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DIALOGO CON MANUEL MARIN, VICE DE LA  UNION
Ni musulmanes ni asiáticos: latinos

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El País
de Madrid

Por Walter Oppenheimer
t.gif (862 bytes)  Relajado después de que Francia retirara su veto a las negociaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, el comisario Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión Europea, español y socialista, confía en que la primera cumbre entre América latina y la UE, que se inicia hoy, sea “un lugar de encuentro” para reflexionar sobre problemas comunes.
–¿Qué puede esperar Europa de la cumbre de Río?
–Pretendemos consolidar la estrategia hacia América latina que se definió en 1995 en la cumbre europea de Madrid.
–¿En qué se basa esa estrategia?
–En articular un diálogo político con el conjunto del continente a través del Grupo de Río, pero desarrollando ya en el plano concreto de la cooperación económico-financiera un conjunto de iniciativas tendientes a favorecer la integración regional que se estaba produciendo naturalmente en el continente y a responder de una manera flexible a los distintos grados de integración. Entonces lanzamos esa estrategia, con la frase “Hay una América latina, pero dentro de ella hay varias”. Venimos a la Cumbre con la idea de consolidar ese ejercicio que nació en 1995.
–¿Qué se ha hecho desde 1995?
–En el plano horizontal se ha progresado mucho en el diálogo político con el grupo de Río. Es un continente con el que compartimos valores. No hay problemas como en otras áreas de cooperación, donde existen clivajes religiosos o culturales y hay diferentes visiones de democracia, de derechos humanos. Ese problema ya no existe con América latina. No hay valores latinos confrontados a valores europeos como los hay musulmanes o asiáticos frente a valores europeos.
–¿Y en el plano concreto?
–Con el Mercosur y Chile, afortunadamente el martes se terminó resolviendo la única laguna que teníamos, de modo que se pondrán en marcha las negociaciones de libre comercio el 1º de julio del 2001.
–¿Qué objetivos concretos tiene la cumbre de Río?
–Las cumbres de jefes de Estado no sirven para solucionar problemas concretos, no están hechas para eso. Son un lugar de encuentro. Lo más positivo es que se trata de la primera cumbre. Eso va a permitir discutir, plantear temas de presente y de futuro, evaluar los resultados de las crisis, estudiar una futura responsabilidad del euro, las reglas que se necesitan en materia de vigilancia y solución de las crisis financieras internacionales, la reforma de Naciones Unidas. Son cosas de las que se puede hablar, trazar perfiles, pero no tomar decisiones concretas.
–A pesar de los esfuerzos europeos, Estados Unidos está ganando terreno en América latina...
–n algunas zonas sí, en otras no. Lo que ocurre es que sus inversiones en 1997 y 1998 han tenido una aceleración que la parte europea no ha tenido hasta el ‘98 y el ‘99.
–¿Qué papel puede jugar el euro en América latina?
–Es una de las cuestiones importantes que hay que plantear. Se supone que América latina es un continente dolarizado. Desde el momento en que vamos a realizar este tipo de acuerdos, me imagino que de una manera prudente pero casi inevitable, al menos en términos de banca comercial e incluso de banca estatal, tendrá que realizarse para facilitar los negocios un cierto tránsito desde el dólar al euro. Será un movimiento al principio modesto pero casi inevitable. Tardará en producirse, pero llegará. –Las objeciones de Francia y el Reino Unido a negociar con Mercosur y Chile, aunque resueltas, dejan la duda sobre si se va a negociar realmente un acuerdo de libre cambio.
–No, no. Con nuestra estrategia de relaciones exteriores económicas y comerciales difícilmente se nos podrá atacar de Europa fortaleza cuando en noviembre se inicien en Seattle las negociaciones de la Ronda del Milenio. Se ha ofrecido o se va a ofrecer a doce estados del Este de Europa la integración en la Unión Europea. En el área euromediterránea acabamos de concluir el acuerdo con Egipto, y desde la Conferencia de Barcelona (1995) hemos firmado acuerdos con Marruecos, Túnez, Israel, Jordania y Palestina. Estamos negociando con Siria y Líbano, hemos recuperado a Libia y nos queda el problema de Argelia. Con Asia tenemos la oferta de comercio libre a la Asean, que se ha mantenido tras la crisis asiática pese a que estos países han aumentado un 40 por ciento sus exportaciones este año. Hace dos meses se terminó el acuerdo de libre cambio con Africa del Sur. En cinco años se ha avanzado mucho.
–Quizá por eso algunos quieren poner el freno...
–No podrán porque no sería inteligente. Eso nos situaría en una posición de asedio por todos de cara a la Ronda del Milenio.

 

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