Por Felipe Yapur Habría que pensar en la
modificación de la Constitución para que el presidente tenga un solo mandato de cinco
años, como es en otros países del mundo, y no debería haber reelección, dijo
Eduardo Duhalde y se desató la tormenta, pero dentro de su partido. Algunos operadores no
tuvieron más remedio que salir a explicar las palabras del candidato y aseguraron que
buscó diferenciarse de Carlos Menem porque el Presidente sólo pretende perpetuarse
en el poder al decir que volverá en el 2003. Otros, en cambio, se mostraron
sorprendidos y hasta coincidieron en que fue una declaración realizada a destiempo e
inoportuna. Mientras tanto, el bonaerense y su compañero Ramón Ortega
continúan estancados en las encuestas de opinión.
Incontinencia verbal, fue la expresión de uno de los hombres que suele
compartir la mesa chica del duhaldismo. Otro juró que jamás ese tema fue parte de las
discusiones y acusaron a los neoduhaldistas, léase Julio César Aráoz y su gente, de ser
los instigadores de la frase. Lo que necesitamos es imponer temas que no dejen dudas
en el electorado y se convenzan de que Duhalde es la alternativa y, de una vez por todas,
olvidarnos de Menem, se quejó con amargura un alto dirigente del sector. Y no es
para menos: en las diferentes reuniones que se realizaron durante esta semana esto
incluye la de gobernadores se discutió sobre la urgencia de imponer temas que
marquen una diferencia clara y sustancial con la Alianza.
El bonaerense dijo además que la Reforma Constitucional de 1994 fue un error.
Entonces se amontonaron las explicaciones del mensaje. Un operador juró que el mensaje
fue muy claro. Duhalde no es Menem, y no pretende llegar al gobierno para
perpetuarse y servirse del poder, dijo a este diario y agregó que el bonaerense
va a gobernar durante cuatro años y cumplirá con la asignatura pendiente del
justicialismo, que es la de garantizar los derechos sociales para todos los argentinos.
Algo que Menem pudo hacer y no se atrevió. El operador fue un poco más allá y
dijo que de esta manera se buscó frenar la intención de Menem de retornar en el
2003. Lo que necesita el país es la generación de nuevos líderes. De todas formas
las declaraciones de Duhalde coinciden con las que hizo Ortega el martes en Ituzaingó.
Fue allí que el tucumano le confió a unos 300 dirigentes de su sector, que el gobernador
bonaerense estaba dispuesto a firmar un documento donde se compromete a no pelear una
reelección y así brindarle la oportunidad a Ortega de pelear la presidencia.
Sin duda la frase de Duhalde tomó por sorpresa a muchos. Uno de ellos fue uno de los
hombres de consulta cotidiana del gobernador y que vive en el interior. La noticia lo
encontró en un coqueto bar de barrio Norte, dejó la taza de café en la mesa, se pasó
por la mano por la cara y dijo: Y así queremos salir de la meseta. Necesitamos
hacer política, necesitamos que Duhalde tome decisiones de estado. Como la que hizo ayer
cuando mandó a todos sus diputados a no apoyar la reducción del impuesto docente. Eso es
lo que tiene que hacer un candidato que quiere ser realmente presidente.
La amargura del dirigente anterior coincide con la de otro operador que pasa sus días en
la sede de campaña duhaldista. Yo no sé de dónde sacó esta idea. Sé que los
otros días varios dirigentes estaban conversando con él sobre la duración de los
mandatos. Algunos decían que era bueno el sistema actual porque seis años era mucho
tiempo. Otros, en cambio, se inclinaban más por el sistema mexicano que permite un solo
mandato y el presidente no se puede volver a presentar en su vida. Pero jamás pensé que
hablaban de utilizarlo políticamente.
Sin salir de la meseta
La declaración de Duhalde con respecto a la necesidad de reformar la Constitución para
evitar reelecciones presidenciales sonó más a una frase realizada a destiempo que a la
intención de instalar temas que le permitan despegar de la meseta que muestran las
encuestas. Pero no siempre fue así, el gobernador bonaerense supo tener posturas que le
permitieron crecer en las preferencias electorales. La más notable de ellas fue el
llamado a un plebiscito en la provincia de Buenos Aires para determinar si el intento
re-reelecionista de Menem tenía base popular. Fue el 9 de julio de 1998 y el Presidente
tuvo que retroceder en la intentona. La siguiente fue el 21 de febrero de 1999 y ese día
se produjo la incorporación de Ramón Ortega a las huestes duhaldistas, que luego se
tradujo en la fórmula presidencial del peronismo. Con estos dos golpes de efecto el
bonaerense trepó en las encuestas y llegó hasta a superar a la Alianza. Fueron meses de
alegría y tranquilidad. Pero después llegó la fría meseta. El primer paso atrás lo
dio el 19 de mayo cuando desde Neuquén anunció su intento de retomar y concluir la
menemista revolución productiva. Poco días después la emprendió contra el FMI y el 24
de junio lanzó otra frase que le dio un nuevo dolor de cabeza: Estoy a favor de la
condonación de la deuda. Fue el blanco de las críticas hasta de su propia gente,
retrocedió en sus dichos pero no tuvo suerte y Duhalde sigue sin despegar en las
encuestas.
Congreso extraordinario anti Daer
Un frente de secretarios generales anunció ayer que
convocará a un congreso extraordinario para desplazar a Rodolfo Daer de la cúpula de la
CGT. En un plenario celebrado en la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), los
principales referentes del Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), el sector
miguelista de las 62 Organizaciones, la Unión Ferroviaria, Obras Sanitarias, Rurales y
judiciales, entre otros, se explayaron sobre la necesidad de cambiar la cara y la
política de la central sindical, a la que ubican cercana a Carlos Menem. La fecha del
congreso extraordinario se definirá la próxima semana, aunque ya se anticipó que será
antes del 24 de octubre, de modo que el nombramiento no quede atado al
resultado de los comicios. En la foto, Gerardo Martínez, de la UOCRA, y Juan Manuel
Palacios, del MTA. |
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