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LOS JEFES DE LA OTAN, VITOREADOS EN KOSOVO
Cómo desarmar a un ex amigo

Ayer aparecieron tres nuevos cadáveres de serbios y la Iglesia Ortodoxa denunció que había 50 muertos y 140 desaparecidos. La tarea es desarmar al UCK, pero igual ayer hubo jolgorio en Kosovo.

Javier Solana (centro) y el general Wesley Clark reciben la calidez albanokosovar.
Pero el jefe militar de la OTAN ha pedido refuerzos urgentes para frenar las venganzas étnicas.

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t.gif (862 bytes)  Después de la guerra, la prioridad es el orden. La cúpula de la OTAN llegó ayer a Kosovo entre aplausos y abrazos para analizar desde el lugar de los hechos el desarrollo de la misión de paz aliada. Las dos principales figuras de la ofensiva aérea contra Yugoslavia –el secretario general de la OTAN, Javier Solana, y el comandante supremo de la Alianza, el general norteamericano Wesley Clark– se reunieron son representantes albaneses y serbios para intentar acordar una fórmula de convivencia “multiétnica” en la provincia serbia, donde continúan las matanzas de serbios a manos del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK).
Los dirigentes atlantistas llegaron ayer a Pristina, donde fueron recibidos como héroes por miles de albaneses que los abrazaron y les besaron las manos al grito de “¡OTAN! ¡OTAN!”. La cúpula aliancista se reunió en la sede local de las Naciones Unidas con dirigentes albaneses -entre los que se encontraba el líder del UCK, Hachim Taci– y serbios, que estuvieron representados por el arzobispo de Prizren, una ciudad controlada de hecho por el UCK. Los dos líderes “se dieron la mano y acordaron seguir hablando”, comentó Solana, y agregó que el encuentro fue “una muestra de esperanza para el futuro”. Solana instó a los serbios a quedarse en Kosovo y les prometió protección y seguridad. “Nadie necesita abandonar Kosovo. La KFOR se ocupará de ustedes para ayudarlos a construir una sociedad democrática y multiétnica –aseguró–. La paz no puede ser construida sobre el pasado y la venganza.”
Clark y Solana se reunieron después con el comandante de las tropas de la fuerza internacional de paz (KFOR), el general británico Michael Jackson, y con el representante especial de las Naciones Unidas Sergio Vieira de Mello, ante quienes justificaron los ataques aliados. “Creemos que la OTAN tenía que actuar como actuó. Creo que la evidencia de fosas comunes es una confirmación de las cosas terribles que se cometieron aquí”, sentenció Clark.
Pero en Kosovo la tensión entre albaneses y serbios sigue en aumento aun bajo la presencia de la fuerza de paz. Ayer se encontraron en Pristina otros tres serbios muertos, atados y con señales de tortura, en el edificio de la Facultad de Economía. Según denunció el padre Sava, un responsable de la Iglesia Ortodoxa serbia, unos 50 serbios fueron asesinados y otros 140 fueron secuestrados por el UCK desde el inicio del repliegue de las fuerzas yugoslavas el 12 de junio. “Los serbios viven un verdadero calvario en Kosovo”, advirtió.
Los problemas de la KFOR para lograr el control en la provincia serbia llevaron a la ONU a instar a los países de la OTAN a que pongan policías civiles a su disposición rápidamente. “Necesitamos ahora una capacidad de mantenimiento del orden antes de que se produzca una situación de desorden”, advirtió el vocero Fred Eckhard. El general Clark ya había adelantado el miércoles que los 55.000 soldados previstos para la KFOR podrían no ser suficientes para garantizar la seguridad, y pidió que los países “aceleren al máximo el despliegue de tropas”.
Pero Belgrado también tiene dificultades. Mientras el Parlamento Federal aprobó ayer el levantamiento del estado de guerra –que prohibía las movilizaciones y que ahora podría facilitar los reclamos en contra del gobierno–, unos 200 reservistas de la 125ª Brigada del Ejército yugoslavo iniciaron una protesta ante la falta de pago de sus sueldos. Los reservistas –que bloquearon varias rutas y puentes en Serbia y no acataron el llamado de regresar a sus cuarteles– recibieron el apoyo del liberal Vuk Draskovic, uno de los principales líderes de oposición y ex funcionario del gobierno de Milosevic, que aseguró que “merecen su paga por su esforzado servicio a la patria durante la guerra”.
El Parlamento aprobó levantar además las disposiciones de emergencia –excepto el control de precios– impuestas desde que la OTAN inició los bombardeos el pasado 24 de marzo. El primer ministro yugoslavo Momir Bulatovic aprovechó la ocasión para pedir a la Unión Europea que levante las sanciones económicas impuestas a su país, y que Yugoslavia seaadmitida nuevamente en las Naciones Unidas. Pero aseguró que la normalización de las relaciones no será fácil “por la participación de esas naciones en los bombardeos aéreos contra Yugoslavia, que causaron tantos daños materiales y pérdidas de vidas”, y por los cuales demandó una compensación económica de las potencias atlantistas.

