Por Felipe Yapur Eduardo Duhalde moderó su
discurso. Ahora sostiene, en coincidencia con su contrincante de la Alianza, Fernando De
la Rúa, que hay que honrar la deuda externa, aunque también se apresuró a
aclarar que también a los niños y a los mayores y cuestionó la legalidad
del pago de la deuda si esto significa hambre y mortandad.
El candidato presidencial del justicialismo retomó este polémico tema tras su
reaparición en la Casa de Gobierno de La Plata. Desde allí quiso poner distancia a sus
anteriores declaraciones al decir que se alegró mucho cuando, siguiendo el pedido de la
Iglesia, se condonó una parte de la deuda a los países más pobres del
mundo.
A renglón seguido el gobernador aclaró que nadie habla de no pagar la deuda
y agregó que el mundo está reclamando una economía más justa, porque la
globalización tiene un problema muy serio: los países ricos son cada vez más ricos y
los países pobres son cada vez más pobres.
En realidad, las tibias declaraciones del candidato justicialista tan diferentes a
las que realizó cuando proponía la condonación responden a la presión de sus
economistas de campaña, encabezado por el diputado Jorge Remes Lenicov, quienes temen por
la incidencia negativa que puedan tener estas frases en los capitales internacionales.
Duhalde lo reconoce en privado y seguramente ahora tendrá que convencer al santacruceño
Néstor Kirchner y al entrerriano Jorge Busti, de que era necesario bajar los decibeles en
este tema. Ambos gobernadores insisten en que la deuda debe ser un eje fundamental en el
discurso de campaña y en la gestión de un futuro gobierno. Justamente fue durante la
última reunión del gabinete federal que se hizo en Tierra del Fuego que Kirchner llevó
la voz cantante sobre la profundización de este discurso.
Pero la tibieza de estas declaraciones se contraponen con las necesidades políticas del
candidato presidencial. Duhalde sabe, y lo dice, que se encuentra en una meseta con
respecto a las preferencias del electorado y pidió a sus asesores ideas que le permitan
recuperar el terreno perdido. Una de ellas es la reforma del Estado.
El próximo sábado, junto a Ramón Ortega y al ex candidato presidencial por el Frepaso,
que retornó a su partido de origen, José Octavio Bordón, presentará el proyecto con el
que piensan redefinir el rol del poder público para combatir el desempleo y la
inseguridad y reconsiderar las políticas sociales y educativas que están hoy vigentes.
De la mano de Bordón, que encabezó el equipo que trabajó en este tema, la fórmula
peronista piensa dividir, en caso de acceder al poder, el actual ministerio de Economía
en tres organismos, entre ellos Hacienda, Producción y Empleo y Obras Públicas. El
proyecto que redactó Bordón formará parte de la plataforma que el binomio justicialista
tiene pensado presentar en pocos días más en forma de ideas fuerzas. Serán diez que
incluirán, entre otras, trabajo para los padres y educación para los hijos,
el PAMI para los jubilados o una persona, un trabajo.
Se terminará la fiesta
El candidato presidencial de la Alianza, Fernando de la Rúa, anunció ayer que se
va a terminar la fiesta, si llega al gobierno. La alusión dirigida a la
administración menemista fue completada con el anticipo de que piensa trabajar para
todos volcando el gasto público y los recursos del Estado donde las necesidades sean
prioritarias, dentro de una concepción austera del gobierno.
De la Rúa se expresó así durante una conferencia de prensa que brindó tras reunirse
con el titular de la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa), Horacio Losoviz.
Por otro lado, en relación con la serie de amenazas de bombas en edificios públicos y
estaciones de subterráneos, el jefe de gobierno porteño sostuvo que la SIDE y la
Policía tienen que actuar con más eficacia para detectar de dónde vienen.
Parecen bromas macabras, que no pasan de eso, pero preocupan y crean alarma,
expresó De la Rúa al criticar la falta de resultados que tuvieron las investigaciones
que llevan a cabo los organismos de seguridad. |
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