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Por David Cufré Carlos Menem ordenó ayer a Roque Fernández buscar una solución urgente a la crisis del PAMI. Como primera medida, el ministro consiguió los fondos necesarios para levantar la suspensión de prestaciones de 54 clínicas bonaerenses, que desde anteayer dejaron de atender a 840 mil pacientes. Para cubrir la deuda con esas y otras prestadoras, la obra social más grande del país será socorrida a través de tres vías por un monto total de 150 millones de pesos. Por un lado, recibirá un adelanto de la recaudación de julio por parte de la Tesorería. En segundo lugar, el Banco Nación le concederá un crédito. Y, finalmente, el PAMI estará autorizado a postergar el pago de la cuota de un préstamo que recibió de la Administración Nacional del Seguro de Salud (Ansal). El ultramenemista Víctor Alderete, titular del PAMI, les dirá a las empresas en conflicto que ya disponen de recursos para cubrir la deuda, y les pedirá que levanten la medida de fuerza. Hasta anoche, las prestadoras se mantenían inflexibles, aunque accedieron a seguir atendiendo las urgencias. En total, la institución recibirá una ayuda de 150 millones de pesos. Sin embargo, el Gobierno admite que no le encuentra salida a la crisis de la obra social de los jubilados. La entidad gasta mensualmente unos 200 millones de pesos, pero sus ingresos alcanzan a 170 millones. En el semestre acumuló un déficit de 180 millones y la perspectiva es que siga aumentando. Alderete se encuentra enfrentado con Roque Fernández y Jorge Rodríguez. El titular del PAMI asegura que es imposible gastar menos de 200 millones, mientras que desde Economía le dicen que deberá hacer un ajuste como el resto del Poder Ejecutivo. Ante la presión de Menem, Roque propuso elevar de 3 a 4 por ciento el aporte de los trabajadores a la obra social, por un período de seis meses. Es la peor de las soluciones, enfatizó en diálogo con Página/12 Miguel Solé, el número dos de la Jefatura de Gabinete. Aunque parezca un contrasentido, en el Palacio de Hacienda también rechazan el proyecto ideado por ellos mismos. Un estrecho colaborador del ministro comentó a este diario que la sugerencia de elevar los descuentos a los trabajadores está a la firma de Menem, pero que Roque le recomendó no hacerlo. La única salida es que el PAMI gaste menos, porque el Gobierno no está en condiciones de pagar el costo político de reducir los sueldos un 1 por ciento, y tampoco se puede endeudar para cubrir ese déficit, comentó el escudero de Roque. Las soluciones económicas escapan a la esfera de mis decisiones, retrucó ayer Alderete, quien rechaza las críticas de Economía respecto de las fallas en la administración del PAMI. Una alternativa que analizaron en la Jefatura de Gabinete fue que la obra social renegocie con los prestadores para bajar los costos, pero llegaron a la conclusión de que esa salida es inviable, puesto que las empresas están amparadas por contratos y podrán exigir indemnizaciones si no se cumplen los compromisos. No tengo la mejor solución, pero hay que seguir buscando dentro de los ingresos y gastos corrientes, para acomodar el presupuesto a las necesidades de todas las áreas, indicó Solé. Por su parte, Jorge Rodríguez consideró que no es oportuno aumentar el aporte de los trabajadores al PAMI y expresó que el dinero para cubrir el rojo de la obra social debe surgir de las partidas del Presupuesto. Si todas las áreas de gobierno acceden a perder recursos para financiar al PAMI, estamos de acuerdo. Pero sabemos que eso no es nada fácil, apuntaron desde Economía. Menem tendrá que resolver la encrucijada.
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