Por Eduardo Videla
El furor que
provocó el Plan Canje en sus dos primeros meses de vida, sumado a la imprevisión de las
automotrices y las promesas desmesuradas de algunas concesionarias se conjugaron para
causar inconvenientes al eslabón más débil de la cadena: el consumidor. Las demoras
para la entrega del ansiado cero kilómetro oscilan entre los 30 y 60 días según
distintas fuentes, cuando el plazo normal no debería superar los siete días. A
todo eso, el interesado seguirá todo el proceso de reclamo a pie, pues entregó al
principio su viejo auto usado. Y encima ya pagó por el modelo nuevo. El desfasaje entre
los autos desechados y los cero kilómetro vendidos puede verse en los números: hasta el
viernes último se habían dado de baja 56.520 unidades, mientras que apenas se habían
vendido 20.000 autos nuevos. En el medio, los especuladores hacen su agosto en pleno
julio: compran autos viejos a 300 pesos y venden los certificados para el plan canje a
2000 (ver aparte).
Aunque por el momento no hay denuncias formales, son numerosísimos los llamados que
reciben las asociaciones de defensa del consumidor y los organismos oficiales. El titular
de la Asociación de Concesionarios de Automóviles (Acara), Oscar Cortis, reconoció que
existen demoras de entre 30 y 45 días en la entrega de las unidades de
precio más bajo, que son las más requeridas. Y adjudicó el problema a que la
demanda ha superado la oferta, y las terminales, que venían de un régimen de producción
bajo, demoran en ponerse a tono. Las automotrices, por su parte, atribuyen el
problema a la ansiedad de las concesionarias por vender (ver nota aparte).
El Plan Canje apunta a promover la venta de autos cero kilómetro y, a la vez, eliminar el
viejo parque automotor. Para ello, quien tenga un auto con más de 10 años de antigüedad
podrá entregarlo para desguace, a cambio de lo cual recibirá un certificado. Por ese
documento, en la concesionaria le reconocerán un descuento de 4840 pesos en la unidad
nueva. El plan se lanzó el 27 de abril y estará vigente hasta el 19 de octubre.
Sandra González, de la Asociación de Defensa del Consumidor y el Usuario (Adecua),
afirmó que en la entidad se reciben numerosas consultas sobre demoras en las entregas.
En muchos casos, cuando el cliente envía una carta documento, el auto aparece
enseguida, relató González.
La demora en la entrega del auto nuevo es sólo uno de los motivos de consulta de
los compradores, dijo a Página/12 José Luis Laquidara, coordinador de los
Tribunales Arbitrales de la Secretaría de Comercio de la Nación. Según el funcionario,
las otras irregularidades denunciadas por los consumidores son las siguientes:
u Se concerta la operación sobre un modelo, pero luego la concesionaria informa que se ha
dejado de fabricar, por lo que se le ofrece otra unidad de mayor precio.
u Algunas concesionarias toman los certificados, pero les reconocen la mitad de su valor.
u Otro de los recursos de los vendedores consiste en inflar los gastos de la operación.
La concesionaria no puede desconocer que un modelo se va a dejar de fabricar, cuando
lo está ofreciendo, opinó Laquidara, desentrañando la trampa.
Según el coordinador de la Dirección de Industria de la Nación, Alberto Valle, las
demoras de entrega llegan a los 60 días en los modelos de mayor demanda, como el
Volkswagen Gol, el Fiat Uno y el Renault Clío. Es que las empresas han tenido
que reformular su cadena productiva, justificó el funcionario. Aunque reconoció
que las empresas tenían tiempo suficiente para hacerlo desde enero, cuando se anunció el
plan.
Valle también sostiene que en su cartera no se han recibido denuncias formales pero sí
numerosas consultas. Ante la sospecha de que los concesionarios privilegian la venta de
unidades fuera del plan, elfuncionario aclaró que no debería haber discriminación
al cliente que canjea su vieja unidad.
Cortis, de la Asociación de Concesionarios, indicó que el 90 por ciento de las ventas en
los concesionarios corresponde al plan de desguace. Toda la gente que hoy quiere
comprar un auto nuevo trata de conseguir un certificado, afirmó el empresario. La
modalidad ha creado entonces el mercado de los certificados de desguace, comercializados
por agencias y revendedores (ver recuadro).
