Por José Natanson La bancada de diputados
radicales tardó todo el día de ayer en adoptar una postura unificada sobre la rebaja
para los trasportistas del impuesto para el Fondo de Incentivo Docente: recién se
pusieron de acuerdo cuando se convencieron de que el Gobierno no estaba dispuesto a
garantizar el presupuesto del Fondo, sumándose a sus socios del Frepaso. Aunque la
fractura del bloque justicialista impidió finalmente tratar la iniciativa, la Alianza
perdió la votación por la fecha de la prórroga: los diputados opositores proponían el
31 de agosto, pero el PJ se impuso y fijó el 15 de noviembre como límite. Es una
barbaridad porque dificulta la recaudación del impuesto, explicó la frepasista
Nilda Garré.
La primera noticia del conflicto que se avecinaba llegó el martes a la noche, cuando los
diputados radicales se enteraron de las declaraciones oficiales sobre la posibilidad de
declarar el estado de sitio.
Nos están presionando para que votemos a favor fue la conclusión unánime.
Pero lo cierto es que los legisladores no lograban decidir qué posición adoptarían
respecto de la rebaja del 70 por ciento al sector del transporte sugerida por el PJ.
Algunos, como Rodolfo Terragno, se manifestaron a favor de aprobar la ley si el
oficialismo aceptaba dos condiciones básicas: que el Estado garantice con aportes del
Tesoro que la rebaja no afectaría el presupuesto del Fondo, y que el Poder Ejecutivo no
vetara el artículo en el que se especificaba este compromiso.
Al mismo tiempo, en otro despacho del Congreso, el Frepaso adoptaba una postura unificada:
bajar al recinto para garantizar el quórum, pero votar en contra de la propuesta
oficialista (ver aparte). La única disidencia fue la de Alicia Castro, secretaria general
del gremio de Aeronavegantes. El segundo capítulo de la historia comenzó ayer por la
mañana en la reunión de la Comisión de Presupuesto. Allí, los representantes radicales
como Terragno y Raúl Vicchy votaron un despacho en disidencia parcial y adelantaron que
aprobarían la rebaja para los transportistas. Hay que tener en cuenta la gravedad
de la situación, señaló Terragno.
Los diputados radicales volvieron a encontrarse al mediodía en el restaurante del Hotel
Crown Plaza, en donde tenían previsto un almuerzo con Fernando de la Rúa. Después de
acomodarse en la cabecera de la mesa, De la Rúa dijo que el recurso de no dar quórum era
demasiado extremo. En cuanto a la cuestión central aprobar o no el proyecto del
PJ, no arriesgó una sugerencia en concreto. Pero una definición, que ya había
formulado en anteriores oportunidades, sonó de otra forma en el contexto del debate por
la rebaja del impuesto docente:
El bloque debe empezar a comportarse como un bloque de transición y no de
oposición. Son responsabilidades diferentes dijo De la Rúa, mientras disfrutaba
del postre de peras a la menta con helado.
Los diputados volvieron al Congreso con más dudas que certezas. En el camino, el titular
de la bancada, Federico Storani, se comunicó con Darío Alessandro, quien le confirmó
que el Frepaso votaría en contra.
En la reunión del bloque presidida por Becerra, Terragno y José Dumon encabezaron el
grupo de diputados que se mostraron a favor de votar la propuesta oficial. Pero la
mayoría de los legisladores estaba en contra.
No podemos hacerles eso a los docentes. Hay que aguantar las presiones dijo
Eduardo Santín, que lideró a los que, como Cristina Guevara, Laura Musa y Andrés
Delich, se opusieron a la iniciativa del PJ.
Una hora de discusión no alcanzó para acercar las posiciones. Cuando sonó el timbre que
convocaba a la sesión, Becerra no tuvo opciones: la bancada radical no tenía una postura
oficial y daba libertad de conciencia (y de acción) a sus diputados.
Fue una decisión con pocos precedentes: con algunas excepciones, como la Ley de Divorcio,
en el bloque radical suele primar la voluntad de la mayoría sobre las posiciones
individuales. La imposibilidad de llegar a una postura nítida añadía otro dato: era la
primera vez, desde laformación de la Alianza en agosto de 1997, que la UCR y el Frepaso
no se ponían de acuerdo en un tema clave.
Pero una vez que se sentaron en sus bancas, los diputados radicales comenzaron a observar
que el oficialismo no estaba dispuesto a garantizar las condiciones solicitadas por la
UCR. Así, mientras se sucedían los oradores, algunos diputados comenzaron a modificar su
posición. Luego de una hora, Storani comprobó que casi ninguno estaba dispuesto a votar
a favor si el oficialismo no garantizaba un compromiso del Gobierno.
A las nueve y media de la noche, Storani se reunió con Roggero, quien no le ofreció
garantías claras:
Esto es culpa de ustedes. Nosotros ya fuimos bastante responsables. Vamos a votar en
contra dijo Storani.
De todos modos, la unificación de una postura no fue necesaria, porque el bloque del PJ,
fracturado, no sometió a tratamiento el proyecto. La Alianza propuso posponer el
vencimiento del impuesto al 31 de agosto, como una forma de descomprimir la situación y
buscar soluciones alternativas. Sin embargo, el oficialismo se impuso y fijó el 15 de
noviembre como límite. Una decisión que los diputados opositores interpretaron como una
forma de dificultar la recaudación del impuesto y desalentar el pago.
Dos campanas
El radical Rodolfo Terragno justificó la decisión original de algunos radicales
de aprobar la rebaja bajo dos condiciones. La solución no puede restar un solo peso
al Fondo. El Estado debe garantizar que cualquier merma en la recaudación, producto de
esta rebaja, será compensada con fondos del Tesoro Nacional. Pero no estamos convencidos
de que la garantía de 70 millones de pesos fijada por el PJ sea suficiente. La segunda
condición es que el Poder Ejecutivo no aplique el veto parcial a este artículo, como
hizo con la garantía original de 700 millones.
El frepasista Darío Alessandro fue portavoz de su partido, que
se opuso a la rebaja. Estamos desequilibrando la balanza si votamos excepciones. No
estamos siendo justos. Nosotros tenemos que legislar para el bien común y no de acuerdo a
presiones. |
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