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Verani quiere que gane De la Rúa para evitar ser rehén del peronismo

Los radicales rionegrinos aseguran que son discriminados por el gobierno nacional y recuerdan la abrupta caída de Massaccesi. Creen que les será imposible gobernar si la Alianza no triunfa.

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Por Fernando Almirón
Desde Viedma

t.gif (862 bytes)  El gobernador reelecto Pablo Verani quiere que el triunfo electoral del domingo quede en la historia como una victoria personal, desvinculada de la campaña presidencial de la Alianza. Y argumenta que los 6 puntos de diferencia que logró sobre el justicialismo se deben "a la transparencia y eficiencia de su gestión". Sin embargo la gestión de Verani penderá de un hilo en octubre. Si Fernando de la Rúa no logra ganar la general, los votos que obtuvo se le pueden llegar a prender fuego si las cuentas se ponen al rojo lo que, según los pronósticos de los hombres del gobierno provincial, podría llegar a quemar antes de octubre. Mientras tanto en la Alianza y en el justicialismo ya salieron a buscar al candidato a gobernador para el 2003, y ambos se encontraron en la puerta de un mismo dirigente, Julio Arriaga, el actual intendente de Cipolletti.

Si Eduardo Duhalde gana en octubre, "nos compramos un gran problema por cuatro años", afirmó ante Página/12 un hombre clave del gobierno rionegrino al señalar que la provincia --en manos radicales desde hace 16 años-- sufrió la discriminación del gobierno nacional a la hora de repartir los recursos coparticipables.

A los radicales no les gusta memorar las violentas jornadas de la segunda gestión del gobernador Horacio Massaccesi, y esperan que esta reelección no los sitúe en el mismo escenario incendiado que prevaleció en los años de gestión del actual senador, debido al quiebre de la caja que necesita la provincia para sobrevivir sin escándalos.

Por eso, se aprovecharán las elecciones de octubre, en las que se elegirán intendentes y diputados nacionales, para traccionar votos hacia la fórmula presidencial a la que ya le otorgaron una satisfacción: haber evitado convertirse en una nueva Córdoba, donde el radical Raúl Mestre perdió ante el --hasta entonces-- histórico perdedor, José Manuel de la Sota.

El histórico derrotado de Río Negro, el senador peronista Remo Costanzo no tuvo la misma suerte que el cordobés, y debió resignar su aspiración por convertirse en gobernador después de tres intentos. La derrota, esta vez mayor a todas las anteriores, seguramente obligará a Costanzo a dar un paso al costado y ceder parte del poder que con absoluta rigidez defiende en Río Negro. Era la oportunidad que esperaban los diputados Carlos Soria y Juan Carlos Pichetto para avanzar en sus propias ambiciones después de permanecer relegados durante casi una década en las decisiones del justicialismo provincial.

Tanto Costanzo como Verani --quien no está habilitado para competir por una segunda reelección-- salieron a la búsqueda de un delfín. Y ambos coincidieron en el domicilio del actual intendente de Cipolletti y representante local del Movimiento Popular Patagónico, Julio Arriaga. Radicales y peronistas ven en Arriaga al único dirigente con suficiente poder de convocatoria como para encabezar la lista ganadora en la próxima elección de gobernador.

Fuera de juego parecen quedar los dirigentes del Frente Grande, quienes ya anticiparon que su negativa a sumarse a la Alianza provincial seguirá tan firme como hasta ahora, pese a la magra cosecha de votos de su candidato a gobernador, Carlos Gadano

 

El Frente no cambia el rumbo

t.gif (862 bytes) El Frente Grande de Río Negro fue uno de los más perjudicados en las elecciones del domingo pasado: se alzó con menos del 8 por ciento de los votos. Si bien conservó a un representante en la Legislatura provincial, la derrota en las elecciones ante la Alianza que se negó a integrar será motivo de un intenso debate en sus filas, antes de la próxima convocatoria eleccionaria, en el mes de octubre. En esa oportunidad se elegirán intendentes y diputados nacionales.

