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“El agravante de Trovato fue usar
el cargo para sus espurios deseos”

El alegato de la fiscalía fue lapidario. Pidió nueve años de prisión e inhabilitación perpetua para el ex juez de vida suntuosa.

Fiscal Eduardo Marazzi: habló de cohecho y complicidades.
El equipo de la fiscalía se completó con Juan Manuel Sansone.

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Por Laura Vales

t.gif (862 bytes) Ni siquiera miró a sus abogados. Congelado en su silla, con la cara contraída en un rictus amargo, Francisco Trovato escuchó inmutable el pedido de penas del fiscal Eduardo Marazzi: nueve años de prisión más la inhabilitación absoluta y perpetua para ejercer cargos públicos. Para la fiscalía no quedaron dudas de que el ex magistrado es culpable de haber recibido como coima el fastuoso vestidor pagado por la empresa Almagro Construcciones. “Con un agravante –subrayó Marazzi–; Trovato era juez y despreció la oportunidad que la sociedad y la vida le habían dado utilizando ese cargo para lograr sus espurios deseos.”
El fiscal también solicitó un castigo de dos años y seis meses de ejecución condicional para el ex vicepresidente de Almagro Construcciones Antonio Visciglia, a quien acusó de haber sido el instrumento para que la empresa regalara los once muebles del departamento de Quintana 59. Lo consideró así la contraparte necesaria del delito de cohecho, donde debe existir, además del que recibe la coima, quien la ofrezca. Para el abogado José María Orgeira, el tercer procesado del caso, demandó una pena de tres años, como partícipe necesario de la operación. Orgeira habría sido quien presentó a Visciglia a Trovato; también está acusado de haber abonado una de las cuotas al carpintero Noel Tejera para que terminara su trabajo.
A lo largo de casi dos horas, Marazzi hilvanó todas las pruebas reunidas contra el ex magistrado hasta llegar al nudo de su acusación.
–La realidad es que el placard estaba y que el dinero salió de Almagro Construcciones; la pregunta es ahora por qué apareció ese mueble en su departamento –sintetizó.
Trovato lo observaba con el mentón en alto. El fiscal tomó entonces el expediente en el que se investigó la muerte de Lourdes Manzanares, una nena que cayó por el hueco del ascensor de un edificio levantado por Almagro Construcciones. Lo levantó hasta dejarlo a la vista de todos y, dirigiéndose directamente al acusado, continuó:
–La respuesta está acá. De esta causa se dice que no causó a la firma preocupación alguna. Se repite que ningún directivo de Almagro Construcciones estuvo imputado, y que existía una póliza de seguros para afrontar cualquier reclamo en un juicio civil. Sin embargo... ¿es posible, desde un juzgado, crear el caos suficiente para que la opinión pública tome una opinión adversa sobre Almagro Construcciones? La respuesta es sí.
Marazzi explicó entonces que, mediante el regalo del placard, se trató de salvar la imagen de la firma, no su patrimonio. Y agregó que “si el conflicto seguía y tomaba estado público, iba a significar un perjuicio incalculable para la empresa”. Luego agregó: “No es cierto que Visciglia estuviera atemorizado por Trovato, pero pretendió conseguir un beneficio para la empresa y para él en lo personal, saliendo del brete”.
De los tres acusados, el ex directivo había sido quien se mostró más perturbado durante todo el juicio oral. Ayer, tras escuchar que la pena pedida no lo llevará a la cárcel, aferró la mano de su defensor Mariano Cúneo Libarona y se le llenaron los ojos de lágrimas. La fiscalía creyó en la parte sustancial de su confesión: que Trovato le había solicitado el placard y la empresa consintió en dárselo. Por eso, Marazzi pidió que se investigue si el presidente de la firma Urbano González cometió falso testimonio al asegurar que nunca se había enterado de nada. Trovato, en cambio, mantuvo su postura.
–Pagaron el placard a mis espaldas –dijo al tribunal. Y acusó a la fiscalía de padecer una ceguera selectiva por descalificar, entre otras cosas, las palabras de Julio Pueyrredón Saavedra Lamas, a quien jura que entregó ocho mil dólares para que abonara el mueble. El diplomático es otro de los que terminaron señalados por el fiscal por falso testimonio.
Los defensores pidieron después la absolución de los tres procesados. La de Orgeira, basada en que su rol fue simplemente dar dos mil pesos al carpintero, dinero que después –dicen sus abogados– le fue reintegrado por Trovato. Carlos Wiater, en representación del ex magistrado, planteó la nulidad de toda la investigación, reiteró que Trovato intentó pagar el mueble y cerró su alegato comparando al caso Dreyfus con el de su cliente. “Trovato no es una persona querida en cierta parte del Poder Judicial -concluyó–. Ha cometido errores como posar para la revista Caras. Tuvo una cuota de soberbia, y lo está pagando. Pero esas banalidades no están contempladas en el Código Penal.”
Cúneo Libarona, en cambio, coincidió con la fiscalía en que Trovato desempolvó la causa de Lourdes Manzanares para presionar a la empresa, pero planteó la absolución de Visciglia por atipicidad del delito. Pintó a su defendido como un empleado en medio de dos monstruos: el juez y su empleador, Urbano González:
–El jefe decía “paguen”, Trovato pedía que le dieran. Visciglia optó por lo mejor que podía hacer.
Después hizo un inesperado aparte final:
–Visciglia debe ser absuelto –repitió–, pero creo que ya está condenado al igual que Trovato. Trovato será castigado por cohecho y para eso se necesita la otra pata... y ahí lo tenemos a Visciglia. Por eso pido que, en ese caso, se le aplique el mínimo legal de la pena. Hoy, a partir de las diez y media de la mañana, se dará la última posibilidad de defensa a los acusados. Por la tarde el tribunal, integrado por Enrique Pose, Floreal de Laurentis y Enrique Alvarez Aldana, dará a conocer su veredicto.

 

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