Por Laura Vales Ni siquiera miró a sus
abogados. Congelado en su silla, con la cara contraída en un rictus amargo, Francisco
Trovato escuchó inmutable el pedido de penas del fiscal Eduardo Marazzi: nueve años de
prisión más la inhabilitación absoluta y perpetua para ejercer cargos públicos. Para
la fiscalía no quedaron dudas de que el ex magistrado es culpable de haber recibido como
coima el fastuoso vestidor pagado por la empresa Almagro Construcciones. Con un
agravante subrayó Marazzi; Trovato era juez y despreció la oportunidad que
la sociedad y la vida le habían dado utilizando ese cargo para lograr sus espurios
deseos.
El fiscal también solicitó un castigo de dos años y seis meses de ejecución
condicional para el ex vicepresidente de Almagro Construcciones Antonio Visciglia, a quien
acusó de haber sido el instrumento para que la empresa regalara los once muebles del
departamento de Quintana 59. Lo consideró así la contraparte necesaria del delito de
cohecho, donde debe existir, además del que recibe la coima, quien la ofrezca. Para el
abogado José María Orgeira, el tercer procesado del caso, demandó una pena de tres
años, como partícipe necesario de la operación. Orgeira habría sido quien presentó a
Visciglia a Trovato; también está acusado de haber abonado una de las cuotas al
carpintero Noel Tejera para que terminara su trabajo.
A lo largo de casi dos horas, Marazzi hilvanó todas las pruebas reunidas contra el ex
magistrado hasta llegar al nudo de su acusación.
La realidad es que el placard estaba y que el dinero salió de Almagro
Construcciones; la pregunta es ahora por qué apareció ese mueble en su departamento
sintetizó.
Trovato lo observaba con el mentón en alto. El fiscal tomó entonces el expediente en el
que se investigó la muerte de Lourdes Manzanares, una nena que cayó por el hueco del
ascensor de un edificio levantado por Almagro Construcciones. Lo levantó hasta dejarlo a
la vista de todos y, dirigiéndose directamente al acusado, continuó:
La respuesta está acá. De esta causa se dice que no causó a la firma
preocupación alguna. Se repite que ningún directivo de Almagro Construcciones estuvo
imputado, y que existía una póliza de seguros para afrontar cualquier reclamo en un
juicio civil. Sin embargo... ¿es posible, desde un juzgado, crear el caos suficiente para
que la opinión pública tome una opinión adversa sobre Almagro Construcciones? La
respuesta es sí.
Marazzi explicó entonces que, mediante el regalo del placard, se trató de salvar la
imagen de la firma, no su patrimonio. Y agregó que si el conflicto seguía y tomaba
estado público, iba a significar un perjuicio incalculable para la empresa. Luego
agregó: No es cierto que Visciglia estuviera atemorizado por Trovato, pero
pretendió conseguir un beneficio para la empresa y para él en lo personal, saliendo del
brete.
De los tres acusados, el ex directivo había sido quien se mostró más perturbado durante
todo el juicio oral. Ayer, tras escuchar que la pena pedida no lo llevará a la cárcel,
aferró la mano de su defensor Mariano Cúneo Libarona y se le llenaron los ojos de
lágrimas. La fiscalía creyó en la parte sustancial de su confesión: que Trovato le
había solicitado el placard y la empresa consintió en dárselo. Por eso, Marazzi pidió
que se investigue si el presidente de la firma Urbano González cometió falso testimonio
al asegurar que nunca se había enterado de nada. Trovato, en cambio, mantuvo su postura.
Pagaron el placard a mis espaldas dijo al tribunal. Y acusó a la fiscalía de
padecer una ceguera selectiva por descalificar, entre otras cosas, las palabras de Julio
Pueyrredón Saavedra Lamas, a quien jura que entregó ocho mil dólares para que abonara
el mueble. El diplomático es otro de los que terminaron señalados por el fiscal por
falso testimonio.
Los defensores pidieron después la absolución de los tres procesados. La de Orgeira,
basada en que su rol fue simplemente dar dos mil pesos al carpintero, dinero que después
dicen sus abogados le fue reintegrado por Trovato. Carlos Wiater, en
representación del ex magistrado, planteó la nulidad de toda la investigación, reiteró
que Trovato intentó pagar el mueble y cerró su alegato comparando al caso Dreyfus con el
de su cliente. Trovato no es una persona querida en cierta parte del Poder Judicial
-concluyó. Ha cometido errores como posar para la revista Caras. Tuvo una cuota de
soberbia, y lo está pagando. Pero esas banalidades no están contempladas en el Código
Penal.
Cúneo Libarona, en cambio, coincidió con la fiscalía en que Trovato desempolvó la
causa de Lourdes Manzanares para presionar a la empresa, pero planteó la absolución de
Visciglia por atipicidad del delito. Pintó a su defendido como un empleado en medio de
dos monstruos: el juez y su empleador, Urbano González:
El jefe decía paguen, Trovato pedía que le dieran. Visciglia optó por
lo mejor que podía hacer.
Después hizo un inesperado aparte final:
Visciglia debe ser absuelto repitió, pero creo que ya está condenado
al igual que Trovato. Trovato será castigado por cohecho y para eso se necesita la otra
pata... y ahí lo tenemos a Visciglia. Por eso pido que, en ese caso, se le aplique el
mínimo legal de la pena. Hoy, a partir de las diez y media de la mañana, se dará la
última posibilidad de defensa a los acusados. Por la tarde el tribunal, integrado por
Enrique Pose, Floreal de Laurentis y Enrique Alvarez Aldana, dará a conocer su veredicto.
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