Por Sergio Moreno Carlos Chacho
Alvarez y Rafael Pascual conversaban en el avión que los llevaba, en la noche del domingo
pasado, a Río Negro para los festejos del triunfo de Pablo Verani. A su lado, Fernando de
la Rúa escuchaba en silencio la conversación sobre el futuro electoral de la ciudad de
Buenos Aires. Producto de esa charla, a ambos dirigentes les quedó claro que no habrá
elecciones porteñas este año y que Aníbal Ibarra deberá competir por el puesto recién
en el año 2000.
Las acciones de los estrategas de la Alianza están motorizadas por una sola premisa:
ganar las presidenciales el 24 de octubre. Todo lo que no tribute a dicha victoria es
descartado, anulado o desinflado. En ese esquema, adelantar las elecciones porteñas para
celebrarlas junto con las presidenciales podría traer riesgos considerados innecesarios
por la fórmula de la coalición, a saber:
Que finalmente
Domingo Cavallo acuerde con Eduardo Duhalde para encabezar la fórmula del PJ en la
ciudad.
Que Cavallo no
acuerde con el PJ, pero que con su agrupación lleve la boleta Duhalde-Ortega a
presidente.
Que Cavallo no
acuerde nada con Duhalde y que conforme fórmula con Gustavo Beliz, lo que dejaría un
resquicio para sortear la polarización y robar votos indispensables para el caudal
nacional de la Alianza.
Que vaya Beliz
solo y su postulación funcione en el mismo sistema que el anteriormente nombrado.
En cualquiera de estos casos, la Alianza podría perder votos de la diferencia que la
alejan del PJ y que estiman por encima de los 600.000. Cada sufragio en la Capital es
fundamental para licuar el caudal que pudiese obtener Duhalde en algún distrito del
interior. Ergo: No habrá elecciones conjuntas.
Ayer, la Legislatura volvió a postergar el tratamiento de la Ley Electoral, norma pedida
por De la Rúa como condición sine qua non para convocar a los comicios (ver aparte).
Las quejas del Frepaso porteño y de algunos sectores del radicalismo no hacen mella en
los oídos de De la Rúa. El partido (la UCR) acatará finalmente la decisión de
Fernando, sea cual fuere, más ahora que vamos ganando, dijo a Página/12 uno de los
principales colaboradores del candidato. Del Frepaso se encargará Alvarez.
Públicamente, Chacho pidió el desdoblamiento. Pero el arquitecto de la Alianza no pierde
el horizonte de Balcarce 50. Alvarez es uno de los mentores de la teoría de quitar
los guijarros del camino que lleve a la coalición al poder, por lo que desalentará
cualquier conato partidario en contrario del desdoblamiento.
De la Rúa no termina de decírmelo, reflexiona el jefe frepasista cuando lo
consultan sobre la decisión final del hombre que tomará la última decisión. Pero su
certeza es que no habrá elecciones para jefe de gobierno este año.
Alvarez confía en que los radicales no plantearán escollos para que Ibarra encabece la
fórmula en el 2000. Los delarruistas juran y perjuran que nada harán contra el reciente
vencedor de la interna abierta del Frepaso y que respetarán la ingeniería posacuerdo de
constitución de la Alianza por la cual la Capital Federal le corresponde al Frepaso.
Además, unos y otros están convencidos de que, el año que viene, la Alianza arrasará
en la ciudad que vio la génesis del Frepaso y de la coalición. ¿Quién nos va a
hacer fuerza? ¿Cavallo? ¿Beliz?, se pregunta con ironía uno de los principales
operadores delarruistas.
Precisamente Beliz, según su propio convencimiento, es otro de los beneficiados por la no
unificación de las elecciones. El desdoblamiento le permite extirpar de su agenda la
férrea pelea que mantiene con su socio Domingo Cavallo, generada por las negociaciones
que éste mantiene con Duhalde. De cerrar ese acuerdo, en el marco de una hipotética
unificaciónde los comicios porteños, Beliz enfrentará a Cavallo. El ex ministro del
Interior no se bajará de su candidatura, por nada.
