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Por Luciano Monteagudo Durante las inminentes vacaciones de invierno no será cuestión de hablar de galaxias para encontrarse con una verdadera guerra. La lucha será encarnizada y se librará en los cines, con los niños --y sus padres y/o tutores-- como únicos prisioneros, cautivos de un blitzkrieg como pocas veces se desató para estas fechas. Y el fuego será cruzado. Al estreno de La guerra de las galaxias: Episodio 1 - La amenaza fantasma, que llega el 8 de julio a los cines de todo el país con el impulso --"la Fuerza", la llamarían sus seguidores-- de su colosal lanzamiento en Estados Unidos, se sumarán Tarzán, el flamante dibujo animado de la factoría Disney, Rugrats- Aventuras en pañales: la película, versión en pantalla grande del cartoon que popularizó el canal de cable Nickelodeon, y también Manuelita, la tortuga inmortalizada por María Elena Walsh, a la que la productora criolla García Ferré Entertainment le acaba de dar nueva vida. Entre las cuatro películas ocuparán más de 500 pantallas de todo el país, aproximadamente el 70 por ciento de las salas oscuras que hay hoy en Argentina. Esta pelea feroz por la torta infantil es a todo o nada. Y lo mejor es empezar por dominar la voluntad de sus padres. ¡Cómo no aprovechar, entonces, la histeria que desató en Estados Unidos la nueva entrega de la saga de Star Wars, provocando la ansiedad de sus fanáticos locales! Siguiendo el modelo norteamericano, varios shoppings --entre ellos el de Haedo y en los que reina la cadena Hoyts-- ya han puesto en venta sus entradas, con una anticipación de dos semanas, estrategia inédita hasta ahora en el mercado regional. "Vamos a estar bastante arriba de las cien copias", se ufana Bibiana Gómez, gerente de marketing de Fox, distribuidora del film en la Argentina. Pero ese número equivale a una cantidad de salas muy superior, teniendo en cuenta que los multicines pueden hacer rendir cada una de sus copias por lo menos por dos. El asunto es que el espectáculo empiece cuando el espectador llegue... aunque sean las diez de la mañana. Según informan en Fox, la inversión publicitaria en gráfica y TV abierta y de cable será muy fuerte, pero se niegan terminantemente a dar cifras. "No solemos hacer públicos estos datos --aclara Gómez a Página/12--, pero en el caso específico de Star Wars tuvimos que firmar con Lucasfilms un contrato donde se nos exige reserva absoluta no sólo de presupuestos publicitarios sino también de expectativas de rendimiento comercial". Que deben ser muy altas, teniendo en cuenta que la saga iniciada por George Lucas en 1977 es el cuento de hadas y aventuras más redituable del siglo. Como se sabe, La amenaza fantasma es el cuarto film de la serie --después de La guerra de las galaxias, El imperio contraataca y El regreso del Jedi--, pero no por ello deja de ser, cronológicamente, el primer capítulo. La estructura mítica básica sigue siendo la misma --el viaje del héroe--, pero aquí Lucas bucea en el origen, cuando Darth Vader es un prometedor niño de nueve años de edad, llamado Anakin Skywalker, quien ya descubre que lleva consigo el imbatible, inexplicable poder de "la Fuerza". Contra esa fuerza no hay muchos que puedan oponerse, pero la Disney está dispuesta a dar batalla. Desde El rey león en adelante el receso invernal siempre fue su dominio casi exclusivo y ahora contra el mito de origen de Star Wars le opondrá la resistencia de un clásico: Tarzán. Inspirados en el relato imperecedero de Edgar Rice Burrouhs, los herederos del Tío Walt pusieron todo el despliegue de las nuevas técnicas de animación al servicio del personaje, que con 47 versiones previas es el segundo más popular en la historia del cine, sólo superado por un auténtico inmortal, Drácula. De hecho, el mismo Burroughs --cuyo legendario Tarzán debutó en una revista en 1912 y continuó apareciendo en 26 novelas autorizadas-- consideró, hacia 1936, la posibilidad de llevar a