The Guardian de Gran Bretaña
Por David Hudson Desde Jerusalén Muerto desde hacía tiempo, el
proceso de paz de Medio Oriente volvió ayer a la vida. Y hay signos de que nuevamente
podrá correr a todo vapor. El martes, el nuevo premier Ehud Barak hizo un efusivo llamado
por la paz en su discurso inaugural ante el Parlamento israelí. La respuesta más
significativa ya llegó de Damasco. Nuestro gobierno está dispuesto a corresponder
a cada iniciativa de paz con otra similar, y a retomar el diálogo exactamente en el mismo
punto donde fue abandonado, dijo el ministro de Relaciones Exteriores sirio.
La solución diplomática del conflicto de las Alturas del Golán
territorio sirio que Israel ocupó en la guerra de 1967 fue dejada de lado
desde que la derecha llegó al poder con Benjamin Netanyahu. Pero inclusive antes de que
Barak asumiera, ya el presidente sirio Hafez alAssad había dirigido cumplidos al premier
israelí que asumió ayer.
En su discurso ante el Knesset (Parlamento israelí), Barak dijo el martes que una paz
estable y abarcativa debía reposar sobre cuatro pilares: Egipto, Jordania, Siria
con Líbano, y por supuesto los palestinos. Ayer anunció un tour relámpago. No es
que incluya a Siria todavía, pero el viernes se encontrará en Alejandría con el
presidente egipcio Hosni Mubarak, el domingo en el límite de Gaza con el líder palestino
Yasser Arafat y a mediados de la semana que viene con Bill Clinton en Washington. Entre
tanto, también se va a encontrar con el rey Abdulá de Jordania, en un punto que debe
fijarse. Funcionarios israelíes describieron los encuentros como prueba de la
determinación de Barak de reconstruir relaciones de confianza con los líderes
árabes.
Mientras que los israelíes describen estas minicumbres bilaterales como básicamente
exploratorias, EE.UU. y los líderes árabes pueden tener otras cosas, y más urgentes, en
sus mentes. El presidente Bill Clinton y su staff esperaron pacientemente los dos meses
que le llevó a Barak formar gobierno. Ahora, aparentemente, están procurando apurar la
consideración y eventual aprobación de sus propias propuestas de paz.
Significativamente, ayer se decía en Washington que Clinton y Barak iban a tener dos
reuniones separadas, el 15 y el 19 de julio. Esto sugiere que EE.UU. podía estar
preparado para dejar bien en claro cuál es su programa de acción.
Los norteamericanos ya hicieron saber que no aceptarán cualquier intento de Barak por
incumplir o dejar a un lado el acuerdo de Wye Plantation, firmado por Israel con los
palestinos en octubre pasado. Según el acuerdo, Israel debe continuar cediendo terreno en
Cisjordania a los palestinos. Uno de los flamantes ministros israelíes, Haim Ramon, dio a
entender que Barak podría llegar a preguntarle a Arafat qué partes del acuerdo había
que olvidar para siempre. Pero Israel nunca dejaría caer nada del acuerdo
unilateralmente. Lo haría sólo si Palestina presta su consentimiento, se apresuró
a matizar.
Las acciones de Barak ahora están altas. Pero las sospechas todavía no se disiparon. En
el mundo árabe, ayer hubo mucha expectativa (y desafíos) por ver si Barak cumple con su
palabra. El diario jordano ad-Destour dijo: Los árabes están cansados de las
promesas vacías y de las declaraciones altisonantes de los gobiernos israelíes
previos.
Los vasos de champagne resonaron ayer al chocar en las oficinas del primer ministro a la
voz de Le-haim, el antiguo brindis hebreo A la vida, cuando las riendas del
poder eran entregadas formalmente. Barak, en compañía del saliente Netanyahu, gozaba del
que puede ser su último día de gracia antes de tener que enfrentar los serios problemas
que le esperan por delante.
Londres y Libia, tan amigos Gran Bretaña anunció ayer que reanudará totalmente las relaciones
diplomáticas con Libia suspendidas durante 15 años, después de que Trípoli acordara
colaborar con la investigación de la muerte de un policía británico frente a la
embajada del país árabe en Londres en 1984 y aceptara indemnizar a la familia de la
víctima. Elevaré de inmediato la Sección de Intereses de Gran Bretaña en
Trípoli a la condición de embajada, aseguró el canciller británico Robin Cook
luego de un encuentro con el embajador libio Abdulati Al Obeidi. Pero Estados Unidos
adelantó que por ahora no tendrá la misma actitud, por considerar que Libia todavía
promueve el terrorismo. El portavoz del Departamento de Estado James Foley aclaró que
esto tiene un paralelo con lo que hemos pedido a Libia que haga en el caso del vuelo
de Pan Am un atentado en el que murieron 227 personas, así que esperamos que
también se muestre cooperadora en este caso. |
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