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COMO ES EL NEGOCIO DE LAS PASTILLAS QUE PROMETEN EFECTOS MILAGROSOS
El peligro de tragarse la píldora

El mercado de los productos como el promocionado por Susana Giménez mueve unos 200 millones al año. La Anmat los aprobó en forma indiscriminada, pero especialistas advierten que pueden provocar una intoxicación crónica.

Los productos “milagrosos” son un excelente negocio: de venta libre, promueven la automedicación.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes) El escándalo que generó el adelgazante promocionado por Susana Giménez dejó al descubierto la punta de un negocio millonario: el de los suplementos dietarios, una industria que creció en la última década, al amparo de la desregulación de la economía, y que –según advierten expertos– está poniendo en riesgo la salud de los argentinos. Pero no son sólo para bajar de peso. La variedad de productos es muy amplia. Superan cómodamente el millar. Se estima que el volumen de ventas ronda entre los 150 y 200 millones de dólares al año. Vienen en grageas, comprimidos, polvos, caramelos masticables o granulados efervescentes, son de venta libre y se comercializan en farmacias, dietéticas, puerta a puerta y por TV. El problema es que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) los aprobó en forma “indiscriminada”, permitiendo la importación de una gran cantidad que, por las dosis farmacológicas que contienen, tendrían que ser considerados medicamentos y venderse bajo receta, denunciaron ante Página/12 destacados especialistas, y advirtieron que su ingesta sin control podría llevar a una intoxicación crónica, de difícil detección (ver aparte).
Como en las principales ciudades estadounidenses, desde hace pocos días Buenos Aires tiene su primer local dedicado exclusivamente a la venta de una marca de suplementos dietarios. El flamante comercio está en Florida casi esquina Sarmiento, y pertenece a General Nutricion Center (GNC), que ya abrió otros dos, en un shopping de Pilar y en Mar del Plata.
Aunque no pueden prometer efectos terapéuticos, los suplementos dietarios suelen augurar en sus publicidades efectos mágicos para bajar de peso, retardar el envejecimiento, combatir la calvicie, disminuir el estrés, proteger al hígado de la cirrosis, o curar enfermedades como la artritis.
Por definición, el suplemento dietario es un producto que aporta al organismo nutrientes que no se ingieren en la dieta diaria, es decir, no se trata de un medicamento. En la Argentina, si son importados los aprueba el Instituto Nacional de Alimentos (INAL), que depende de la Anmat, y cada provincia, si son de producción local.
Vitaminas que enferman
“Están circulando un gran número de productos que se aprobaron como suplementos dietarios, pero que por las cantidades de fármacos que tienen deberían considerarse especialidades medicinales y cumplir con los requisitos que se les exige a los medicamentos, como por ejemplo, probar científicamente su eficacia terapéutica, además de venderse en forma controlada”, señaló a este diario Antonio Somaini, presidente del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de Capital Federal, tras realizar una investigación sobre el tema.
Como ejemplo, Somaini mencionó un suplemento dietario que se vende bajo el nombre de “Betacaroteno” y es de una de las principales marcas del mercado. “Es una provitamina A que contiene como tal 25.000 unidades. Por su propio metabolismo, la vitamina A al ser ingerida en el intestino se duplica y se transforma en 50.000 unidades, una concentración a la que sobradamente le corresponde la clasificación de producto farmacéutico, de venta bajo receta”, precisó Somaini. “Para colmo, el laboratorio que la produce indica en el prospecto que protege a los fumadores del cáncer de pulmón y combate los hongos cancerígenos. Pero eso es mentira porque la vitamina A no tiene acción anticancerígena. Y lo más grave es que el Estado tolera que esto ocurra, sin tomar ninguna medida precautoria en defensa de la salud de la población”, agregó.
