Por Raúl Kollmann Habrá un único acto de
conmemoración del quinto aniversario del atentado contra la AMIA. A diferencia de lo
ocurrido el año pasado, el próximo domingo 18 de julio, frente al predio de Pasteur 633,
confluirán Memoria Activa y Familiares es decir las agrupaciones de los amigos y
parientes de las víctimas del atentado, la AMIA y la DAIA, cada uno de los cuales
tendrá un orador. Ese domingo, los clubes e instituciones de la comunidad judía
cerrarán sus puertas para fortalecer la convocatoria de un acto que, a primera vista,
será de envergadura.
El año pasado, la dura interna llevó al entonces presidente de la DAIA, Rubén Beraja, a
negarse a compartir la tribuna con Memoria Activa, que le venía imputando su estrecha
relación con el gobierno encabezado por Carlos Menem. Además, ya eran tiempos de crisis
para la conducción, ya que por entonces había entrado en proceso de desguace el Banco
Patricios. En ese marco, la convocatoria oficial y la de Memoria se hicieron por separado
y ambas fueron relativamente débiles.
El indiscutido punto de conflicto de los actos del 18 de julio fue el realizado en 1997
cuando ministros y altos funcionarios del Poder Ejecutivo tuvieron que soportar una
durísima silbatina de la gente que reclamaba por el esclarecimiento del atentado. Aquella
concentración fue también el punto de partida de las diferencias posteriores ya que los
presidentes de la DAIA y la AMIA concurrieron por la tarde a pedir disculpas a la Casa
Rosada, un gesto que fue fuertemente resistido por la mayoría de la comunidad judía. Los
actuales titulares de ambas instituciones, Rogelio Cichowolsky y Hugo Ostrower, tienen una
visión crítica de aquel pedido de disculpas, pero las discrepancias se mantienen, sobre
todo en torno de la actuación en la causa del juez Juan José Galeano. Memoria Activa,
por ejemplo, considera que el magistrado tiene la misma responsabilidad que el Gobierno en
una investigación que juzga desastrosa, en cambio Familiares sostiene que a Galeano hay
que otorgarle respaldo y que no debe ser criticado públicamente.
Después de algunas dificultades en las negociaciones, todas las partes convinieron en
hacer un acto único que sirva como fuerte reclamo, sobre todo teniendo en cuenta que
buena parte de la causa judicial llegará al juicio oral en los próximos meses. Ayer se
cerró el plazo para que las partes realizaran su acusación (ver aparte) y todo indica
que antes de fin de año estarán sentados en el banquillo de los acusados el armador de
autos truchos Carlos Telleldín, el ex poderoso comisario Juan José Ribelli y otros tres
policías bonaerenses, todos acusados como partícipes necesarios por su relación con la
Trafic usada como coche-bomba.
Los organizadores aspiran a que la convocatoria unificada logre una masiva concurrencia.
Para la víspera del aniversario la agrupación Juventud en guardia hasta que
aclare se instalará desde las 21 frente a la sede de AMIA, Pasteur 633 con la
consigna Peligro, falta justicia.
Dentro de la comunidad judía hay un fuerte descontento por la falta de resultados de la
investigación, sobre todo porque no se ha podido esclarecer la parte clave del atentado:
dónde y quién armó el coche-bomba en los días previos al atentado, quiénes
participaron de los trabajos de inteligencia, quién condujo la camioneta hasta
estrellarse frente a la AMIA y qué organización planeó y pagó el ataque.
El camino al juicio oral
El armador de autos Carlos Telleldín, cuatro de sus cómplices y quince policías
bonaerenses seguramente estarán sentados en el banquillo de los acusados antes de fin de
año. Ayer venció el plazo para que las partes querellantes presenten la acusación y
efectivamente la DAIA, la AMIA, Memoria Activa y Familiares de las Víctimas, cada uno por
separado, presentaron sendos escritos para fundamentar que Telleldín y los policías
fueron cómplices del atentado básicamente por su relación con la Trafic que fue usada
como coche-bomba. La mayor diferencia entre las presentaciones radica en que Memoria
Activa dejó por sentado una serie de acusaciones contra la investigación encabezada por
el magistrado: Quede constancia que la instrucción en la que el juez Galeano
invirtió cinco años y cuantiosos medios económicos y técnicos está lejos de
encontrarse completa. El próximo paso será la acusación de los fiscales Eamon
Mullen y José Barbaccia, quienes entregarán su escrito esta semana. En dos extensísimas
presentaciones de 300 páginas cada una, el abogado de la AMIA y Familiares, Luis
Dobnievsky, sintetiza que se encuentra acreditado que el atentado se perpetró a
través de la utilización de un coche-bomba, preparado y armado en una camioneta marca
Renault Trafic en la que se cargó el explosivo que voló el edificio blanco del ataque.
