La escena consta en un sumario militar (Letra: 4I7, Nro: 0035,
Cde: 1, Comando de la IVta. Brigada de Infantería Aerotransportada) y fue sin duda
extraordinaria. La describió el 25 de julio de 1977 a las 9.00 horas el entonces teniente
coronel Horacio Oscar Lullo, jefe del IV Grupo de Artillería Aerotransportada con asiento
en Córdoba, ante el teniente coronel Angel Renée Médici, oficial comisionado de la
justicia de instrucción militar. Preguntado acerca de las actividades que Aníbal Gordon
y su gente habían llevado a cabo ese año en relación con su unidad, el teniente coronel
Lullo respondió que sólo eran "protocolares evidenciando en todo momento
corrección en sus procederes, gran conocimiento de la lucha contra la subversión, de las
actividades del partido comunista y un alto espíritu ofensivo en el accionar contra la
subversión, granjeándose de esta manera el reconocimiento de los cuadros". La
escena: "Ante esta situación --precisa el teniente coronel Lullo-- se concretó una
clase ilustrativa al respecto. La referida clase fue presidida por el declarante,
evidenciándose amplio conocimiento por parte del señor ESCURRA (uno de los tantos
alias de Gordon) y sus acompañantes sobre los tópicos que se desarrollaron dejando
en poder del dicente para ulteriores estudios el gráfico que pone a la vista del oficial
comisionado. La clase fue desarrollada en presencia de todos los cuadros de la Unidad,
formulándose al término de la misma preguntas, por parte de los asistentes, que fueron
respondidas a entera satisfacción de los requirentes".
Desde luego: los "tópicos" de "amplio conocimiento" por
Escurra/Gordon fueron acumulándose a lo largo de su vasta experiencia delictiva y
también con la pluricriminalidad que practicó en compañía de la banda que dirigió en
Automotores Orletti: secuestros extorsivos, secuestro-tortura-asesinato-desaparición del
cadáver de centenares de prisioneros que pasaron por ese campo clandestino de detención,
robo de niños nacidos y por nacer. He aquí a un delincuente común invitado por un
teniente coronel del Ejército argentino a enseñar sus métodos a "todos los
cuadros" del IV Grupo de Artillería Aerotransportada, "a entera satisfacción
de los oyentes". Eso no califica al profesor: habla de la disposición de los
alumnos, oficiales del III Cuerpo de Ejército a órdenes del general Luciano Benjamín
Menéndez. ¿Qué doctrina habrán aprendido esos cuadros en el Liceo Militar y/o la
Escuela Superior de Guerra, por ejemplo en materia de honor militar?
Aníbal Gordon mantenía secuestrado en Córdoba, en una casa del barrio Las Carolinas, al
cambista Pedro León Zavalía, por cuyo rescate pedía un millón de dólares. No careció
de ayudas de la unidad mencionada: colchones y mantas para sus hombres, un teléfono de
campaña, permiso para usar los teléfonos del cuartel a fin de comunicarse con miembros
de la SIDE en Buenos Aires. Tampoco le faltó contacto social: almuerzos con el personal
superior del IV Grupo en la misma casa donde se hallaba el secuestrado --convenientemente
sustraído a la vista de los comensales--, gentileza que el teniente coronel Lullo
retribuyó invitando a Gordon y a sus "expertos" a una cena "al término de
la cual se le entregaron objetos recordatorios en agradecimiento por la clase que habían
desarrollado para el personal de los cuadros en anterior ocasión". Nobleza obliga.
Para el teniente coronel Lullo, Gordon "estaba cumpliendo con una misión
patriótica" y su confianza en éste y sus hombres se apoyaba en que "revelaron
gran conocimiento e incluso familiaridad con personal superior en actividad y en retiro,
de la Fuerza y otras Fuerzas Armadas entre los que recuerda en estos momentos que fueron
citados: el General VILAS, el General BUASSO y MUJICA, General PALADINO, General DIAZ
BESSONE, Coroneles TERRILE y MITCHEL y Jefes directos de los visitantes Teniente Coronel
VISUARA, Mayor CALMON y Capitán CABANILLAS, lo que despejó cualquier duda respecto al
destino y actividad de esta gente (la de Gordon)". Lo cual, a su vez, despeja
cualquier duda acerca del "destino y actividad" de los militares mencionados.
Por ejemplo, el hoy coronel (R) Rubén Víctor Visuara, alias Del Viso durante su largo
paso por la SIDE.
El coronel (R) Visuara estaba en 1976 al frente de la OT 1, el organismo de la SIDE del
que dependía la OT 18, Automotores Orletti. Con el mayor Calmon y el capitán Cabanillas,
subordinados suyos, fue jefe directo de la banda de Gordon, como certificó una vez más
el teniente coronel Lullo. Por ende, también él es responsable mediato del asesinato de
mi hijo, la desaparición de mi nuera y el robo de mi nieta o nieto. Y no sólo: fue
denunciado ante la CONADEP (legajo 7169) como responsable en los años 1978/79 del COT
(comando de operaciones tácticas) y los grupos de tareas del Area 112, que abarcaba siete
partidos de la provincia de Buenos Aires y en la que se ha verificado --hasta ahora-- la
desaparición de 473 personas. El diario paceño Hoy reveló el 26 de julio de 1983
que el coronel (R) Visuara fue uno de los militares argentinos que colaboraron con el
"Golpe de la Cocaína" que el 17 de julio de 1980 propinó en Bolivia el general
García Meza a la presidenta Lidia Gueiler. A mediados del '83 ordenó el secuestro de
Patricio Kelly, según declaró Aníbal Gordon ante la Justicia el 24 de agosto de 1987,
poco antes de morir. En su edición del 19 de abril de 1999, Página/12 informó
que el ex jefe de Gordon revista hoy en la SIDE como encargado de la custodia de su
titular, el Dr. Hugo Anzorreguy, en el quinto piso que éste ocupa en su cuartel general.
Lo curioso no es que el Dr. Anzorreguy contrate los servicios del coronel (R) Visuara: la
SIDE está muy poblada de represores como Eduardo Alfredo Ruffo, ladrón de niños en
Orletti. Se trata de una política y consiste en mantener en actividad en democracia a los
que fueron actores de la dictadura militar. La Operación Cóndor continúa, a nivel
latinoamericano ahora, en las propuestas cada vez más militares del ministro civil Carlos
Corach. Esto indigna, pero no asombra: la globalización de la miseria exige un aparato
represivo y de inteligencia preparado para ahogar cualquier protesta popular. Lo que
asombra es otra cosa; el coronel (R) Visuara fue reincorporado a la SIDE con la anuencia
--implícita o explícita-- del Poder Ejecutivo. La Justicia no lo cita a declarar por su
responsabilidad mediata en el robo de un bebé nacido en cautiverio. Las comisiones
pertinentes del Congreso no se preocupan por su presencia --y la de otros genocidas-- en
la SIDE. Y encima, el jacquet que lució en la boda de su hijo fue tal vez costeado por el
presupuesto nacional. Como si a la sociedad argentina no la estuvieran obligando a pagar
tantas cosas todavía.
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