El farmacéutico dio otro caso, el de un frasco de “Vitamina C, de 1000 miligramos”. “Trae una dosis aceptada internacionalmente como terapéutica y por lo tanto no puede ser considerada un suplemento dietario. Además, el envase asegura que es un antibiótico natural contra virus y bacterias, ayuda a bajar el colesterol de la sangre, actúa contra la formación de sustancias cancerígenas y participa en la formación de hormonas antiestrés de la sangre. Todas éstas son indicaciones terapéuticas que no están suficientemente comprobadas. Y como la mayoría de los suplementos dietarios, induce a la automedicación, con el grave riesgo que eso implica”, describió Somaini.
Curiosamente, el causante de tal descontrol fue el ex ministro Domingo Cavallo. El decreto 2092, de 1991, que desreguló la economía, dio vía libre al ingreso, sin restricciones, de suplementos dietarios aprobados en países como Estados Unidos, Canadá, Comunidad Europea, Japón e Israel, entre otros incluidos en lo que se conoce como Anexo 1, aun cuando tales productos violen –como ocurre– el Código Alimentario Argentino (Ley 18.284), que se caracteriza por ser bastante restrictivo. Y una vez que la Anmat autoriza la importación de un suplemento dietario elaborado en el extranjero, un productor local puede pedir permiso para fabricar aquí uno con un contenido similar. Hasta ahora la Anmat lleva aprobados unos 1400 suplementos dietarios importados. En la ciudad de Buenos Aires hay, en tanto, alrededor de 450 de fabricación local.
Adelgace ya
“Semejante apertura permitió la entrada y comercialización como suplementos dietarios de productos que tienen melatonina, que es una hormona que estimula el sueño, ma huang, una planta que aporta efedrina, o uña de gato, otra que tiene un alcaloide que no es seguro, todas ellas sustancias que no son alimentos. Estamos tratando de corregir este desorden con una resolución más restrictiva que rige desde el año pasado”, confió a Página/12 una fuente del INAL.
“Hace años venimos peleando desde la Confederación Farmacéutica Argentina para que los adelgazantes y los suplementos dietarios tengan un marco regulatorio mayor que el libre albedrío de la gente. Los nutrientes no son siempre inocuos como se los trata de presentar”, alertó María Esther Gómez del Río, profesora titular plenaria de la Cátedra de Nutrición de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
“El tema encierra un problema muy grande, porque no podemos hacer nada. Entre un 40 y un 50 por ciento de los suplementos dietarios no está de acuerdo con el Código Alimentario Argentino, pero si rechazamos su aprobación, el fabricante puede iniciarnos una demanda si hay otro producto similar importado que ya está aprobado por el INAL”, reveló Patricio Anderson Zorrilla, director de Protección de Alimentos, del gobierno porteño. Entre las sustancias que no están contempladas en el código que determina la composición permitida de los alimentos figura además, el guaraná, un fruto de origen brasileño que aparece, en la composición de los comprimidos de “Ecodiet”, un adelgazante que compite con el Reduce Fat Fast, que promociona Susana Giménez, y que se publicita para adelgazar en TV Compras.
Hay suplementos dietarios que traen cartílago de tiburón, aloe vera, un alga llamada espirulina o centella asiática. “El problema es que son componentes que no han sido demasiado estudiados como alimentos para los humanos”, advirtió Anderson Zorrilla.
Los suplementos dietarios más baratos cuestan alrededor de 10 pesos el frasco, pero algunos llegan a los 25 pesos o incluso más. Según el cálculo de Somaini, el negocio mueve entre 150 y 200 millones de dólares anuales.

