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Por Raúl Kollmann La verdad es que el dato lo proveyó el jueves un informante israelí de Ciudad del Este: Está por ingresar a la Argentina un auto Volkswagen Gol blanco, patente ZWK 225. Va cargado con explosivos y lo conducen dos personas de origen iraní, una de ellas de apellido Hourtakiri y la otra desconocida. La información fue entregada por la embajada de Israel y, de inmediato, la SIDE y la División Unidad de Investigaciones Antiterroristas (DUIA) de la Policía Federal se pusieron en marcha. A las 16.26 del mismo jueves, el jefe de la DUIA, comisario Jorge Palacios, dio orden de secuestro del vehículo y se conectó con el director de Control Migratorio. Lo que era un operativo de chequeo del dato aportado por un informante terminó ayer en escándalo nacional por obra y gracia de una interna de todos contra todos: la SIDE acusó a la Federal por la filtración, ésta a la SIDE y ambos organismos también apuntaron a funcionarios del juzgado que intervino, el de Jorge Urso. Lo cierto es que todo se tradujo en una prolongación del clima de amenaza reinante en el país. Se fortalecieron las custodias a los edificios de la comunidad judía y hubo orden de revisar los garajes y estacionamientos cercanos. El nombre de Hourtakiri no figura como terrorista en los registros de la CIA, el Mossad y la SIDE. ¿El dato era confiable? le preguntó este diario a un importante jefe policial. De entrada había algunas incongruencias. Nos dieron la patente pero sin decirnos de qué país era, si brasileño o paraguayo. Está claro que en la Argentina no hay patentes que empiecen con Z, pero es raro que un informante no pueda decir de qué país es el vehículo. Más allá de todo eso, nosotros teníamos que chequear todo. La Unidad Antiterrorista y la SIDE implementaron las primeras medidas durante el jueves. El director de Control Migratorio informó que ningún vehículo de esas características había entrado al país en los últimos días y trató de dar fe de sus dichos: Por las fronteras puede entrar gente a pie y sin documentación, pero es difícil que se nos meta un coche. En cada caso el conductor se tiene que bajar y mostrar el título de propiedad del auto. En nuestros registros no hay ningún Gol blanco con esa patente. En verdad, los controles fronterizos argentinos no gozan de gran credibilidad, por lo que nadie se sintió confiado. En la misma noche del jueves hubo un encuentro entre el titular de la DUIA y el presidente de la DAIA, Rogelio Cichowolsky, para analizar un refuerzo en las medidas de seguridad. A esa hora, ya se había ordenado una inspección de todos los estacionamientos y los garajes cercanos a las instituciones judías. La hipótesis era que podía repetirse el plan utilizado en los dos atentados perpetrados en Buenos Aires, contra la embajada de Israel y la AMIA. En ambos casos, la camioneta con explosivos fue dejada en un estacionamiento cercano. La búsqueda no dio resultados. El ingrediente impensado fue la filtración. El chequeo silencioso de los datos se convirtió en un estallido frenético cuando en la mañana de ayer la información se hizo pública. De inmediato hubo acusaciones cruzadas: u Los hombres de la SIDE acusan a la Federal. El dato salió del Departamento Central y ellos quisieron tener protagonismo. La Federal es la que tiene contactos con el canal de cable que dio el primer indicio, argumentaron desde el edificio de la calle 25 de Mayo. u Nosotros estábamos chequeando la información cuidadosamente, cuando eso salió a la luz contestaron desde la Federal. Es parte de la campaña de amenazas y se intenta crear un clima de que no hay seguridad, golpeando contra el ministro Corach y contra nuestra fuerza. Además, cerca del aniversario del atentado contra la AMIA quieren instalar más y máspistas iraníes, diluyendo lo fundamental que es la conexión local. Todo eso viene de la SIDE. u Tanto entre los policías como entre los espías hay miradas que apuntan al juzgado de Jorge Urso. Cuando las cosas llegan a los tribunales de Comodoro Py toman intervención secretarios, fiscales y otros funcionarios. Eso hace todo incontrolable y por ahí pudo haber salido la filtración. Como se ve, el clima ayer estuvo más que enrarecido, con desconfianzas instaladas en las últimas semanas por la cuestión de las amenazas. En la embajada de Israel había indignación porque aportaron un dato y en lugar de hacer un chequeo reservado, la cuestión terminó en escándalo. En la comunidad judía ocurría otro tanto: Están alarmando a la gente con informaciones que antes debían verificarse. Para redondear, en el Gobierno cundió el desconcierto: el atemorizante episodio dos iraníes en un auto lleno de explosivos se suma a la ola de amenazas incontrolables. Un encumbrado funcionario le mostró a Página/12 un informe policial emitido ayer en el que se enumeran once salidas de los bomberos por supuestas amenazas de bomba. Todo en una sola jornada.
La Corte Suprema de
Brasil ordenó ayer al Citibank de ese país que dé información sobre las cuentas del
taxy boy Wilson Dos Santos, un testigo clave que anticipó el atentado contra la AMIA. La
resolución del máximo tribunal fue la respuesta a la insistencia de los Familiares de
las Víctimas de la AMIA que apuntan a Dos Santos, convencidos de que se trata de un
agente de inteligencia brasileño que tuvo información previa del atentado y por lo tanto
podría saber quiénes fueron los autores.
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