El ex candidato a gobernador y referente del Frente rionegrino, Carlos Gadano, aseguró en diálogo con Página/12 que seguramente entre los motivos del bajo perfil electoral "se encuentran algo más que excusas". Aunque no evitó cierto tono de reproche al referirse a Carlos "Chacho" Alvarez, quien "hizo campaña por el radicalismo". Gadano llevó la cuenta: "Alvarez estuvo cuatro veces en la provincia para levantarle la mano al candidato de otro partido, lo que generó confusión entre nuestros adherentes".

Sobre si después de esta experiencia el Frente Grande aceptará sumarse a la coalición, el dirigente fue contundente: "Que Pablo Verani haya ganado la elección no significa que nosotros cambiemos nuestra propia concepción. No apoyamos ni compartimos su política, no la apoyaremos ni la compartiremos".

 

El voto de los rionegrinos

Partido                          Votos            Porcentaje
Alianza                         109.641              46.85
PJ                                   93.757              40.07
Frente Grande              18.092                 7.73
En blanco                        8.653                 3.70
Partido Humanista        3.865                 1.65

* Escrutadas el 98,16 por ciento de las mesas


PABLO VERANI HABLO CON PAGINA/12 EL DIA DESPUES
"Tengo un estilo bastante peronista"

Por F. A.
Desde Choele Choel

t.gif (862 bytes) Pablo Verani se levantó cerca del mediodía, mientras una intensa nevisca azotaba General Roca. Había festejado, brindis incluidos, su reelección hasta las tres de la mañana con Fernando de la Rúa y Carlos "Chacho" Alvarez. A la tarde, tras algunos cabildeos, volvió a Viedma. Había estado ausente de la capital provincial desde 48 horas antes del comienzo de los comicios. Página/12 dialogó con él desde Choele Choel, entre Roca y Viedma.

--¿Como tomó la amenaza de impugnar la elección por parte del PJ?

--Es un acto que se contradice con las felicitaciones y el reconocimiento de la derrota por parte de los candidatos Remo Costanzo y Juan Carlos del Bello. A Carlos Larreguy (presidente del PJ provincial) yo lo bauticé "José Denuncia". Impugnaron las elecciones de Roca, que están todas firmadas por los fiscales de ellos... me parece una tontería.

--¿Usted cree fue de una maniobra elucubrada desde el gobierno nacional, para generar un efecto similar al de Tucumán?

--No creo que el gobierno nacional haya tenido algo que ver, es una maniobra de construcción mental típica del justicialismo local.

--¿El accidente del ex presidente Raúl Alfonsín le sumó votos inesperados?

--Hay muchos que lo creen. De lo que yo estoy seguro es de que la presencia de Alfonsín siempre suma y no resta. Los rionegrinos tenemos un gran sentimiento afonsinista. Se trata un poco de nuestro padre político, nuestro afecto y admiración hacia él son muy grandes.

--Sin embargo dicen que usted tienen un estilo peronista de hacer política.

--Tengo un estilo bastante peronista. Lo dicen mis propios correligionarios. Será por eso que siempre fui apoyado por las bases del justicialismo en mi pueblo, por la que hay muchos justicialistas que integran mi gobierno, y por la que me permito convocar al diálogo a los representantes de la oposición.

--¿Esta convocatoria incluye al Frente Grande? ¿Cree que podrá sumarlos a la Alianza para las elecciones de octubre?

--No necesitamos de ningún oportunismo a nivel local, de ahora en más lo importante es sumar para la fórmula nacional. Debemos encontrar acuerdos no en lo electoral sino en lo programático. De todos modos ayer hablamos con Chacho (Alvarez) la necesidad de fortalecer la Alianza y vamos a intentar recomponer las negociaciones con el Frente Grande.

 

--Usted sufrió una derrota contundente en Viedma, ¿cómo se llevará ahora con los habitantes de esa ciudad?

--En mi opinión erramos nuestra comunicación a la hora de transmitirle a la población que estamos convirtiendo la economía de una ciudad administrativa a otra basada en la producción turística. Y los cambios siempre traen aparejados sus bemoles. En función de esto tomamos medidas que no teníamos más remedio que tomar, que en Viedma consideraron como un ataque contra ellos. Por ejemplo, disminuir los sueldos del personal del Estado. ¿Y a quién le gusta que le bajen el sueldo?: a nadie.

 

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