El País de Madrid
Por Juan Carlos Gumucio Enviado especial a Cacak No fue una manifestación
espontánea; es la primera que convoca la opositora Alianza para el Cambio desde la
derrota de Kosovo. Cerca de 10.000 personas salieron ayer a las calles de Cacak –pese
a la visible oposición policial– para exigir la dimisión del presidente yugoslavo,
Slobodan Milosevic, y la convocatoria de elecciones anticipadas. “Es tiempo de elegir
entre Milosevic y Serbia”, declaró Zoran Zivkovic, el alcalde de Nis –la
segunda ciudad del país– y vicepresidente del Partido Demócrata, uno de los
principales de la oposición democrática.
Levantado el estado de guerra que impedía las manifestaciones callejeras, ayer comenzó
en Cacak el verano del descontento con el que se enfrenta el derrotado Milosevic. Situada
a 150 kilómetros al sur de Belgrado, esta pequeña ciudad fue el escenario de la primera
gran manifestación organizada contra el gobierno de Milosevic. Bajo un sol de plomo,
10.000 personas salieron a la calle para exigir el cambio. “Que se vaya, que se
vaya!”; “Que renuncie, que renuncie!”, coreaba la multitud cada vez que uno
de los oradores de la Alianza para el Cambio mencionaban el nombre de Milosevic. La
policía, que intentó impedir la protesta, bloqueó todas las carreteras que conducían a
Cacak. “La manifestación es ilegal. Hoy nadie pasa”, aseguraba un tanto ufano
el jefe de un control sobre la carretera de Belgrado. “La ley soy yo”,
respondió el policía rascándose la ingle a la pregunta del periodista. Pese a ello,
miles de personas procedentes de otras ciudades de Serbia y periodistas extranjeros
lograron romper el cerco por caminos secundarios y a campo traviesa.
Un dirigente sindical procedió de inmediato a leer la lista de las ciudades serbias que
se habían sumado a la protesta enviando delegaciones reducidas. El clímax llegó cuando
el alcalde de Cacak, Velimir “Velja” Ilic, apareció en la tribuna de oradores.
Llevaba un mes en la clandestinidad; la policía de Milosevic había decretado su captura,
acusándolo de fomentar un movimiento de oposición. “Este gobierno sólo ha traído
vergüenza a nuestra patria”, dijo ante una enfervorizada multitud que exigía
libertad. A su lado apareció Sima Stokic, miembro del Partido Nueva Serbia que poco
después fue detenido mientras distribuía panfletos en favor del incipiente movimiento
democrático.
A diferencia de los años anteriores, la oposición parece ahora más madura y proclive a
coordinar una campaña contra el régimen. La Alianza Cívica encabezada por el joven y
carismático Goran Svilanovic actúa como paraguas de partidos menores. La voz de los
independientes también se pudo escuchar ayer martes en Cacak. Como la del respetado
historiador Milan St Protic. “Este gobierno nos ha hecho avergonzarnos de nosotros
mismos, ante el mundo y ante Dios. Hablando en nombre de nuestro pueblo, este gobierno
cometió crímenes contra nuestros vecinos. Sin tener culpa, hoy el pueblo serbio ha sido
obligado a pedir perdón a todo el mundo”, dijo con la voz quebrada por la emoción.
“Sueño con una Serbia libre, buena, tolerante y cristiana. Así nos dejaron Serbia
los héroes de Kosovo”. Pero fueron las palabras de Svilanovic las que más
electrificaron el ambiente. “Este es el fin”, dijo. Hizo una pausa para darle el
máximo énfasis a su pronóstico: “Este es el fin de Milosevic. Lo vamos a llevar a
los tribunales.” “Hay que enjuiciarlo!”, fue la reacción que retumbó en
la plaza.
Vladan Batic, líder de los cristianodemócratas serbios, y uno de los fundadores de la
Alianza, reiteró las demandas de su organización: dimisión de Milosevic y convocatoria
de elecciones. “Iremos de pueblo en pueblo; de casa en casa; de hombre en hombre,
encendiendo la antorcha de la democracia en Serbia”.
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