 


 

LOS RIESGOS PARA LA SALUD SEGUN UNA EXPERTA
“Son tóxicos a largo plazo”

Por M. C.

t.gif (862 bytes) “Todos los minerales son tóxicos a largo plazo, aun las vitaminas, si se los ingiere abusivamente. Por ejemplo, toma de la vitamina ‘C’ en forma excesiva provoca cálculos renales”, advirtió la profesora María Esther Gómez del Río, titular de la cátedra de Nutrición, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, quien manifestó estar “muy preocupada” por la falta de control en torno de los suplementos dietarios aprobados en el país. “Es muy difícil que generen una intoxicación aguda, pero sí una intoxicación crónica, lo cual hace que sea de más difícil detección. Una persona puede estar con diversos síntomas durante años sin saber exactamente qué es lo que padece”, explicó la profesora y dio el ejemplo del selenio, un mineral esencial para el organismo, cuya ingesta diaria recomendada es de 20 microgramos y que en diversos suplementos dietarios viene con dosis hasta 10 veces mayores. “El selenio es un antioxidante. Casi todos los suplementos dietarios que tienen vitamina ‘E’ lo tienen. Pero si se lo ingiere en forma abusiva puede producir impotencia, caída de cabello y hasta problemas cardíacos”, detalló.
Para Gómez del Río, la falla fundamental es que los suplementos dietarios importados, aprobados por la Anmat, no están diseñados para la dieta de los argentinos. “En los Estados Unidos puede faltar cromo, por la alimentación norteamericana, pero seguramente aquí no”, ejemplificó la profesora. Gómez del Río y la titular de la cátedra de Bromatología, María Elena Sambucetti, puntearon los requisitos que deberían reunir los suplementos dietarios para ser aprobados:
ron2.gif (93 bytes)  Estar diseñados sobre la base de un profundo conocimiento de los hábitos alimentarios y de las deficiencias prevalentes en la población eventualmente consumidora.
ron2.gif (93 bytes)  Responder a una necesidad real, demostrada, de suplementar la dieta habitual, en diferentes situaciones fisiológicas o estilos de vida.
ron2.gif (93 bytes)  Ajustarse en dosis a las necesidades reales.
ron2.gif (93 bytes)  Ser vendidos por personal capacitado para realizar como mínimo un interrogatorio de “tendencia de consumo” destinada a identificar los posibles nutrientes en riesgo de presentar deficiencia o exceso.
“Otro problema son las publicidades de los suplementos dietarios que transmiten la idea de que ‘para estar sano hay que tomarlos’, y promueven la medicalización de la salud”, objetó Gómez del Río, y señaló que el tema es motivo de preocupación también en los Estados Unidos. Durante el último Research Forum de la FDA –la agencia de Control de Alimentos y Medicamentos– se planteó que las reglamentaciones relativas a este tipo de productos de venta libre constituyen el mayor bache del organismo y que probablemente sea necesario algún desastre para que la legislación cambie, y sea más restrictiva.

 


 

EN FRANCIA, TRES CELEBRIDADES FUERON CASTIGADAS
A la cárcel por engañar al consumidor

Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro Desde París

t.gif (862 bytes) Cremas adelgazantes, talismanes mágicos, anillos milagrosos y píldoras para todos los males le costaron en Francia la carrera artística a varias estrellas de la pantalla chica, así como multas y algunos meses en la cárcel. Tres celebridades nacionales de la televisión francesa vieron sus vidas caer del lado del anonimato y la reprobación por haberse prestado, ellos o su imagen, al juego del elogio desmedido de esos productos. Los presentadores Danielle Gilbert, Guy Lux y Patrick Sabatier son las tres “víctimas” de las poderosas asociaciones de consumidores franceses que los llevaron ante los tribunales “por publicidad mentirosa”, uno de los cargos más densos que existen en el Código Penal para condenar al “abuso de la inocencia del consumidor”.
El problema central radica en la ambigüedad de la legislación. La mayoría de las cremas adelgazantes están en venta libre, sea en los supermercados o en las farmacias, que venden productos más serios. La credibilidad del producto está ligada al laboratorio que lo fabrica pero, como lo señalan los expertos del INC, el Instituto Nacional del Consumo, “existe otra variante que es la influencia a través de ciertas revistas de gran difusión que promueven los artículos sirviéndose de las estrellas de la televisión”. La imagen de la estrella garantiza de alguna manera la eficacia de las cremas o los talismanes y la gente las compra.
Ese tipo de operativo publicitario es el que condujo a la cárcel a las mencionadas personalidades de la televisión. Una vendía cremas, la otra un poco de todo y la tercera un “anillo para la felicidad”. Los miembros del INC acotan que muchos laboratorios son muy hábiles ya que, en regla general, no recurren a la televisión ni a los afiches callejeros, sino a pequeños avisos publicados en las revistas con los programas de televisión, en la prensa gratuita regional o directamente con volantes en los buzones.

 

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