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Llegaron los dos presos argentinos de Brasil

Después de diez años de prisión en San Pablo y de tres huelgas de hambre, los hermanos Paz fueron trasladados a Argentina. Se abrazaron con su familia y aunque siguen detenidos, confían en ser liberados dentro de semanas.

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Humberto y Horacio Paz con su madre de 79 años, que no los veía hace más de una década


Por Victoria Ginzberg
t.gif (862 bytes)  La familia Paz se fundió en un abrazo. Ocurrió pasadas las cinco de la tarde de ayer, en una sala del Aeropuerto de Ezeiza. Los hermanos Humberto y Horacio Paz llegaron al país luego de pasar diez años como presos políticos en Brasil y se reencontraron con los suyos. Todavía siguen detenidos, pero su abogado calcula que podrían salir en libertad condicional en las próximas semanas.

"Después de dos décadas de clandestinidad, exilio y prisión, iremos al reencuentro de nuestros amigos y familiares, de antiguos sueños y esperanzas. Muchos de los hombres y mujeres que conocemos fueron asesinados por la dictadura militar. Otros fueron llevados por el ciclo natural de la vida. Tal vez tengamos dificultades para reconocer los lugares de nuestra juventud o para comprender los dolores y las perspectivas que actualmente mueven el pueblo argentino. Pero nuestra vuelta sólo tiene sentido si significa un retorno al trabajo, al estudio y a la lucha de nuestra gente", manifestaron Humberto y Horacio Paz en una carta escrita antes de abandonar el Centro de Observación Criminalística de Carandirú, en el norte de San Pablo.

Los hermanos Paz están presos desde 1989, cuando participaron, como miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile, del secuestro del empresario brasileño Abilio Diniz. El fin de la acción era juntar fondos para ayudar al salvadoreño Frente Farabundo Martí. La historia de la militancia de estos hombres comienza mucho antes. En 1974, Humberto estuvo preso en la cárcel de Coronda durante nueve meses. De allí, salió con opción al extranjero y se fue a Perú. Regresó al país clandestinamente después del golpe militar pero se exilió nuevamente en marzo de 1977. La esposa de Horacio desapareció durante la última dictadura. Estaba embarazada de ocho meses. En el mensaje que ambos redactaron antes de volver al país aseguraron no arrepentirse de haberse "jugado la vida por la solidaridad a la revolución salvadoreña" pero afirmaron tener conciencia del "grave error político cometido".

También denunciaron que algunos de sus compañeros fueron torturados y que la policía brasileña manipuló fotos suyas para perjudicar electoralmente al Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil. Junto con Humberto y Horacio fueron detenidas ocho personas, entre las que había chilenos, canadienses y un brasileño. Los argentinos fueron los últimos presos en volver a su país de origen.

Arriba del avión que los trajo a la Argentina, los Paz levantaron la huelga de hambre que estaban realizando desde hacía once días. Era la tercera protesta de este tipo que realizaban desde abril de 1998. Para ir acostumbrándose al alimento de a poco, sólo tomaron líquidos.

En Ezeiza, la espera fue larga. El avión que traía a los hermanos fue aguardado con ansia por la madre de los Paz --tiene 79 años y se desplaza en silla de ruedas-- sus hijos, sus hermanos y su sobrina. Los acompañaron su abogado y una decena de representantes de organismos de derechos humanos que fueron a darles aliento. El diputado Alfredo Bravo también se hizo presente. La llegada de los detenidos se esperaba para las dos de la tarde pero la familia pudo reunirse después de las cinco.

Alejandra tiene 26 años y no había visto a su papá, Humberto, desde 1989. Mientras lo esperaba, evocaba los poemas, las cartas y las canciones que su papá le recitaba, le escribía y le cantaba. "Era el único que podía hacerme reír cuando estaba enojada", dijo con los ojos brillantes y sin disimular sus nervios. A su lado, su hermano Darío la observaba mucho más tranquilo. Apenas tenía tres años cuando vio por última vez a su papá. Alejandra no escondió sus lágrimas. "El --por su padre-- me decía que yo era cebollera, porque cuando pasaba algo, fuera lindo o feo, yo lloraba. Y sé que ahora voy a llorar."

Los integrantes de la familia Paz volvieron del reencuentro con Humberto y Horacio con los ojos llorosos pero sonriendo. Aseguraron que los hermanos estaban "muy contentos" y que, dentro de la debilidad que implica no comer por más de diez días, estaban bien de salud.

Humberto y Horacio fueron conducidos en un celular policial a la Alcaidía de Tribunales y de allí a la cárcel de Caseros. Los representantes de los organismos de derechos humanos no pudieron entrevistarlos ni en el aeropuerto ni en el juzgado, donde tampoco pudo entrar el abogado Eduardo Soares.

 

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