|
El Banco Central de Colombia ajustó su régimen cambiario, propiciando una devaluación de facto máxima del peso de 10,85 por ciento. Frustrando las expectativas de analistas y especuladores, el emisor decidió no abandonar la banda de flotación monetaria, una de las pocas que sobrevive en América latina, sino que se limitó a modificarla. A pesar de una abrupta baja de popularidad, el presidente colombiano, Andrés Pastrana, confirmó ayer en Río de Janeiro la continuación del proceso de paz y la (re)apertura de las negociaciones con la guerrilla marxista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia el 7 de julio. La devaluación forma parte de un plan macroeconómico, que también contempla una meta de inflación del 10 por ciento para el 2000, el compromiso oficial de que el déficit fiscal no supere este año el 3 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) ni el 2,3 del próximo y que el crecimiento del gasto público no sea mayor del 8,1 por ciento en 2000. El peso había cerrado la semana pasada en el mínimo permitido por la anterior banda, de 1737,72 unidades, lo que implica una devaluación máxima de facto de 10,85 por ciento, según normas de cálculo aprobadas por el Fondo Monetario Internacional. El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, a la salida de un encuentro privado con Pastrana, expresó el total apoyo de su banco al equipo colombiano en su decisión de devaluar la moneda. Según el presidente del BID, el mercado debe mirar con confianza las decisión del gobierno colombiano, que está demostrando que es capaz de ajustarse a las nuevas realidades económicas. Pero Iglesias prefirió bromear sobre la visita del presidente de la Bolsa de Wall Street Richard Grasso a las selvas del sur de Colombia donde se reunió con jefes de las FARC. Esta visita sólo indica que el proceso de diálogo se fortalece y que la comunidad internacional está interesada en ello. Yo también iría a entrevistarme con los líderes de las FARC, ¿por qué no?, concluyó. A diferencia del titular del BID, Pastrana maximizó la importancia simbólica de la visita de Grasso. En un hecho sin precedentes, el presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York estuvo dialogando en la zona con la guerrilla, dijo. Ni Pastrana ni el jefe de las FARC Manuel Marulanda Tirofijo estarán en la ceremonia de apertura de las negociaciones de paz a celebrarse el 7 de julio en la zona liberada de 42.000 km2 que controla la guerrilla en el sur del país. La ceremonia será muy sencilla, pues queremos dedicarnos de entrada a analizar los problemas del país, dijo ayer a los periodistas el comandante Raúl Reyes, uno de los tres negociadores de las FARC, al confirmar la ausencia del jefe de Estado y del dirigente de su formación.
|