Asimismo, se encuentra acreditado en este estadio procesal que las personas imputadas se
encuentran directamente vinculadas a la materialización del atentado, toda vez que se
encargaron, por un lado, de preparar la camioneta aludida y luego la facilitaron a los
autores materiales de hacerla detonar en el edificio de mención. Por su parte, los
letrados de Memoria Activa, Alberto Zuppi y Pablo Jacoby, coinciden en que el motor
y otras partes del vehículo que perteneciera a la firma Messin y fuera adquirido por
Carlos Telleldín, fueron utilizados para armar el vehículo que, cargado de explosivos,
detonara el 18 de julio de 1994. Zuppi y Jacoby señalan que Telleldín preparó
especialmente la camioneta pues le incorporó un elástico de mayor tamaño destinado a
soportar la carga explosiva. |
EL PERITAJE DA POCO PROBABLE LA VERSION DE
DATTOLI
Para muestra basta el botón
Por Romina Calderaro
Es
mecánicamente posible, pero poco probable que Alberto Ricardo
Dáttoli se haya tropezado con los cordones de sus zapatos para caer con su pulgar justo
sobre el botón que activa el portón de la Escuela Nacional de Inteligencia (ENI) de la
SIDE mientras Sofía Fijman alimentaba a los gatos del jardín. A esa conclusión llegaron
ayer, en la cuarta jornada del juicio oral que se sigue por la muerte de Fijman, Horacio
Cordani y Edgardo Sinso, los peritos que intervinieron en la investigación. Beatriz
Lancelle, la médica forense que hizo la autopsia, aseguró que en el momento de su
muerte, la mujer tenía la cabeza, el tórax y el brazo derecho dentro de las rejas. El
lunes se leerán los alegatos de las partes y el escrito en el que Hugo Anzorreguy, el
titular de la SIDE, explicará por qué fueron cambiados de destino los guardias de
seguridad de la ENI después del accidente.
Fijman murió en 1997. En esa época, Dáttoli pesaba 115 kilos, treinta más que ahora.
Su versión es que cuando se levantó del sillón en el que estaba sentado, cayó con el
pulgar y accionó accidentalmente el botón que abre el portón. Según explicó ayer
Cordani, arquitecto de Gendarmería, los botones no son digitales: están hundidos cinco
milímetros en la caja que los contiene. Coincidió con el ingeniero mecánico Edgardo
Sinso en que es poco probable que una persona de la contextura física de
Dáttoli, al caerse lo haga sobre uno o dos dedos, aunque la hipótesis del
acusado es materialmente posible.
Como en cada uno de los días del juicio, también hubo testimonios de los llamados
testigos de concepto del imputado. La declaración más pintoresca fue la de
Ricardo Daniel Stockdale, primo hermano de Dáttoli. Stockdale dijo haber militado primero
en la organización Descamisados y después en Montoneros. Contó que su cuñada, Inés
Cobo, fue secuestrada embarazada en 1976 y que está desaparecida, y que ese año él
decidió exiliarse. Siempre supe que trabajaba en la SIDE, pero nunca sentí que eso
me separaba de él, dijo de su pariente Dáttoli, quien ingresó al organismo en
1975. Más tarde lo definió, literalmente, como un líder positivo.
Nunca he visto manifestación alguna de antisemitismo por parte de Dáttoli, ni
siquiera en broma hacia ningún miembro de la comunidad judía, lo juro por mi hermano
muerto en 1977 por la Armada, aseguró.
Después llegó a la sala Salvador Sosa, un veinteañero de pelo largo y renegrido. Se
presentó como amigo de Dáttoli y aseguró: Es incapaz de hacerle daño a alguien,
eso lo demuestra en los salvatajes. Los salvatajes son un capítulo
aparte. Muchos de los testigos que presentó la defensa conocen a Dáttoli de Mar de Ajó,
su habitual lugar de veraneo, y destacan la vocación de servicio que
evidenciaba cada vez que alguien se estaba por ahogar en el mar y él ayudaba a los
bañeros en el rescate.
El Tribunal Oral 29 pasó ayer a cuarto intermedio hasta el lunes a las diez de la
mañana, cuando se leerán los alegatos de la querella, la defensa y la fiscalía. La
hipótesis del accidente que sostiene el acusado no parece muy firme, pero la última
palabra la tendrá el martes el tribunal, cuando dé a conocer la sentencia.
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