|
Después de la guerra, la prioridad es el orden. La cúpula de la OTAN llegó ayer a Kosovo entre aplausos y abrazos para analizar desde el lugar de los hechos el desarrollo de la misión de paz aliada. Las dos principales figuras de la ofensiva aérea contra Yugoslavia el secretario general de la OTAN, Javier Solana, y el comandante supremo de la Alianza, el general norteamericano Wesley Clark se reunieron son representantes albaneses y serbios para intentar acordar una fórmula de convivencia multiétnica en la provincia serbia, donde continúan las matanzas de serbios a manos del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK). Los dirigentes atlantistas llegaron ayer a Pristina, donde fueron recibidos como héroes por miles de albaneses que los abrazaron y les besaron las manos al grito de ¡OTAN! ¡OTAN!. La cúpula aliancista se reunió en la sede local de las Naciones Unidas con dirigentes albaneses -entre los que se encontraba el líder del UCK, Hachim Taci y serbios, que estuvieron representados por el arzobispo de Prizren, una ciudad controlada de hecho por el UCK. Los dos líderes se dieron la mano y acordaron seguir hablando, comentó Solana, y agregó que el encuentro fue una muestra de esperanza para el futuro. Solana instó a los serbios a quedarse en Kosovo y les prometió protección y seguridad. Nadie necesita abandonar Kosovo. La KFOR se ocupará de ustedes para ayudarlos a construir una sociedad democrática y multiétnica aseguró. La paz no puede ser construida sobre el pasado y la venganza. Clark y Solana se reunieron después con el comandante de las tropas de la fuerza internacional de paz (KFOR), el general británico Michael Jackson, y con el representante especial de las Naciones Unidas Sergio Vieira de Mello, ante quienes justificaron los ataques aliados. Creemos que la OTAN tenía que actuar como actuó. Creo que la evidencia de fosas comunes es una confirmación de las cosas terribles que se cometieron aquí, sentenció Clark. Pero en Kosovo la tensión entre albaneses y serbios sigue en aumento aun bajo la presencia de la fuerza de paz. Ayer se encontraron en Pristina otros tres serbios muertos, atados y con señales de tortura, en el edificio de la Facultad de Economía. Según denunció el padre Sava, un responsable de la Iglesia Ortodoxa serbia, unos 50 serbios fueron asesinados y otros 140 fueron secuestrados por el UCK desde el inicio del repliegue de las fuerzas yugoslavas el 12 de junio. Los serbios viven un verdadero calvario en Kosovo, advirtió. Los problemas de la KFOR para lograr el control en la provincia serbia llevaron a la ONU a instar a los países de la OTAN a que pongan policías civiles a su disposición rápidamente. Necesitamos ahora una capacidad de mantenimiento del orden antes de que se produzca una situación de desorden, advirtió el vocero Fred Eckhard. El general Clark ya había adelantado el miércoles que los 55.000 soldados previstos para la KFOR podrían no ser suficientes para garantizar la seguridad, y pidió que los países aceleren al máximo el despliegue de tropas. Pero Belgrado también tiene dificultades. Mientras el Parlamento Federal aprobó ayer el levantamiento del estado de guerra que prohibía las movilizaciones y que ahora podría facilitar los reclamos en contra del gobierno, unos 200 reservistas de la 125ª Brigada del Ejército yugoslavo iniciaron una protesta ante la falta de pago de sus sueldos. Los reservistas que bloquearon varias rutas y puentes en Serbia y no acataron el llamado de regresar a sus cuarteles recibieron el apoyo del liberal Vuk Draskovic, uno de los principales líderes de oposición y ex funcionario del gobierno de Milosevic, que aseguró que merecen su paga por su esforzado servicio a la patria durante la guerra. El Parlamento aprobó levantar además las disposiciones de emergencia excepto el control de precios impuestas desde que la OTAN inició los bombardeos el pasado 24 de marzo. El primer ministro yugoslavo Momir Bulatovic aprovechó la ocasión para pedir a la Unión Europea que levante las sanciones económicas impuestas a su país, y que Yugoslavia seaadmitida nuevamente en las Naciones Unidas. Pero aseguró que la normalización de las relaciones no será fácil por la participación de esas naciones en los bombardeos aéreos contra Yugoslavia, que causaron tantos daños materiales y pérdidas de vidas, y por los cuales demandó una compensación económica de las potencias atlantistas.
AYER, LA PRIMERA INVESTIGACION La cinta
amarilla de plástico con el lema Escena del crimen. No entrar, escrito en
inglés, debería rodear todo Kosovo. Ayer, sólo acordonaba 30 metros de la calle Milos
Guilich Ejup Cermjani en albanés de la localidad de Dakovika, en la zona bajo
responsabilidad de la brigada ítalo-española de la KFOR. En medio de la manzana
clausurada se encuentra la casa de Luezim Veysa. El y otros 19 miembros de su familia
12 niños y siete mujeres fueron asesinados el pasado 1º de abril por
paramilitares serbios. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPI) ha
incluido esta matanza en el acta de acusación contra Milosevic y el FBI empezó ayer a
investigarla. Es su primer caso en Kosovo y la primera vez también que actúa como
policía judicial de un tribunal internacional.
|