 


 

AYER, LA PRIMERA INVESTIGACION
El TPI abre operaciones

t.gif (862 bytes) La cinta amarilla de plástico con el lema “Escena del crimen. No entrar”, escrito en inglés, debería rodear todo Kosovo. Ayer, sólo acordonaba 30 metros de la calle Milos Guilich –Ejup Cermjani en albanés– de la localidad de Dakovika, en la zona bajo responsabilidad de la brigada ítalo-española de la KFOR. En medio de la manzana clausurada se encuentra la casa de Luezim Veysa. El y otros 19 miembros de su familia –12 niños y siete mujeres– fueron asesinados el pasado 1º de abril por paramilitares serbios. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPI) ha incluido esta matanza en el acta de acusación contra Milosevic y el FBI empezó ayer a investigarla. Es su primer caso en Kosovo y la primera vez también que actúa como policía judicial de un tribunal internacional.
Dos decenas de agentes federales tomaron ayer por la mañana la vivienda de la familia Veysa. Llegaron en dos Chevrolet de seis ruedas y remolque incorporado. Con camuflaje, gafas de sol y gorras con visera, empezaron a descargar sus equipos: picos y palas, un grupo electrógeno, cámaras fotográficas y grandes arcones metálicos. Su misión consiste en reunir evidencias sobre la autoría de la masacre y elevar lo antes posible un informe preliminar al TPI de La Haya.
A este lado del cordón militar, entre los curiosos, se encontraba un sobrino del difunto Luezim. Cuenta que salvó la vida porque la noche del crimen se ausentó de la casa y que dentro quedan todavía algunos cadáveres calcinados. Nadie pudo ver a los asesinos, pero tampoco nadie duda de quiénes fueron: los chetniks. A dos calles de distancia está la vivienda de su cabecilla local, Ivan Chilico. Ahora la ocupa una familia de albanokosovares, ya que él huyó del pueblo con las tropas yugoslavas.

 

LO QUE VIENE

MEDIO ORIENTE
Duelo al sol en el Líbano

Preventiva, la guerrilla fundamentalista libanesa de Hezbolah disparó en la noche del jueves varias salvas de cohetes Katiusha contra el norte de Israel, provocando al menos dos muertos del lado israelí. Lo que tratan de torpedear, ahora que ha ganado las elecciones israelíes el laborista negociador Ehud Barak, es una suerte de gran acuerdo israelí con Siria -que controla el Líbano– que los deje a ellos como el pato de la boda. La respuesta israelí no se hizo esperar y la aviación hebrea bombardeó ayer durante todo el día la central eléctrica de Jamhur, cerca de Beirut, sobre la base del principio de que el gobierno del Líbano –en realidad, un protectorado de Siria, que mantiene en el Valle de Bekáa una división de 4000 soldados– debe hacerse responsable de lo que hagan los grupos terroristas que alberga en su territorio. Hubo al menos tres muertos y 10 heridos en esta operación de represalia. Es probable que este tipo de provocaciones continúe, a menos que Siria se interponga.

PAKISTAN
Kashmir es mío, mío, mío

Pakistán hizo ayer una de sus mayores apuestas en la escalada de amenazas mutuas con la India, al reivindicar su derecho a controlar la totalidad de la disputada región de Kashmir. “Kashmir formará algún día parte de Pakistán –amenazó el primer ministro Nawaz Sharif a su contraparte india Atal Behari Vajpayeee (foto)–. Queremos la paz, pero defenderemos nuestras fronteras geográficas e ideológicas a cualquier precio”. “Lo que está ocurriendo en el norte de Kashmir es una traición paquistaní”, retrucó el ministro indio de Relaciones Exteriores, Jaswant Singh. Consciente de la amenaza de una inminente guerra atómica que promete exceder los límites regionales, la Unión Europea instó ayer a los vecinos nucleares a que “negocien cuanto antes una tregua y eviten nuevas intrusiones”. India acusa a Pakistán de apoyar a “intrusos” infiltrados en el sector indio de Kashmir, pero Islamabad asegura que son “combatientes por la libertad” de la región. El ministro indio del Interior, L.K. Advani, señaló anteayer a Pakistán como un “Estado irresponsable” y advirtió que no se puede descartar una cuarta guerra entre ambos países.

 

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