su héroe al campo del dibujo animado. "Debe aproximarse a la excelencia de Disney", dicen que dijo. Ya no hay quien lo desmienta, pero más de sesenta años después Tarzán finalmente fue adoptado por la Disney Co., que puso a su disposición todo lo que el dinero puede comprar, incluyendo cinco canciones originales de Phil Collins. En el terreno local, Tarzán saldrá al ruedo en más de 140 pantallas, en su mayoría en copias dobladas, pero también con unas módicas doce prints subtituladas para los adultos que quieran apreciar las bondades de la banda de sonido original. Previsiblemente, el merchandising será infernal, con McDonald's a la cabeza, que ya tiene diseñado todo un menú alusivo, con los personajes de la película. ¿Y las entradas, serán más baratas, como sucedió con el controvertido reestreno de La sirenita? "Si Disney tuviera sus propias salas, ya habríamos hecho una revolución, créame", afirma Diego Lerner, presidente de Walt Disney International, Latin América. "Pero los dueños de los cines en Argentina todavía se siguen resistiendo a una rebaja. Y ellos tienen la última palabra. Es una pena, porque está comprobado que, cuanto más barata es la entrada, más gente va al cine", se lamenta. "En otros países los estrenos importantes, como son los de Disney, los ve el 10 por ciento de la población y acá apenas el 3 por ciento. Eso es porque la entrada es cara, no hay vuelta de hoja", insiste Lerner, que no se resigna a perder ese 7 por ciento del negocio. Para colmo de males, cada vez son más en el mismo ruedo. A las vacaciones de este año se suma Rugrats-Aventuras en pañales, directamente del cable a la pantalla grande. Aquí no se trata, como en Disney, de alcanzar la magnificencia técnica. Un poco a la manera de los Simpson, pero en una versión menos cruda y desesperanzada, Rugrats también hace el retrato de una familia media norteamericana, vista a través de los ojos impiadosos de sus hijos, que tienen una mirada muchas veces más adulta y contemporánea que la de sus propios padres. Los pequeños Pickles podrán ser solamente unos bebés, es cierto, pero eso no les impide ser todo lo precoces que deban ser para poner en cuestión el mundo adulto. Un agresivo merchandising --con la cadena Burger King como cabeza de playa-- y lo que Orlando Cutrera (gerente de ventas de United International Pictures) denomina, como si fueran bombas, "un lanzamiento masivo", con 70 copias, todas dobladas al castellano, serán las armas con las que los Rugrats intentarán copar una porción importante del mercado infantil. El respaldo más fuerte de la película, sin embargo, provendrá del cable que lo vio nacer, Nickelodeon. Los capítulos que se están dando estos días por TV tendrán su punto culminante en la trama que desarrolla la película, para hacer de los niños, espectadores fatalmente cautivos. Ante este panorama, podría pensarse que ya no hay espacio para más nada. Pero la productora de dibujos animados de García Ferré, asociada con Telefé, sale también a pelear fuerte con Manuelita, largometraje inspirado en la clásica canción de María Elena Walsh. "Vamos a ocupar 120 pantallas de Argentina y a estrenar simultáneamente con Uruguay y Paraguay", afirman las huestes locales, que quieren seducir a la franja de los chicos más chiquitos. Esto sin resignar el déja vu de los padres, que en las aventuras de Manuelita por París podrán reconocer --quizás con espanto-- a algunos personajes de otros tiempos de García Ferré, como Larguirucho y el sentencioso Patriarca de los Pájaros. El merchandising también estará a la altura del lanzamiento. Ropa, calzado, juguetes y útiles escolares llevarán la imagen de la tortuga y sus amigos, de acuerdo con una campaña diseñada por TyC Entertainment, una empresa subsidiaria del pulpo mediático Torneos y Competencias. Nada puede quedar librado al azar en una época en la que la ingenuidad ya no es cosa de niños. "Manuelita", versión
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