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Por Claudio Zlotnik El plan Brady no tiene consenso. Lejos de calmar a los empresarios, el plan de refinanciación de deudas para las compañías morosas --lanzada por el Banco Central-- crispó a los industriales. Disgustados con la medida, los dirigentes de la Unión Industrial lanzaron duras críticas contra Pedro Pou. Y ya pidieron audiencia con Roque Fernández. Paralelamente, los diputados del justicialismo apurarán la sanción de un proyecto de ley que está más a tono con los deseos de los hombres de empresa. Pou "se sienta del otro lado del mostrador. Mira el desastre de los empresarios (endeudados), que para él son imprudentes, y trata de que no le saquen nada" al Estado, dijo, desencantado, José Ignacio De Mendiguren, secretario general de la UIA. Los empresarios se oponen a varios puntos del plan de refinanciación. Por un lado, no quieren que el Central sea elitista permitiendo que sólo se puedan adherir aquellas compañías con pasivos menores a 200 mil pesos por banco. Por el otro, sostienen que la tasa máxima del 15 por ciento anual que las empresas deberán pagar sobre el saldo de sus deudas es excesiva. Además, se resisten a que la recalificación crediticia de las pymes que se acojan al programa no sea automática, algo que les permitiría reingresar al sistema financiero. Desde el BC explicaron los motivos de la cautela: "Debemos evitar malos entendidos con los inversores extranjeros. Si en el exterior ven que el Estado aparece como enfermero de las pymes, emitiendo un bono, y dándoles a los bancos una liquidez ficticia podríamos quedar mal parados. Y estamos en medio de una crisis", comentaron a este diario en la entidad rectora. El plan elaborado por el Central consta de tres capítulos: * La pyme compra un bono emitido por Economía --a 5, 10, 15 o 20 años--por aproximadamente el 10 por ciento de la deuda. Durante ese lapso debe pagar sólo los intereses, a una tasa nunca superior al 15 por ciento anual que es fijada por los bancos. * O bien, la empresa anticipa a las entidades entre 10 y 15 por ciento de la deuda y refinancia el resto, en cuotas iguales, a un término de entre 3 y 10 años. La tasa es similar que en el otro plan, pero en este caso debe pagar el capital más los intereses. * Además, las pymes pueden pedirle al banco un crédito de entre 5 y 20 por ciento de la deuda. Este préstamo les permitiría ingresar a cualquiera de los dos programas. Según creen en la UIA, bajo estos planes, una pyme con la peor calificación tardaría entre cinco y siete años y medio para normalizar su relación con el sistema financiero. "Es mucho tiempo", comentan. Además de visitar a Roque para pedirle cambios a la norma, los industriales tienen previsto ir al Congreso la próxima semana. Están esperanzados con que el PJ y la Alianza conviertan en ley el proyecto de refinanciación que, a diferencia de la propuesta del Central, no impone topes y prevé recalificaciones automáticas. "Esperamos votarlo dentro de diez días", confió a Página/12 Esteban Dómina (PJ), el autor de la iniciativa.
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