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Por Mariana Carbajal Vendieron su casa y todos sus bienes en Copenhague y se compraron un ómnibus inglés, de dos pisos. Lo equiparon y, desde agosto de 1997, se convirtió en su nuevo hogar. A dos años de su partida, ya acumulan más de 50.000 kilómetros. Atravesaron Europa, Medio Oriente, Africa y Sudamérica. El matrimonio danés de Niels y Charlotte Zeeberg no pretenden batir ningún record al frente del volante. Son artífices de un singular proyecto humanitario: recorren el mundo, junto a sus dos pequeños hijos y 5 voluntarios, para denunciar que la tortura sigue siendo una práctica estatal en más de un tercio de los 185 países miembros de la ONU y en otros siete. Ahora están en Buenos Aires y compartieron con Página/12 sus experiencias. De Turquía nos echaron después de dar una conferencia de prensa y fuimos declarados personas no gratas por informar que allí se sigue torturando, reveló Niels, de 33 años, quien se mostró sorprendido por la inexistencia de programas gubernamentales en la Argentina para asistir a los sobrevivientes de torturas de la última dictadura militar. Stop Torture Omnibus, es el nombre del programa creado por los Zeeberg. La leyenda está pintada en el exterior del ómnibus, que estuvo parado en las últimas semanas en un taller mecánico, en las afueras de Munro, donde le realizaron unos cuantos ajustes. Y le cambiaron el color: perdió el rojo rabioso que los acompañó desde que salieron de Copenhague y ahora luce un brillante amarillo. La mitad de la población del mundo vive en países con gobiernos que aplican torturas, se lee en inglés en un lateral del vehículo. El objetivo del matrimonio es atravesar todos los países donde existe la tortura y también aquellos en los que hay centros de tratamiento a las víctimas de esta práctica. En Buenos Aires se contactaron con el Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial (Eatip), que se dedica a brindar asistencia a familiares de desaparecidos y sobrevivientes de los campos de concentración de la última dictadura militar. El Eatip forma parte del Consejo Internacional de la Rehabilitación para las Víctimas de la Tortura (IRCT), una red de 126 entidades que prestan un servicio similar en diversas regiones del mundo. Niels es economista y trabajó varios años en el primer centro del IRCT, que se creó en 1972 en la capital danesa, y donde se atendieron decenas de exiliados argentinos y chilenos en la década del 80. Su esposa, también de 33 años, es enfermera. En la mayoría de los casos es la misma policía la que ejerce la tortura, señaló Niels. Una de las metodologías de tortura que más lo impactó es la que escucharon que se aplica en Turquía. Ponen a las personas en situaciones imposibles: los obligan a elegir, por ejemplo, entre que se le corte la mano a su mejor amigo o que diez hombres violen a su mujer y si no optan por ninguna de las dos, ejecutan ambas, describió el economista. Precisamente, luego de dar una conferencia de prensa en la plaza principal de Estambul, los obligaron a desplazarse hacia la frontera con Siria, escoltados por guardias de seguridad y fueron declarados personas no gratas. En Siria no pudimos realizar ninguna actividad porque la policía nos siguió a todos lados, precisó Charlotte. En su paso por Africa, llegaron a Uganda, Ruanda, Kenia, Zambia y Sudáfrica, entre otros países. Entre los voluntarios que los acompañan en esta aventura hay un camarógrafo profesional que, entre enero y setiembre de 1998, registró testimonios de víctimas de tortura para un video sobre el proyecto. El material fue la base para una tesis científica que Niels acaba de presentar en el Instituto de Ciencias de la Salud Pública de la Universidad de Copenhague, donde realizó una maestría. Hace dos años que el matrimonio y sus dos hijos Soren, de 4, y Laura, de 3 viven en el micro. El vehículo está perfectamente equipado y es confortable. Tiene cuatro computadoras y una biblioteca con más de 300 libros. El 10 de julio seembarcan rumbo a Houston, para emprender un periplo por Estados Unidos y Canadá y seguir por México y Centroamérica. Piensan concluir el viaje en el 2001.
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