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El soldado Rico cerca de rendirse
por orden del general Duhalde

El intendente de San Miguel está a punto de dar marcha atrás con el proyecto de arancelamiento del Hospital Larcade. Y también con los traslados y sanciones a los médicos. Duhalde había mandado frenar el conflicto.

Los médicos del Larcade marcharon ayer hasta la Casa de la Provincia para reclamar una solución.
El gobernador ordenó parar, preocupado porque el escándalo rozaba su propia política de salud.

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Por Carlos Rodríguez

t.gif (862 bytes) “Si lo que pinta madura, al problema lo tenemos solucionado.” En diálogo con Página/12, el ministro de Salud bonaerense, Juan José Mussi, confirmó que el conflicto entre el intendente de San Miguel, Aldo Rico, y los médicos del Hospital Larcade está “a punto de una solución satisfactoria para todos”. Mussi precisó que ya existe “un acta de compromiso” entre las partes que expresa como puntos centrales que el hospital “no se privatiza ni se arancela y que se dejan sin efecto los traslados y las sanciones” contra más de cien profesionales, dispuestos en su momento por Rico. El arreglo fue condicionado por la Asociación de Profesionales del Larcade al inmediato retiro de los miembros de una “gerenciadora”, integrada por funcionarios del vecino partido de Malvinas Argentinas, quienes eran los “padres” del proyecto de privatización del Larcade.
Voceros de los médicos confirmaron el avance en las negociaciones con Rico para solucionar el conflicto en el Larcade, pero evitaron ser tan optimistas como el ministro Mussi. La salida al enfrentamiento, que alcanzó picos de gran virulencia, podría lograrse por la fuerte apuesta que hizo el gobernador Eduardo Duhalde para calmar los ánimos. Cuando la disputa comenzaba a relacionar la política de salud de Rico con la de la provincia, el gobernador mandó parar el escándalo, por demás inconveniente en un año electoral tan importante.
“Rico se resiste a sacar del medio a la gerenciadora”, sostuvieron fuentes del gremio médico durante la marcha de protesta que se realizó ayer, en la Capital Federal, frente a la sede de la Casa de la Provincia de Buenos Aires, en Callao 232. Sin embargo, trascendió que el intendente ya dejó de oponerse al paso atrás de la “gerenciadora”, pero lo que busca es una salida discreta, donde parezca –al menos desde la superficie– que no hubo ni vencedores ni vencidos.
Mussi, quien atendió a este diario haciendo un alto a las actividades que cumplía en el partido de Berazategui, aseguró que está abierta la discusión, entre Rico y los médicos, respecto de la provincialización del Larcade, que ahora depende de la intendencia de San Miguel. Mussi aclaró que la provincia está fuera de esa discusión y que hay tiempo para buscar acuerdos ya que “este año tendría que definirse el proyecto de provincialización, que recién podría aplicarse a partir del año próximo”. Anticipó que, de prosperar la iniciativa, “serán consultados (Carlos) Ruckauf y (Graciela) Fernández Meijide”, candidatos a la gobernación de Buenos Aires por el justicialismo y por la Alianza.
El lunes, con la excusa de seguir conversando sobre una solución en el Larcade, Rico puso frente a frente a los médicos con los integrantes de la “gerenciadora” nacida en el partido de Malvinas, donde maneja la política de salud. Los profesionales del Larcade se fueron dando un portazo. Desde ese momento, para evitar una ruptura definitiva, Duhalde acrecentó su labor de persuasión sobre Rico y las partes volvieron a acercarse, sacando del medio a los “gerenciadores”.
Ayer, durante la marcha frente a la Casa de la Provincia, el titular de la Asociación Médica de la República Argentina, Vicente Federico, reconoció que “está abierta una expectativa de esperanza para que se revierta la situación del Larcade”. Federico admitió que el conflicto se destrabará “si se va el personal del partido de Malvinas que cumple funciones en el Larcade”. El paso que resta dar es importante para Rico, porque tendría que pedir la renuncia del nuevo director del Larcade, Carlos Rubinstein, ex titular de la Asociación de Profesionales de Malvinas.
Aunque a principios de año Rubinstein llamó a Rico “golpista” y “traidor de la patria”, ahora ambos son amigos. Rubinstein es la cara visible, en San Miguel, del secretario de Salud de Malvinas, Hugo Schwab, quien admitió que su gente estaba “asesorando” a Rico en materia de políticas de salud. Como se dijo en una nota publicada por este diario el martespasado, el hospital público de Malvinas está totalmente arancelado, una idea a la que se oponen los médicos del Larcade. Ayer, en la marcha, la principal pancarta decía: “No al modelo de salud de (Jesús) Cariglino”, en referencia al intendente de Malvinas Argentinas.

 

El problema fue el “modo”

El conflicto en el Larcade ganó la tapa de los diarios el 15 de junio, cuando el intendente Aldo Rico, en su mejor estilo Semana Santa 1987, copó el hospital, secundado por su patota de amigos y simpatizantes. Desde el gobierno provincial, el ministro Juan José Mussi condenó “el modo” prepotente, pero aseguró que no había “ninguna privatización” en marcha.
El gobernador Eduardo Duhalde, en cambio, optó por la política de los tres monos sabios: dijo que no vio, que no escuchó y por lo tanto tampoco habló. El jueves 17, en una escandalosa sesión del Concejo Deliberante de San Miguel, Rico aprobó la “emergencia” en el Larcade y empezó a sancionar a los médicos. Desde ese día, aunque siguió sin hablar en público, Duhalde comenzó su lenta labor para evitar que la sangre lo salpicara.

 

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