El País
de Madrid
Por Walter Oppenheimer
Relajado
después de que Francia retirara su veto a las negociaciones comerciales entre la Unión
Europea (UE) y el Mercosur, el comisario Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión
Europea, español y socialista, confía en que la primera cumbre entre América latina y
la UE, que se inicia hoy, sea un lugar de encuentro para reflexionar sobre
problemas comunes.
¿Qué puede esperar Europa de la cumbre de Río?
Pretendemos consolidar la estrategia hacia América latina que se definió en 1995
en la cumbre europea de Madrid.
¿En qué se basa esa estrategia?
En articular un diálogo político con el conjunto del continente a través del
Grupo de Río, pero desarrollando ya en el plano concreto de la cooperación
económico-financiera un conjunto de iniciativas tendientes a favorecer la integración
regional que se estaba produciendo naturalmente en el continente y a responder de una
manera flexible a los distintos grados de integración. Entonces lanzamos esa estrategia,
con la frase Hay una América latina, pero dentro de ella hay varias. Venimos
a la Cumbre con la idea de consolidar ese ejercicio que nació en 1995.
¿Qué se ha hecho desde 1995?
En el plano horizontal se ha progresado mucho en el diálogo político con el grupo
de Río. Es un continente con el que compartimos valores. No hay problemas como en otras
áreas de cooperación, donde existen clivajes religiosos o culturales y hay diferentes
visiones de democracia, de derechos humanos. Ese problema ya no existe con América
latina. No hay valores latinos confrontados a valores europeos como los hay musulmanes o
asiáticos frente a valores europeos.
¿Y en el plano concreto?
Con el Mercosur y Chile, afortunadamente el martes se terminó resolviendo la única
laguna que teníamos, de modo que se pondrán en marcha las negociaciones de libre
comercio el 1º de julio del 2001.
¿Qué objetivos concretos tiene la cumbre de Río?
Las cumbres de jefes de Estado no sirven para solucionar problemas concretos, no
están hechas para eso. Son un lugar de encuentro. Lo más positivo es que se trata de la
primera cumbre. Eso va a permitir discutir, plantear temas de presente y de futuro,
evaluar los resultados de las crisis, estudiar una futura responsabilidad del euro, las
reglas que se necesitan en materia de vigilancia y solución de las crisis financieras
internacionales, la reforma de Naciones Unidas. Son cosas de las que se puede hablar,
trazar perfiles, pero no tomar decisiones concretas.
A pesar de los esfuerzos europeos, Estados Unidos está ganando terreno en América
latina...
n algunas zonas sí, en otras no. Lo que ocurre es que sus inversiones en 1997 y
1998 han tenido una aceleración que la parte europea no ha tenido hasta el 98 y el
99.
¿Qué papel puede jugar el euro en América latina?
Es una de las cuestiones importantes que hay que plantear. Se supone que América
latina es un continente dolarizado. Desde el momento en que vamos a realizar este tipo de
acuerdos, me imagino que de una manera prudente pero casi inevitable, al menos en
términos de banca comercial e incluso de banca estatal, tendrá que realizarse para
facilitar los negocios un cierto tránsito desde el dólar al euro. Será un movimiento al
principio modesto pero casi inevitable. Tardará en producirse, pero llegará. Las
objeciones de Francia y el Reino Unido a negociar con Mercosur y Chile, aunque resueltas,
dejan la duda sobre si se va a negociar realmente un acuerdo de libre cambio.
No, no. Con nuestra estrategia de relaciones exteriores económicas y comerciales
difícilmente se nos podrá atacar de Europa fortaleza cuando en noviembre se inicien en
Seattle las negociaciones de la Ronda del Milenio. Se ha ofrecido o se va a ofrecer a doce
estados del Este de Europa la integración en la Unión Europea. En el área
euromediterránea acabamos de concluir el acuerdo con Egipto, y desde la Conferencia de
Barcelona (1995) hemos firmado acuerdos con Marruecos, Túnez, Israel, Jordania y
Palestina. Estamos negociando con Siria y Líbano, hemos recuperado a Libia y nos queda el
problema de Argelia. Con Asia tenemos la oferta de comercio libre a la Asean, que se ha
mantenido tras la crisis asiática pese a que estos países han aumentado un 40 por ciento
sus exportaciones este año. Hace dos meses se terminó el acuerdo de libre cambio con
Africa del Sur. En cinco años se ha avanzado mucho.
Quizá por eso algunos quieren poner el freno...
No podrán porque no sería inteligente. Eso nos situaría en una posición de
asedio por todos de cara a la Ronda del Milenio.
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