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 El fútbol
argentino está en crisis estructural. De violencia y seguridad, ni hablar.
Económicamente, los clubes hacen agua y se van a pique en fila; los jugadores son
turistas de maletas veloces; las copas no copan a nadie, los campeonatos son tan cortos
que se abren y cierran sin calzar exactamente en ningún año y hay un campeón a cada
rato. Está todo mal. Por eso la semana pasada la AFA consultó a expertos españoles que
no hicieron otra cosa que proponer que se haga acá lo que se hace allá, que no es tan
difícil de concebir, ya que coincide bastante con el sentido común y lo que en cualquier
café futbolero se propone sin asesorías mediante: volver al campeonato largo e
“inventar” una Copa Argentina o algo así a la manera de las europeas, que
incluya a los equipos del Nacional B, por ejemplo. Bien: AFA lo hizo. Propuso y puso a discusión un modelo de nueva organización draconiana de los torneos a partir del 2000/01: campeonato único Primera de 38 fechas, con campeón a la Libertadores y liguilla de ocho equipos para el resto de las plazas para los torneos sudamericanos, con dos descensos fijos (siguen los promedios) y dos por promoción; Copa Argentina con 18 de Buenos Aires y 18 del Interior; una Segunda de 20 equipos todos contra todos que substituye a la Primera B Nacional con un golpe de cirugía mayor: serán trece menos que ahora. Este último dato provocó la respuesta de los dirigentes de Ascenso que pidieron en la reunión del Comité Ejecutivo del miércoles que la poda sea gradual. Pero la reforma propuesta –que tiene grados de aceptación diferentes entre los grandes clubes– no se refiere sólo a aspectos formales de estructura de campeonatos sino que avanza sobre las nuevas reglas de juego para las entidades y los dirigentes, sobre todo en cuanto al manejo de un presupuesto de hierro, con cupos de profesionales, por ejemplo: los de Primera no tendrán más de 25, los de Segunda, entre 15 y 20. Y ahí es donde se manifestó, ayer, la gremial de los jugadores. Carlos Della Savia, dirigente de Futbolistas Argentinos Agremiados, se mostró disconforme, en declaraciones radiales, con aspectos del plan de modernización del fútbol. “FAA no está ajeno a los cambios que contempla este proyecto. Después de una rápida lectura, objetamos la reducción del cupo de futbolistas profesionales y de clubes para los torneos”, señaló. Más allá de no ser terminante sobre las reformas en ciernes (“Todo se puede conversar por el bien común del fútbol argentino”) y admitirlas como “razonables en términos generales”, el gremialista dijo que las disposiciones del plan deben adecuarse a “las convenciones colectivas de trabajo” para que “no lesionen la actividad profesional del jugador”. Consideró que “los clubes deben adaptar los contratos a su capacidad de pago. Su presupuesto debe estar de acuerdo con cada erogación”, pero al mismo tiempo reiteró que el achicamiento en el número de futbolistas y de clubes participantes de los certámenes conlleva pérdida de puestos de trabajo para sus afiliados, con el consiguiente perjuicio. Della Savia cuestionó también la calificación de “torneo semiprofesional” para una de las categorías de ascenso: “Es un término que no acabamos de entender, porque son claros los reglamentos cuando hablan de profesionales y amateurs...” Y finalizó así: “Estamos de acuerdo en que los clubes se manejen con seriedad en cuanto a sus presupuestos; lo cual no implica la reducción de contratos profesionales”.Hay un conflicto en puerta.
El JUEZ ESPERA QUE FIRME El CONTRATO
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