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La estrategia de Duhalde para salir de la meseta

El candidato peronista avaló una serie de medidas, incluyendo una embestida contra la Corte y la candidatura a diputado de Arslanian.

El candidato peronista Eduardo Duhalde haciendo la V de la victoria con los brazos.
Para lograrlo piensa en preparar un compromiso programático y desplazar de la lista de Capital a Toma.

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Por Felipe Yapur

t.gif (862 bytes) “¡Estamos saliendo de la meseta!”, exclamó el operador duhaldista cuando leyó la última encuesta que recibió Eduardo Duhalde y que, siempre según la fuente, los coloca dos puntos por arriba de la Alianza. Convencidos de que fue un acierto abandonar los trenes por un tiempo, ahora pretenden incrementar la declamada diferencia con la oposición, a través de la discusión ideológica y con la instalación de temas que marquen una clara diferencia con el oficialismo, por ejemplo una ofensiva contra los integrantes de la llamada “mayoría automática de la Corte Suprema” que podría incluir el pedido de juicio político.
Pero el exagerado optimismo de los operadores duhaldista se contrapone con la apenas disimulada preocupación del propio candidato cuando reconoció que la preferencia en las encuestas no lo beneficiaban. Con el tren de la esperanza desactivado, los equipos técnicos reiniciaron una práctica que había quedado un poco abandonada. La elaboración de estrategias políticas y la implementación de temas que se instalen en la población. La deuda externa fue uno de ellos. El que viene es el de la Corte y en ese sentido Duhalde tendrá una tarea difícil que cumplir, cuestionará la estrecha relación de varios de los jueces con el poder. Y hasta puede escalar el conflicto y promover su juicio político. Esto le valdrá, seguramente, un nuevo enfrentamiento con Menem.
Estos polémicos temas, como el de la deuda externa y la Corte, nacen también porque los hombres de Duhalde sostienen que “es necesario definir muy bien cuáles son nuestros enemigos o adversarios”. Los operadores juran que la pelea con Menem “ya es historia y lo único que necesitamos es que se dedique a gobernar y reunirse con Charly García, los Rolling Stones, Claudia Schiffer, Xuxa y con todos los que él quiera”.
Con el objetivo puesto en conquistar las grandes concentraciones de población, porque “ahí están los votos”, Jorge Telerman, Pablo Fontdevila y Enrique Rodríguez Larreta reescriben con rapidez el borrador con las diez ideas fuerza que tendrán, a su vez, diez medidas para concretarlas. Lo cual se transformaría en una versión aggiornada de “Las 100 medidas para el cambio” del ex presidente Raúl Alfonsín.
Pero éte no es el único tema que desvela a los hoy forzados optimistas operadores del duhaldismo. La ciudad de Buenos Aires les duele, les preocupa, porque los casi 733.000 votos de diferencia que obtuvo la Alianza sobre el justicialismo en 1997 son difíciles de licuar en una elección nacional. “Nuestro problema es que con (Miguel Angel) Toma como candidato a diputado o sin él tenemos un 15 por ciento de los votos. Es por ello que necesitamos otro candidato y otra lista que lleve la fórmula Duhalde–Ortega”, reconocen los operadores y juran que será la boleta de Domingo Felipe Cavallo la que también la llevará.
Pero Duhalde quiere más y para sus operadores esto significa “la cabeza de Toma”. Ya se animan a afirmar que el candidato que quieren para Buenos Aires es el ministro bonaerense León Arslanian. “Tiene muy buena imagen y puede mejorar el caudal de votos. Las dos boletas juntas nos permitirán reducir la brecha que nos separa de la Alianza”, dice el operador mientras se acomoda el chaleco y se recuesta en una silla del bar cercano al comando de campaña.

 

La UIA pide una rebaja

El titular de la UIA, Osvaldo Rial, dijo que “hay que ponerle un tope a la deuda externa” porque “no es posible que sigamos endeudándonos”. Rial, ligado al duhaldismo, ajustó así el discurso del candidato a presidente del PJ, que hace una semana había considerado la necesidad de una “condonación” de la deuda para aclarar días después que había que cumplir los pagos pero que consideraba injusto hacer frente a éstos mientras había gente que no tenía para comer.

 

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