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Por Adrián H. Mouján ... La convertibilidad en un contexto de gran pesimismo puede peligrar. Domingo Cavallo optó otra vez por el rol que mejor sabe y que más le gusta, el de garante de la estabilidad ante un auditorio que no podría llamar cautivo pero sí amigable: representantes de las más grandes empresas norteamericanas radicadas en el país. El candidato presidencial de Acción por la República también habló de política y mostró que cada día que pasa está más cerca de cerrar un acuerdo con el candidato peronista Eduardo Duhalde, a quien trató de criticar módicamente mientras castigaba cada vez que podía (y fueron muchas) al candidato aliancista Fernando de la Rúa. Para hacerlo, hasta apeló a la ironía, una herramienta no especialmente habitual en su discurso: El cambio que necesita el país no es dejar de ser divertido para ser aburrido, o jugar al tenis en lugar de jugar al golf. Sobre el futuro económico de la Argentina, Cavallo señaló que no hay que demorar en salir de la actual recesión porque puede generar incertidumbre sobre la convertibilidad, que en un contexto de gran pesimismo puede peligrar. Aunque luego, ante una consulta de uno de los empresarios miembros de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina, Cavallo garantizó la vigencia de la convertibilidad e inclusive arriesgó que aún con una economía o un gobierno en crisis, la paridad cambiaria es muy poderosa. Tampoco esta afirmación provocó muchos comentarios de los directivos del Bank of America, Bank Boston, IBM, AGFA, Coca-Cola, Chrysler, AT&T, Murchison, Ford y la Unión de Bancos Suizos. Aunque el auditorio esperaba una disertación económica, Cavallo optó por una más política y fue delineando lo que será su plataforma electoral, que presentará en las próximas semanas. Volvió a negar que haya firmado algo con la Alianza o con el PJ, aunque cuando se lo consultó sobre una afirmación de Duhalde, quien dijo que existía un pacto para conseguir un apoyo del centroderecha en una segunda vuelta, el diputado contestó que debe haber dicho que quería un acuerdo con Acción por la República. En ese punto, Cavallo buscó ubicarse en rol de árbitro de una eventual segunda vuelta ya que quiere evitar la erosión que le está produciendo en su caudal electoral la polarización. No estoy comprometido con ninguno de los dos ... pero sorprende que la Alianza no quiera lo mismo que Duhalde (por el acuerdo), salvo que estén ensoberbecidos que crean que van a ganar con mayoría del 51 o el 45 por ciento. Si fueran un poco más realistas los de la Alianza y partieran del supuesto que ni ellos ni el justicialismo ganan en la primera vuelta, los dos deberían querer un acuerdo con Acción por la República, afirmó Cavallo. Sin duda, demuestra más interés, más afinidad conmigo ... las actitudes y las cosas que dice Duhalde respecto de su voluntad de acordar, señaló Cavallo, quien luego se mofó de De la Rúa. El cambio que necesita el país no es dejar de ser divertido para ser aburrido, o jugar al tenis en lugar de jugar al golf, fue la socarrona frase de Cavallo que causó risas entre el auditorio. Cavallo reclamó una reforma judicial y fue detallando los ejes de su iniciativa: Hay que remover a los miembros de la Corte y someter a jury o a las instancias que establezca el Consejo de la Magistratura a todos los malos jueces federales. Hay que cambiar las cabezas de la Justicia. En este punto, el candidato de Acción por la República consideró que Menem y De la Rúa tienen posiciones similares respecto de una eventual reforma judicial. Menem se equivoca cuando dice que el sistema judicial funciona bien. Y De la Rúa al no hacer mención a reformas en la Justicia en su discurso se equivoca por tibio. Sobre este tema, en torno del cual hay una disputa entre la oposición y la Alianza, Cavallo no mencionó a Duhalde. Después de referirse a la reforma judicial, Cavallo recordó sus denuncias contra Alfredo Yabrán y lanzó una frase muy dura como para castigar a los dos partidos: Hubo un Pacto de Olivos II para proteger al crimen organizado. El legislador se consideró imprescindible para cualquier gobierno que pretenda salir de la actual recesión, pero a cambio de un acuerdo reclamó un rol que me permita ser presidente en el 2003. Lo digo sin egoísmo, pero creo que voy a jugar un rol importante en el próximo gobierno y todo acuerdo que firmemos de cara a estas elecciones debe permitirme ser presidente en el 2003, añadió. Cavallo destinó una ironía para referirse al tema de la condonación o no de la deuda externa. Pedir la condonación es el sistema más expeditivo para convertirnos en Etiopía, ya que es posible que nos la condonen, pero después, cuando vayamos a pedir un crédito, nadie nos va a considerar confiables, agregó.
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