El jefe de Nueva Dirigencia enhebra un proyecto político vinculado con la ciudad, con la
ventaja que le otorga su juventud para pensar a futuro cualquier otro porvenir. Beliz
está trabajando afinadamente con la autoexpulsada de la UCR Marta Oyhanarte, quien será
su compañera de fórmula para la jefatura de gobierno.
Paralelamente, puso todo su arsenal para impedir la unificación de los comicios ya que,
de no conseguirlo, debería enfrentar su peor escenario: Cavallo con Duhalde y la
inevitable polarización hubiese impuesto al legislador cerrar algún tipo de acuerdo, sea
con el PJ sea con la Alianza, sólo para impedir la desaparición de su partido.
Ante sus íntimos el jefe de ND repite que nada tiene que hacer con un partido que
impulsa a (Carlos) Corach para ser senador, y que tiene de jefe de campaña a (Julio
César) Chiche Aráoz. Pero en el PJ no se rinden. Duhalde suele llamarlo
periódicamente. Beliz lo atendió sólo una vez, protocolarmente. Y el joven no habla con
nadie más del peronismo.
Con la Alianza las cosas son distintas. A la hora de imaginar un hipotético acuerdo, a
Beliz le pesa la dureza con que ha tratado a De la Rúa y a su gestión. Pero también
reflexiona: Chacho le pegaba peor que yo, y ahora están en la misma fórmula.
Los únicos dirigentes extrapartidarios de primera línea con los que el legislador
porteño mantiene un diálogo fluido son Alvarez y Graciela Fernández Meijide. Poco
faltó para que llegaran a un acuerdo en 1998. Ahora, el feeling se mantiene intacto pero
Beliz no ve la forma de acercamiento.
Tampoco Chacho, que piensa y repiensa la manera de incorporar al joven por el cual, en
otro momento político, rompió su alianza con José Octavio Pilo Bordón.
Alvarez lo quiere con él, pero no le encuentra la vuelta a la ingeniería que habría que
desarrollar para sumarlo a la Alianza.
La chance de no unificar las elecciones porteñas les otorga a ambos más tiempo para
descubrir la alquimia que los junte.
Los gastos de campaña Los principales candidatos a ocupar el sillón de Rivadavia, Fernando de la
Rúa, Eduardo Duhalde y Domingo Cavallo, se comprometerán públicamente a hacer
transparentes sus gastos de campaña. Así lo anunció ayer la Fundación Poder Ciudadano,
que dirige el ex fiscal Luis Moreno Ocampo. La novedad forma parte del Programa para la
Transparencia Electoral y el Control de la Corrupción que incluye, según se anunció,
tres etapas: monitoreo del financiamiento de las campañas electorales; banco de
datos de candidatos políticos y seminarios de planificación estratégica para el control
de la corrupción en Argentina. Poder Ciudadano pretende, de esta manera, que exista
un control de los fondos y un compromiso de los candidatos que apunta a que revelen sus
fuentes de financiación. Una suerte de control social del gasto, explicó
Moreno Ocampo. La propuesta incluye también la realización de una auditoría externa a
cargo de la propia fundación, que se restrinja la publicidad electoral en los últimos 45
días de la campaña y que se limite la propaganda oficial. Para ilustrar sus planteos,
Moreno Ocampo ejemplificó con el caso de Alberto Pierri quien, dijo, puso dinero
para la campaña de Antonio Cafiero y llegó a diputado.
Legislatura
El bloque de legisladores porteños de la Alianza pasó para
el viernes 16 de julio la sesión especial que debían realizar ayer para aprobar la Ley
Electoral de la Capital. El problema fue que no tenían el proyecto consensuado con el
bloque justicialista para aprobarlo necesitan los dos tercios de los
legisladores pero también hubo diputados delarruistas que sostuvieron que
preferían postergarlo. Fernando de la Rúa ya anticipó que no convocará a las
elecciones para jefe de Gobierno hasta que no tenga la ley. El tema es que si quiere
realizarlas en octubre junto a las presidenciales el plazo para la convocatoria vence el
24 de julio, es decir, apenas una semana después del llamado para la sesión especial. |
|