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OPINION
Simplemente basura
Por Héctor Pedro Recalde *

Estamos en presencia de nuevos intentos de reformas laborales y es conveniente ante el enunciado de proyectos originados en los ministerios de Economía y de Trabajo preguntarnos a qué se debe la calificación que se dé a una figura jurídica. Cualquier estudiante de Derecho contestaría que obedece esencialmente a su contenido. Es más, poco importa el nombre con que se la bautice. Esta característica es conocida como el principio de primacía de la realidad. El General Perón lo popularizó con el célebre adagio: “La única verdad es la realidad”. Coherentes con el desconocimiento de los principios, de los derechos y de la Constitución, los funcionarios del Gobierno quieren introducir una cuota más de flexibilización, pero si es posible con disimulo. Por eso y conscientes de que los contratos basura merecen el más fuerte repudio popular, buscan cambiarle el collar al perro. Con la experiencia de tanto doble mensaje, pretenden por arte de birlibirloque transformar el gusano en mariposa. Esto es posible por las leyes de la naturaleza que rigen en el mundo animal, pero difícilmente el hombre logre que un contrato de trabajo gusano se transforme en un contrato de trabajo mariposa. En lo concreto, la idea oficial es volver a formas precarias de conchabo laboral, mediante la modificación de las reglas del contrato de trabajo a plazo fijo.
La ley laboral ha previsto esta modalidad de contratación desde 1974 y tiene su razón de ser, su propia naturaleza. El principio general es el de la indeterminación del plazo. Este contrato altera ese principio, pero la excepción debe basarse en razones objetivas que surgen de las tareas que deba realizar el trabajador o de la actividad de la empleadora. Este contrato no nació para dejar al arbitrio del empleador la estabilidad relativa a que tiene derecho el trabajador, tal como se pretende en el proyecto. Ni los trabajadores ni la democracia que tanto nos costó conseguir pueden tolerar más precarización y sometimiento. Si algo se debe hacer de aquí en más y me refiero fundamentalmente a quienes quieran gobernar a partir de diciembre, es no quitar más derechos a obreros y empleados, sino comenzar a devolverles los que este Gobierno les arrebató.
El cambio que están pergeñando desnaturaliza su esencia. Si lo hacen, la metamorfosis sería como transformar al Dr. Jeckyll en Mister Hyde. En las postrimerías de su acción devastadora de los derechos de los trabajadores, las oficinas de los funcionarios deben dejar de parecerse al laboratorio del Dr. Calegari, limitarse a administrar la cosa pública y terminar con el método de prueba y error que tiene a los asalariados argentinos como conejillos de Indias.

* Profesor de Derecho del Trabajo - UBA.

 

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