El
presidente del Banco Central, Pedro Pou, se vio en la obligación de salir ayer a aclarar
sus propios dichos del día anterior, cuando ante los banqueros había señalado que
algunos bancos van a cerrar. Con el afán de llevar algo de calma a los
ahorristas, Pou aseguró que no hay bancos con problemas o en condiciones de
cerrar. No obstante, al explayarse sobre lo que había querido decir cuando auguró
una mayor concentración del sistema financiero, la máxima autoridad monetaria eligió
una curiosa manera para intentar apaciguar los ánimos: Lo que deben tener en claro
los depositantes que pudieran preocuparse por mi manifestación es que en todos los
procesos de reestructuración bancaria los ahorristas cobraron el ciento por ciento de sus
depósitos, tranquilizó, o algo parecido.
Como no podía ser de otra manera, las declaraciones de Pou en la reunión anual de la
Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) generaron preocupación entre los propios
financistas. Fue una sorpresa, no fue una manifestación feliz. Una declaración de
este calibre siempre conmueve al sector financiero. Por lo menos crea zozobra,
señaló Norberto Peruzzotti, director ejecutivo de ABA. Peruzzotti, no obstante,
interpretó que el funcionario quiso señalar que el sector financiero requiere
todavía de algunos ajustes. Pero eligió el camino más drástico. Al mismo tiempo,
el directivo reveló que durante una conversación privada Pou le ratificó la
inexistencia de entidades con problemas serios y que no se había referido a ningún caso
en particular.
En su aclaración, Pou no se retractó de su desubicado pronóstico. Se limitó a asegurar
que hoy día no existen bancos en problemas. Pero reafirmó su postura de que
la competencia dentro del sistema bancario es el instrumento para lograr una mayor
eficiencia. Y esa competencia, como en todos los sectores productivos, es un instrumento
útil pero que trae aparejado este costo (que algunos bancos deben cerrar sus puertas). Es
la lógica del funcionamiento del sistema, aseveró.
No hay motivos para intranquilizarse. Lo que hice simplemente fue hacer una
referencia a la forma en que funciona un sistema financiero eficiente. Lo importante es
que los depósitos están protegidos porque hay garantía total sobre los depósitos hasta
30 mil pesos, añadió Pou.
El titular del BC no está transitando momentos tranquilos. A fines de mayo, el juez
Gabriel Cavallo lo procesó bajo los cargos de abuso de autoridad e incumplimiento de los
deberes de funcionario público en relación a las caídas de los bancos Mayo y Patricios.
La semana pasada, un fiscal pidió que se lo investigue por presunto enriquecimiento
ilícito. Desde las filas del duhaldismo y de la Alianza analizan desplazarlo no bien
asuman el gobierno en diciembre. Y un ex senador estadounidense lo acusó de
discriminación hacia la colectividad judía. Pero esta vez no fueron sus actos sino sus
palabras las que lo colocaron en el ojo de la tormenta. Y recibió críticas desde todos
los flancos.
El economista de la Alianza Adalberto Rodríguez Giavarini salió al cruce de los agoreros
pronósticos del titular del Central. Fueron declaraciones desafortunadas,
calificó, sin pasar por alto que el sistema está sólido y en este momento no hay
posibilidad de caídas. Según el especialista, un presidente del Banco
Central no debe hacer anuncios sobre la situación de las entidades porque esto constituye
un aumento de la percepción del riesgo y de la desconfianza por parte de los
ahorristas, argumentó.
En el mismo tono, Domingo Cavallo afirmó que es preferible que un presidente del
Central no formule este tipo de expresiones. Se prestan a generar inquietudes. Por
su parte, Carlos Heller, el gerente general el Credicoop, admitió no haberse sentido
sorprendido por las palabras de Pou. Que la libre competencia tiene costos es algo
que nosotros estamos viendo todos los días, apuntó en tono crítico. Y agregó que
un país necesita un sistema financiero con diversidad de entidades, con entidades
regionales, pequeñas.
Además de aclarar su discurso, Pou aprovechó su contacto con la prensa para reiterar la
necesidad de dolarizar la economía. Necesitamos que los candidatos tengan vocación
por llevar adelante el tema, pidió. La dolarización se ve como una bandera
de Menem. Por eso nadie quiere hacerla propia, interpretó en relación con la
postura pasiva que han tomado sobre el tema tanto Eduardo Duhalde como Fernando de la
Rúa. Pou parece destinado a levantar polémicas.
