The Guardian de Gran Bretaña
Por Martin Kettle y Tom Whitehouse Desde Washington
y Moscú El espacio aéreo de la OTAN fue violado la semana pasada sobre
el Atlántico Norte por dos bombarderos rusos con misiles de largo alcance, forzando a los
aviones estadounidenses en Islandia a la realización de maniobras, según se ha sabido.
La confrontación es una de las más serias de su tipo desde el fin de la Guerra Fría. La
administración Clinton y el gobierno ruso trataron de bajar ayer la importancia del
incidente, pero hay signos de que ha provocado un verdadero shock en Washington. Los
nervios de la OTAN todavía están conmocionados por el inesperado y temprano despliegue
de tropas rusas el mes pasado.
En el incidente de la semana pasada, los bombarderos rusos TU-95 Bear volaron dentro del
espacio aéreo de Islandia en lo que la Casa Blanca describió como uno de los más
importantes ejercicios militares de la década. A medida que se aproximaban desde el Este,
fueron confrontados por dos pares de cazabombarderos norteamericanos F-15 y un avión
patrullero P3 que los escoltaron en torno de Islandia, manteniéndose a una distancia de
alrededor de 100 kilómetros de la línea de la costa. Seguidamente, los bombarderos se
encaminaron en dirección al norte, atravesando el Polo Norte y reingresando al espacio
aéreo ruso, desde donde dispararon misiles de crucero contra blancos en el sur de Rusia,
de acuerdo con agencias de noticias de Moscú. Previamente, en el mismo ejercicio, dos
bombarderos rusos Blackjack volaron sin aviso sobre las costas de Noruega. Los aviones
noruegos iniciaron una maniobra, pero los rusos cambiaron de dirección y salieron del
espacio aéreo sobre el mar de Noruega.
Los bombarderos Bear que volaron sobre Islandia son a propulsión y forman parte de la
división de bombarderos pesados Estandarte Rojo de Donbass de la Fuerza Aérea rusa, y se
encuentran estacionados en la base aérea Engels, al este de Moscú. Funcionarios de la
Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos afirmaron que los bombarderos
participaban la semana pasada de un ejercicio conocido como West 99, que involucró a
50.000 tropas rusas de cinco distritos militares y tres flotas navales. La NSA dijo que
este tipo de actividades de tanteo de aviones rusos contra defensas de la OTAN en el
Atlántico Norte no se habían registrado en muchos años, y que la aparición de los
aviones sobre Islandia y Noruega, ambos miembros de la OTAN, había sorprendido a la
Alianza. Estamos inspeccionando a ver qué significa, dijo un portavoz.
En Moscú, un portavoz de la Fuerza Aérea confirmó que el incidente había ocurrido pero
dijo que sucedió sobre aguas neutrales, agregando que los bombarderos
no atravesaron la frontera aérea de Islandia durante su travesía de 15
horas. Interrogado sobre las contramedidas estadounidenses, replicó que ese tipo de
seguimiento de aviones en la vecindad de la frontera aérea de otro país es usual, y en
esta instancia no se registraron excesos. En Washington, el vocero de la Casa Blanca
Joe Lockhart también minimizó el incidente. No creo que haya nadie que piense que
esos dos bombarderos a propulsión representaran una amenaza militar significativa.
Pese a las desmentidas oficiales, los nervios en el Pentágono estaban muy tensos.
Oficialmente, el Pentágono señaló que todavía sólo estaba investigando la
confrontación. Algunos planificadores militares estadounidenses contemplan los hechos de
la semana pasada como parte de un canon de acciones militares rusas sorprendentes en las
últimas semanas, que han puesto en duda el grado hasta el cual el presidente Boris
Yeltsin controla a su gobierno y a las fuerzas armadas rusas. Dos semanas atrás, 200
tropas rusas ocuparon sin aviso el aeropuerto de Pristina, la capital de Kosovo, bajo las
narices de las fuerzas de la OTAN en la vecina Macedonia. La tensión subsiguiente sólo
se resolvió en forma parcial después de tres días de intensivas conversaciones en
Helsinki.
Analistas norteamericanos de inteligencia habrían informado el mes pasado que el
despliegue en Pristina era parte de un esquema mayor para enviar unilateralmente 1000 o
más soldados rusos dentro de Kosovo para constituir una zona de control totalmente rusa
en el noroeste de la provincia. El plan aparentemente se frustró cuando Estados Unidos
persuadió a Hungría, Bulgaria y Rumania para que negaran a Rusia permiso a atravesar su
espacio aéreo.
LA OTAN SIGUE FRACASANDO EN KOSOVO
Mantenimiento de la guerra
Por Owen Bowcott
El
comandante de las fuerzas estadounidenses en Kosovo, el brigadier John Craddock, advirtió
ayer que todavía hay paramilitares serbios operando en Kosovo, y éstas pueden haber sido
responsables por recientes ataques contra los soldados de la K-FOR (fuerza de
mantenimiento de paz). Soldados norteamericanos estuvieron dos veces durante la última
semana bajo fuego de francotiradores, pero no sufrieron bajas. Se teme que los ataques
sean parte de un plan serbio de hacer ingobernable a Kosovo.
Es un ambiente peligroso, afirmó Craddock. Hay elementos que no le
desean nada bueno al K-FOR. No va a ser una tarea sencilla. Hay demasiados actos de
violencia. Hay todavía demasiados hogares ardiendo a la noche. Hay demasiados
saqueos. Su advertencia resalta la creciente preocupación estadounidense sobre los
peligros que enfrentan las tropas de mantenimiento de la paz. El secretario de Defensa
estadounidense William Cohen había llamado a principios de semana para que la OTAN
acelerara el despliegue de su fuerza, de 55.000 hombres, para expulsar a las fuerzas
serbias que desafiaron el acuerdo de paz y se quedaron detrás de las líneas luego de que
se retiraran las tropas del ejército regular. Cohen afirmó que las fuerzas serbias
buscaban perturbar las operaciones de mantenimiento de la paz, pero hasta ahora no habían
presentado un gran problema. Lo que será importante para nosotros será acelerar,
hasta donde sea posible, la llegada del resto del contingente de la K-FOR, dijo. Se
espera que el contingente completo estadounidense, de 7000 soldados, arribe dentro de dos
semanas.
El general Wesley Clark, comandante militar de la OTAN, ha sugerido que algunos
paramilitares serbios permanecen tras las líneas con la esperanza de interferir con los
esfuerzos de la OTAN para estabilizar a Kosovo. En un número de localidades es
claro que paramilitares serbios, algunos con contactos con organizaciones de inteligencia,
han permanecido en Kosovo, afirmó. Los albaneses étnicos en Kosovo, que se
rehúsan a desarmar, también están causando preocupaciones a la OTAN. Clark declaró que
la mayoría de los guerrilleros del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) sólo han
estado entregando las menos efectivas de sus armas.
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