El cuello de botella del sistema no sólo está en la entrega del auto nuevo. La otra
traba se sitúa en el desguace: El volumen desbordó la capacidad operativa de las
empresas, explicó Valle. Por eso, la empresa Scrab Service, a cargo de esa faena en
el área metropolitana, tuvo que añadir una nueva procesadora de chatarra en la ciudad de
Campana.
Según Laquidara, los compradores tienen derecho a hacer el reclamo ante los Tribunales
Arbitrales de la Secretaría de Comercio. Si la concesionaria no lo acepta, se puede
presentar la denuncia, que puede derivar en una sanción a la empresa por
incumplimiento, que consiste en una multa de 500 a 500.000 pesos. También se puede
hacer el reclamo ante la Dirección del Consumidor del Gobierno de la Ciudad o
asociaciones de defensa del consumidor.
La compra de chatarra
Puede ser que alguien quiera aprovechar el Plan Canje pero no tenga auto usado. No
importa. En las páginas de los clasificados aparecen los avisos de intermediarios que se
encargan de comprar los autos chatarra, por un valor de entre 300 y 500 pesos, para luego
vender los certificados para el canje a los futuros compradores. Como el certificado es
intransferible, el intermediario no se deshace de la chatarra hasta que aparece el
interesado. Recién entonces le da de baja al vehículo viejo en el Registro Nacional del
Automotor, a nombre del cliente. Por todo el trámite, le podrá cobrar hasta 2000 pesos.
El negocio es para ambos: al comprador le reconocerán 4840 pesos contra entrega del
certificado.
La operatoria no es ilegal dice Alberto Valle, de la Dirección de
Industria porque cumple con una de las finalidades del plan, que es sacar de
circulación los viejos modelos. |
LAS EXPLICACIONES QUE DAN LAS TERMINALES
Nadie se esperaba esto
Por Pablo Ferreira
El trámite es muy
engorroso. Nos superó la demanda. Se piden los modelos de más
bajo equipamiento que las concesionarias no tienen en stock. Estas son algunas de
las explicaciones que esgrimieron las terminales ante Página/12 para explicar las demoras
en la entrega de unidades adquiridas mediante el Plan Canje. Además, en el mercado
señalan a las concesionarias como parte del problema. Estas, para aprovechar al máximo
el esperado veranito, comprometen entregas a los usuarios en plazos que
terminan siendo incumplibles.
En Volkswagen, por caso, explicaron que la demanda superó su capacidad de producción.
Nadie se esperaba que se demandaran 25 mil autos el primer mes de vigencia del
plan, señaló José María Martínez, de Relaciones Institucionales, aludiendo al
total de órdenes de compra recibidas por las terminales durante ese mes a través del
nuevo sistema. El ejecutivo destacó que la fábrica alemana tiene que importar pieza de
Brasil y adecuar la velocidad de la línea de producción, lo que les impide ponerse
rápidamente a tono con los pedidos.
En ese sentido, General Motors parece no tener inconvenientes. No tenemos demora en
la entrega, aseguró Alberto García Carmona, director de Relaciones Institucionales
de la terminal estadounidense. En este caso, lo que resulta un problema para otras
automotrices, para ellos es un alivio. Podemos regular bien la producción porque
hay un colchón de tiempo entre la seña del cero kilómetro y la entrega del certificado
de canje de 15 días como mínimo, explicó García Carmona. Además, señaló que
si bien los pedidos son más numerosos que los normales, el plan canje sirve para
mantener los volúmenes que veníamos proyectando tres meses atrás.
En tanto, Javier Vernengo, vocero de Fiat Auto, también admitió que hay demoras en la
entrega de autos a los concesionarios. Entre los motivos puntualizados a este diario el
más importante en su opinión es que el trámite es engorroso. Según sus
datos, el trámite más rápido es en la Capital Federal donde tarda con todos los
papeles en regla un mínimo de 17 días. Pero si se presenta algún problema, sobre
todo en el interior del país, la demora se eleva a 40 o 45 días. Otra de las razones
argüidas apunta a que la gente, en general, está pidiendo los modelos de más bajo
equipamiento, los cuales no suelen tener en stock los concesionarios. A lo que debe
sumársele que el proceso de producción en línea es de ocho semanas, con un
turno de producción. Una capacidad que las terminales no están dispuestas a modificar
dado que dicen esto dura tres meses y después no se sabe qué va a
pasar.
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