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Si Eduardo Duhalde gana en octubre, "nos compramos un gran problema por cuatro años", afirmó ante Página/12 un hombre clave del gobierno rionegrino al señalar que la provincia --en manos radicales desde hace 16 años-- sufrió la discriminación del gobierno nacional a la hora de repartir los recursos coparticipables. A los radicales no les gusta memorar las violentas jornadas de la segunda gestión del gobernador Horacio Massaccesi, y esperan que esta reelección no los sitúe en el mismo escenario incendiado que prevaleció en los años de gestión del actual senador, debido al quiebre de la caja que necesita la provincia para sobrevivir sin escándalos. Por eso, se aprovecharán las elecciones de octubre, en las que se elegirán intendentes y diputados nacionales, para traccionar votos hacia la fórmula presidencial a la que ya le otorgaron una satisfacción: haber evitado convertirse en una nueva Córdoba, donde el radical Raúl Mestre perdió ante el --hasta entonces-- histórico perdedor, José Manuel de la Sota. El histórico derrotado de Río Negro, el senador peronista Remo Costanzo no tuvo la misma suerte que el cordobés, y debió resignar su aspiración por convertirse en gobernador después de tres intentos. La derrota, esta vez mayor a todas las anteriores, seguramente obligará a Costanzo a dar un paso al costado y ceder parte del poder que con absoluta rigidez defiende en Río Negro. Era la oportunidad que esperaban los diputados Carlos Soria y Juan Carlos Pichetto para avanzar en sus propias ambiciones después de permanecer relegados durante casi una década en las decisiones del justicialismo provincial. Tanto Costanzo como Verani --quien no está habilitado para competir por una segunda reelección-- salieron a la búsqueda de un delfín. Y ambos coincidieron en el domicilio del actual intendente de Cipolletti y representante local del Movimiento Popular Patagónico, Julio Arriaga. Radicales y peronistas ven en Arriaga al único dirigente con suficiente poder de convocatoria como para encabezar la lista ganadora en la próxima elección de gobernador. Fuera de juego parecen quedar los dirigentes del Frente Grande, quienes ya anticiparon que su negativa a sumarse a la Alianza provincial seguirá tan firme como hasta ahora, pese a la magra cosecha de votos de su candidato a gobernador, Carlos Gadano
Por F. A. --¿Como tomó la amenaza de impugnar la elección por parte del PJ? --Es un acto que se contradice con las felicitaciones y el reconocimiento de la derrota por parte de los candidatos Remo Costanzo y Juan Carlos del Bello. A Carlos Larreguy (presidente del PJ provincial) yo lo bauticé "José Denuncia". Impugnaron las elecciones de Roca, que están todas firmadas por los fiscales de ellos... me parece una tontería. --¿Usted cree fue de una maniobra elucubrada desde el gobierno nacional, para generar un efecto similar al de Tucumán? --No creo que el gobierno nacional haya tenido algo que ver, es una maniobra de construcción mental típica del justicialismo local. --¿El accidente del ex presidente Raúl Alfonsín le sumó votos inesperados? --Hay muchos que lo creen. De lo que yo estoy seguro es de que la presencia de Alfonsín siempre suma y no resta. Los rionegrinos tenemos un gran sentimiento afonsinista. Se trata un poco de nuestro padre político, nuestro afecto y admiración hacia él son muy grandes. --Sin embargo dicen que usted tienen un estilo peronista de hacer política. --Tengo un estilo bastante peronista. Lo dicen mis propios correligionarios. Será por eso que siempre fui apoyado por las bases del justicialismo en mi pueblo, por la que hay muchos justicialistas que integran mi gobierno, y por la que me permito convocar al diálogo a los representantes de la oposición. --¿Esta convocatoria incluye al Frente Grande? ¿Cree que podrá sumarlos a la Alianza para las elecciones de octubre? --No necesitamos de ningún oportunismo a nivel local, de ahora en más lo importante es sumar para la fórmula nacional. Debemos encontrar acuerdos no en lo electoral sino en lo programático. De todos modos ayer hablamos con Chacho (Alvarez) la necesidad de fortalecer la Alianza y vamos a intentar recomponer las negociaciones con el Frente Grande.
--Usted sufrió una derrota contundente en Viedma, ¿cómo se llevará ahora con los habitantes de esa ciudad? --En mi opinión erramos nuestra comunicación a la hora de transmitirle a la población que estamos convirtiendo la economía de una ciudad administrativa a otra basada en la producción turística. Y los cambios siempre traen aparejados sus bemoles. En función de esto tomamos medidas que no teníamos más remedio que tomar, que en Viedma consideraron como un ataque contra ellos. Por ejemplo, disminuir los sueldos del personal del Estado. ¿Y a quién le gusta que le bajen el sueldo?: a nadie.
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