The Guardian de Gran Bretaña
Por David Sharrock Desde Jerusalén Ehud Barak, primer ministro
electo de Israel, anunció anoche que formará un amplio gobierno a comienzos de la semana
que viene, después de largas negociaciones en las que finalmente el partido religioso
ultra ortodoxo Shas fue integrado a la coalición, un avance que asegura a Barak un fuerte
mandato para reanudar el proceso de paz de Medio Oriente con los palestinos. La carta del
premier electo a Shimon Peres, presidente del Parlamento (Knesset), pone fin a tortuosas
negociaciones que duraron siete semanas, durante las cuales Barak parecía acercarse y
luego alejarse de una coalición de paz. La carta dice que Barak acudirá ante el
Knesset para presentar a los ministros y anunciar la división de los roles y las leyes
básicas un día que será anunciado la semana que viene.
El Shas firmó sólo después de llegar a un compromiso con otro partido miembro de la
coalición, el Partido Religioso Nacional de derecha, siempre compartiendo el control con
el económicamente poderoso Ministerio de Asuntos Religiosos. Barak se aseguró el apoyo
del Shas después de prometerle cuatro ministerios: Trabajo, Salud, Asuntos Religiosos e
Infraestructura Nacional. Además de sus 17 bancas se espera que el Knesset le dé a Barak
una eventual mayoría de alrededor de 75 escaños sobre 120 miembros, la mayor en años.
Anoche se esperaba que Barak pactara también con Meretz y el partido de Centro, ambos
partidos seculares y liberales y con 16 bancas entre los dos. Estos partidos primero se
asegurarán que el Shas cuyo ex líder, Arie Deri, pronto cumplirá una sentencia en
prisión por soborno y fraude, tenga su poder y su influencia restringidos. El Shas
tuvo un rol preponderante en el gobierno saliente de línea dura de Benjamin Netanyahu.
Sin embargo, el líder espiritual del partido, el rabino Ovadia Yosef, considera que ceder
terreno en función de la paz es un imperativo que cumple el mandamiento de salvar la vida
humana. El Shas obtiene su apoyo básicamente de los judíos de descendencia marroquí y
recientemente adoptó una línea favorable al proceso de paz. Los israelíes seculares
acusan al Shas de querer convertir a Israel en una especie de Irán judío y de mantenerse
en el poder sólo para quedarse con fondos públicos para sus instituciones religiosas y
educacionales.
Barak enfrentó hábilmente al Shas y al derrotado Likud durante las agotadoras
negociaciones de la coalición, hasta que finalmente descartó al Likud el lunes. Diez
miembros del Knesset de partidos apoyados por los árabes, externos a la coalición, han
prometido su apoyo a Barak y a las políticas de paz. Barak considera que las diferencias
entre él y los partidos apoyados por los árabes son demasiado grandes para incorporarlos
a la coalición. El primer ministro electo dijo que quiere una coalición tan amplia como
sea posible para apoyar las renovadas iniciativas de paz con los palestinos y con Siria.
Sin embargo, algunos de los partidos que entran en la coalición están más determinados
que otros en neutralizar el emergente mini Estado palestino. Su presidente, Yasser Arafat,
postergó una declaración de la condición de Estado hasta el año que viene.
Barak es esperado en Washington el 12 o el 19 de julio. Clinton quiere ver progresos de
Israel en ambos caminos del proceso de paz, el de Siria y el de los palestinos. También
se espera que Barak se encuentre con Arafat antes de su viaje a Washington. Los
norteamericanos planean ofrecerle a Barak una cumbre tripartita con Clinton y Arafat, como
un intento de llegar rápidamente al final de las conversaciones. Las intenciones de
Clinton son aplicar una fuerte presión sobre ambas partes para que finalicen las
conversaciones lo antes posible. Washington ha preparado un detallado plan de arreglos de
seguridad con Siria, que incluye el estacionamiento de tropas norteamericanas en los Altos
del Golán. El plan le será presentado a Barak durante el curso de su visita.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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