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Volvió la Guerra Fría, o casi. Las sirenas de alarma activadas la semana pasada por una provocativa incursión rusa en los espacios aéreos de Islandia y Noruega dos países miembros de la OTAN suenan con más fuerza después de una aparición televisiva ayer del presidente Boris Yeltsin junto a sus altos mandos militares, las especulaciones de la prensa rusa sobre el carácter demostrativo de potencia militar del ejercicio, la creciente evidencia de la falta de control civil sobre el aparato castrense y nuevos datos que indican que el sistema informático encargado de activar el fuego nuclear ruso dista de hallarse en manos seguras. De este modo, después de la incursión rusa hace dos semanas en Kosovo y de largas desinteligencias sobre la ofensiva de la OTAN contra Yugoslavia, el sobrevuelo de dos de los países más gélidos del mundo hizo soplar vientos que evocan miedos a una guerra bien caliente. De hipótesis fantástica calificó ayer Yeltsin la posibilidad de una gran agresión militar contra Rusia, indicando en cambio que los conflictos regionales son ahora la principal amenaza para la seguridad del país. No obstante, el contexto en que el presidente ruso hizo esta afirmación le dio un sentido ominoso, ya que se trataba de analizar la hasta ahora mayor maniobra de la historia de las fuerzas armadas rusas en la época postsoviética: el ejercicio Sapad 99 (Occidente 99), en que unidades rusas y bielorrusas repelieron la semana pasada un ataque ficticio desde Occidente contra Rusia a lo largo de la frontera con los países bálticos y Polonia, y lanzaron a su vez una ofensiva. Las maniobras, de un carácter de tanteo provocativo como no se veía desde el fin de la Guerra Fría, determinaron que en EE.UU. se dijera que Moscú estaba tratando de probar sus reflejos militares, aunque después el Departamento de Estado hiciera lo imposible por minimizar el incidente. De todos modos, lo que se podía leer ayer en la prensa rusa no era precisamente sedante. El diario Sevodnia, bajo el alarmante título de Rusia asestó un golpe nuclear a EE.UU., aseguró que los cazas estadounidenses que salieron al paso de los bombarderos se limitaron a presenciar una maniobra de lanzamiento de misiles de crucero, tras la cual los TU-95 regresaron tranquilamente. Fuentes militares, que respaldaron la versión oficial según la cual no hubo incursión indebida en el espacio aéreo de Islandia, subrayaron al diario que desde ese punto sólo se puede disparar contra territorio de EE.UU., lo que reconocen con disgusto los propios estadounidenses. Pero estas fuentes destacaron que Europa también recibió lo suyo porque casi simultáneamente dos bombarderos TU-160 realizaron una maniobra con misiles de crucero cerca de Noruega, en un ataque ficticio contra Europa continental. Según el análisis de Sevodnia, la conclusión principal del ejercicio es que ya sabemos qué hará Rusia en caso de una agresión limitada de Occidente: asestar un golpe nuclear preventivo ... Lo ocurrido en la madrugada del 26 de junio provocó un shock (...) En Washington no consiguen comprender para nada la lógica militar de Moscú. Esto último hace referencia a las dudas occidentales sobre quién controla a las FF.AA., que primero aparecieron cuando una columna de 200 soldados rusos entró en Pristina, capital de Kosovo, el 12 de junio último, sin que hasta hoy haya quedado claro quién dio la orden. La situación resulta aún más sombría si se considera que la fiabilidad del sistema informático encargado de activar el fuego nuclear ruso no podrá ser garantizada por falta de medios y de personal, según publicó ayer el diario Novye Izvestia. Ese sistema consiste en nada menos que las computadoras portátiles que están en las famosas valijas del presidente y de los altos responsables encargados de desencadenar un ataque atómico. Al parecer, los responsables de mantenimiento de la valija nuclear de Yeltsin afirman cobrar sólo 63 dólares por mes y con atrasos que pueden llegar hasta nueve meses. Con estos sueldos, según las fuentes del diario, es imposible contratar a jóvenes especialistas en informática, y la edad promedio de los técnicos de la valija es más o menos de 50 años. Ello obligó a buscar militares sin entrenamiento para controlar los aparatos,pero con orden de no tocar ningún botón y llamar a un especialista en caso de alerta.
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