The Guardian de Gran Bretaña
Por Paul Brown Desde Bogotá Terminar con el tráfico de
cocaína y con la destrucción ambiental que causa era la prioridad número uno en las
conversaciones que iban a abrirse hoy por tercera vez entre la guerrilla de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno del presidente Andrés Pastrana.
En una entrevista exclusiva con The Guardian, Pastrana dijo que el proceso de paz iba a
ser largo antes de lograr reconvertir a los guerrilleros en civiles. Por
razones logísticas, las conversaciones fueron aplazadas hasta el 20 de julio.
No digo que la guerrilla produzca la cocaína, pero vive de las drogas. Les cobran
un impuesto a los traficantes y les dejan sembrar los campos de amapolas para después
fabricar la heroína. La guerrilla debe erradicar este comercio como precondición para
formar parte del proceso político y jugar un rol en el gobierno. Pastrana, que fue
secuestrado por la guerrilla cuando era candidato a intendente de Bogotá, retiró al
ejército de la zona de negociaciones y concedió a las FARC el control sobre un área de
78.000 km2. El jefe de las FARC, Manuel Marulanda Tirofijo, es considerado a
sus 70 años el guerrillero más viejo del mundo, y es una leyenda viviente a la que
muchas veces se dio (equivocadamente) por muerto.
Las FARC, de origen marxista, representan el 70 por ciento de la guerrilla colombiana. El
grupo que les sigue en importancia, el Ejército de Liberación Nacional (guevarista, de
inspiración cristiana), incurrió en una serie de secuestros espectaculares que ganaron
la tapa de todos los diarios. Reclaman un lugar en la mesa de negociaciones.
Pero Pastrana los excluyó hasta que no hayan liberado a todos los rehenes sin que
hayan sufrido daños, sin precondiciones y sin pagar rescate. Pastrana dijo a The
Guardian que una vez que se vea que las conversaciones de paz estaban teniendo éxito, y
que el tránsito de droga de Colombia a Europa y Estados Unidos se ha reducido
sustancialmente, pedirá un plan Marshall para que las zonas de cultivo tengan
una fuente de vida alternativa. Siempre estudiamos el proceso de paz en Irlanda del
Norte. Si algo aprendimos es que no hay que poner plazos, ni fijar un ultimátum. Eso no
funciona. Aunque no amenace con un ultimátum, Pastrana tiene el poder de continuar
o cancelar la serie de períodos de amnistía de 90 días para la guerrilla, el tercero de
los cuales iba a empezar hoy. Si el diálogo progresa, el presidente los extenderá a
períodos de seis meses. En el 2002 (cuando termine su presidencia) confiamos en que
el proceso de paz empiece a llegar a su conclusión.
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