Pronóstico optimista El ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York, Gerald Corrigan,
estimó que la economía argentina podría crecer cuatro por ciento o más en
el 2000, aunque pronosticó que los próximos meses seguirán siendo débiles.
En su disertación durante la segunda jornada de la Convención de Bancos de la Argentina,
el actual director gerente del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs rechazó
la posibilidad de que la Argentina abandone el modelo de convertibilidad y, en un franco
respaldo de la gestión de Pedro Pou, elogió la reestructuración del sistema financiero.
La efectividad del ajuste que se ha hecho aquí es verdaderamente mejor y con menos
costos fiscales y económicos que los que se han visto en otros países, dijo al
respecto. No obstante, Corrigan apuntó que siempre hay peligro de que se produzca
un shock financiero en algún lugar del mundo. Por último, pronosticó que la
economía mundial se expandirá poco más del 3 por ciento en el 2000. |
MIGUEL ARRIGONI, DE ERNST & YOUNG, EXPERTO
EN FINANZAS
Tener más bancos, no menos
Por Claudio Zlotnik
Miguel
Angel Arrigoni, director de Ernst & Young, una de la consultoras más importantes del
mundo en el tema financiero, criticó a Pedro Pou al sostener que el sistema financiero
argentino se encuentra subdesarrollado. Y que el Central debería legitimar lo
que él denomina sistema financiero informal y dar cabida a entidades
regionales. La solidez del sistema es independiente del tamaño de los bancos. En la
Argentina se han caído bancos muy grandes, como el BIR, afirmó Arrigoni en
diálogo con Página/12, luego de su exposición en ABA.
¿El sistema financiero está sobredimensionado?
¡No!, al contrario. El sistema está terriblemente subdesarrollado. Justamente, el
crecimiento de la informalidad financiera está indicando que no hay buen nivel de
desarrollo de los bancos. Estos no tienen una buena penetración entre las empresas; las
pymes pagan tasas exorbitates en las cuevas. Es necesario que haya más entidades
financieras. Creo que deberíamos revisar el actual modelo de sistema financiero.
¿Por qué?
No habría problemas en que coexistan los grandes bancos internacionales con otros
pequeños. El problema está relacionado con la economía de escala: los bancos grandes no
llegan a los clientes pequeños. Un banco regional podría ganar dinero trabajando con una
sucursal y tres empleados. Pero este esquema es imposible aplicarlo en una entidad líder.
No hay que ser ciegos: en la Argentina han desaparecido bancos regionales y después nadie
ocupó ese lugar.
¿Y cuál debería ser el papel del Banco Central para construir ese modelo
alternativo?
En vez de seguir insistiendo en la concentración, debería invitar a que se unan al
sistema aquellas entidades informales, como las mutuales, las mesas de dinero y hasta las
cuevas. El proceso de concentración es inevitable con Pedro Pou o sin él al frente del
Central. Pero existe asignaturas pendientes, y ahora que el sistema financiero encontró
su estabilidad habría que apuntar los cañones para que crezcan otro tipo de entidades
que sirvan para impulsar el desarrollo. Una vez bajo la órbita del Central, estas
entidades podrían funcionar como cajas de crédito o minibancos. No alcanza con saber que
el sistema financiero ha mejorado; lo cierto es que con la concentración no se ha notado
un aumento en el acceso al crédito por parte de las pymes y de los particulares.
¿Pero esta propuesta encaja en el actual modelo económico?
El modelo de país no puede incluir sólo a las grandes compañías. Debería
incluir a las pymes que, en definitiva, son las mayores empleadoras de la economía. Y en
ese esquema no puede caber un sistema financiero que excluya a los pequeños bancos y a
los regionales.
Movilización Empleados bancarios realizaron ayer al mediodía, por segundo día
consecutivo, una manifestación en frente al hotel donde se está desarrollando la
reunión anual de los banqueros. La medida de fuerza, que concluirá hoy, fue decidida por
la Asociación Bancaria en reclamo del cumplimiento de la jornada laboral de siete horas,
el pago de las contribuciones a la obra social y de un ajuste en la escala salarial del
sector. Según informó el secretario de prensa de la seccional Buenos Aires de la AB,
Eduardo Berrozpe, el gremio mantiene una guardia permanente frente al hotel en
el que se desarrolla el encuentro de ABA. El sindicalista indicó, además, que demandan
el pago de horas extras que los bancos se niegan a abonar. |
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