió en Kosovo, escalando su ofensiva contra el presidente.

Escenas de la destrucción que los sacerdotes ortodoxos pudieron comprobar en Kosovo.
Después de pedirle la renuncia a Milosevic, la Iglesia le prepara ahora un nuevo cañonazo.

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The Guardian de Gran Bretaña
Por Rory Carroll Desde Belgrado

t.gif (862 bytes) El muro de negación de Serbia sobre sus crímenes de guerra en Kosovo está por ser derrumbado por la Iglesia Ortodoxa Serbia, que secretamente decidió decirle a su rebaño que el alma de la nación fue manchada con la sangre de los albanos étnicos. Los líderes de la Iglesia se están preparando para regresar de la provincia a Belgrado y desafiar al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, admitiendo públicamente que las fuerzas serbias cometieron atrocidades. Los obispos y los sacerdotes están preparados para una reacción violenta de una población apabullada por los medios controlados por el Estado, viendo a Serbia como una víctima inocente de la OTAN y las agresiones albanesas.
La cabeza de la Iglesia, el patriarca Pavle, está shockeado por las evidencias de asesinatos, torturas y expulsiones que pudo ver desde que llegó a Kosovo la semana pasada. Junto con sus obispos, ha decidido romper el silencio de Serbia al declarar a algunos de sus compatriotas culpables de crímenes horribles. La jerarquía de la Iglesia hará el anuncio durante una conferencia de prensa la semana que viene, a pesar de las amenazas del gobierno, dijo Luka Novakovic, el diácono de la biblioteca de la Iglesia en Belgrado. Los oradores probablemente serán al reverendo Amfilohije, arzobispo de Crna Gora y Primorje, y el reverendo Artemije, obispo de Raska y Prizren.
Aun si los medios del “Estado ignoran el anuncio, se espera que el mensaje se difunda como un incendio de bosques, ya que la iglesia es una de las pocas instituciones que pueden comunicarse directamente con el pueblo. “En nuestros servicios el domingo, nuestros sacerdotes podrán decirle a la gente lo que pasó en Kosovo”, dijo fray Novakovic. “Nos enteramos de que algunos serbios hicieron cosas terribles en Kosovo y admitirlo es el primer paso para poder cambiar las cosas para bien. Es una cuestión de decir la verdad. No será posible mantenerlo en secreto, ya no más. La sociedad lo sabrá. Es nuestro deber. Es importante para un país saber la verdad. La tiene que saber, de lo contrario continuará sin confesar. Negarlo no va a salvar almas.”
Casi todos los serbios pertenecen a la fe ortodoxa y la mitad se dice que son practicantes. La Iglesia ya provocó el enojo de Milosevic al pedir su renuncia. Las estaciones de televisión controladas por el Estado y los diarios continuaron insistiendo ayer en que la OTAN y los terroristas albanokosovares cometieron los únicos crímenes. Serbia fue una víctima de agresión y merece miles de millones de dólares en ayuda para la reconstrucción, dijeron.
La decisión de la Iglesia de hablar llegó en un momento de crecientes ataques de albaneses étnicos contra monasterios, sacerdotes y monumentos ortodoxos. La jerarquía se quejó de que las tropas de la KFOR no hacen lo suficiente para proteger a los serbios que se asilan en seminarios y monasterios. La Iglesia calificó los incendios y los ataques como un nuevo Gólgota.
Nuevos desafíos al régimen de Milosevic surgieron ayer desde la oposición política y del descontento ejército reservista de Serbia. Los parlamentos serbios y federales yugoslavos en Belgrado votaron para levantar el estado de guerra del país, finalizando el toque de queda y las restricciones para viajar impuestas después que la OTAN comenzara a bombardear en marzo. Los restaurantes podrán estar abiertos hasta tarde y los hombres entre 18 y 60 años podrán viajar al exterior. Más significativo fue que las restricciones sobre las demostraciones públicas también se levantaron, dejando a los partidos de la oposición libres para movilizar el apoyo contra el régimen y luchar para adelantar las elecciones. Sin embargo, la oposición temía que el intento del gobierno de mantener varias medidas económicas de tiempo de guerra en leyes de tiempo de paz minaría las nuevas libertades. La Alianza Cívica, un grupo de 30 partidos, estuvo presionando para que se levantara el estado de guerra, acusando al régimen de prolongar la emergencia para apuntalar su poder. Pero existen dudas acerca de si podrá aprovechar esta moderación. Comprometiéndose a llevar a cabo dos manifestaciones mañana en Serbia central, la Alianza dijo que los próximos días y semanas ofrecían una rara oportunidad para medir el descontento con Milosevic. Sin embargo, la oposición no ha eliminado sus disputas internas ni la antipatía pública a varios de sus líderes, que resultaron en una pobre asistencia a sus reuniones.
La semana pasada, unos 100 reservistas bloquearon el camino de Kragujevacc a Topola durante varias horas hasta que se les prometió un aumento. Un reservista dijo: “No queremos que el Estado o el ejército nos deba, sólo queremos nuestro dinero”. En lugar de dinero, a algunos se les ofreció créditos para leña y carbón, ropa en tiendas de descuento del ejército y descuentos en las facturas de la electricidad y teléfono.
Traducción: Celita
Doyhambéhère

 

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KRUSHOV JR..
Un cero en democracia

“Los enterraremos”, había sido la poco delicada expresión que el difunto premier soviético Nikita Krushov (foto) había dirigido a Estados Unidos durante una etapa de tensiones en el tiempo que duró su mandato (19581964). Bueno, parece que fue exactamente al revés, a tal punto que el hijo de Krushov, Sergei, de 63 años, y su esposa, Valentina, aprobaron ayer el examen para convertirse en ciudadanos norteamericanos. Eso sí, los resultados no fueron totalmente impecables, ya que de las 20 preguntas planteadas, el hijo de Nikita falló en una respuesta. Interrogado sobre el tipo de régimen político imperante en EE.UU, Krushov contestó “el presidente y el gabinete”, cuando debía haber dicho “la democracia”. Igual zafó, pero los inclinados al devaneo psicoanalítico pueden ver en el error un fallido: menos mal que Krushov Jr. no contestó: “El secretario general y el Politburó”. El mismo aplicante confesó su error avergonzado ante la CNN, mientras explicaba que había postulado para la ciudadanía porque lo consideraba “un deber cívico” y porque “nuestros corazones están aquí”. Sergei Krushov y su esposa Valentina Golenko emigraron a Estados Unidos en 1991 y viven en Rhode Island, donde él ejerce como profesor en Brown University. Krushov padre, que una vez llegó a patear enfurecido con su zapato el atril donde hablaba en la ONU, debe estar retorciéndose en su tumba.

 

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