Por Mariana Carbajal La posibilidad de estar
acompañadas durante el parto por un familiar o una persona de confianza podría
convertirse en un derecho para todas las mujeres, si la Cámara de Diputados aprueba un
proyecto de ley que en la última sesión recibió media sanción del Senado. La norma
beneficiaría principalmente a las parturientas de los hospitales públicos donde,
generalmente, deben realizar el trabajo de parto en soledad y no se les permite dar a luz
en compañía de su pareja u otro allegado. El cambio no sería menor. Según reveló a
Página/12, José Belizán, director del Centro Latinoamericano de Perinatología, de la
OMS, está probado científicamente que represen- ta un beneficio relevante en los
resultados del parto y en la salud y la relación materno-infantil. Que la madre
esté acom-pañada reduce el uso de analgésicos y de fórceps en el par-to, la incidencia
de cesáreas y de nacimientos de niños con poca vitalidad y el cuadro de depresión
postparto y, paralelamente, prolonga la lactancia materna.
El proyecto es un hito tras-cendente en defensa de los derechos de la mujer,
destacó Belizán. La iniciativa fue presentada por el senador justicialista Omar Vaquir,
quien había sido acusado por diputadas de la Alianza junto al resto de sus
colegas de no ocuparse de temas vinculados con las mujeres, como reveló Página/12.
De acuerdo con el proyecto aprobado por unanimidad, el miércoles, en el Senado, las
mujeres podrán exigir estar acompañada durante el trabajo de parto, en el parto
propiamente dicho y también en el postparto. La ley servirá para limitar el
tráfico de bebés, cuyas víctimas son principalmente las jóvenes y adolescentes madres
solteras que tienen sus hijos en maternidades públicas adonde suelen llegar solas,
observó Vaquir, en diálogo con este diario. Si la parturienta no tiene quién la
acompañe durante el parto, el proyecto establece que el centro asistencial deberá
ofrecerle una persona preparada para esa tarea, para que esté a su lado.
Actualmente, en los sanatorios privados es costumbre que las parturientas puedan dar a luz
en compañía de la persona que elijan. En cambio, en la mayoría de los hospitales
públicos ese derecho es negado, precisó Belizán. Las mujeres suelen hacer
el trabajo de parto en salas enormes, con gran cantidad de camas, donde hay otras
parturientas con dolores. Y enfrentan esa situación en completa soledad, lo que redunda
en peores resultados tanto biológicos como afectivos, advirtió el médico
argentino, a cargo de la oficina del Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP), con
sede en Montevideo.
Belizán consideró imperioso que maternidades públicas adapten sus instalaciones para
brindar a la parturienta un lugar íntimo para el trabajo de parto. Si esto genera
costos, se debería tener en cuenta que son mucho más grandes los ahorros,
sugirió. Y señaló que hay otras conductas que, aunque está probado científicamente
que son perjudiciales se siguen practicando con las parturientas como
colocarles un enema, rasurales el vello pubiano y realizarles rutinariamente el corte en
el perineo (episiotomía).
Trece estudios que reunieron a 4900 mujeres algunos de ellos realizados en el CLAP y
otros en Guatemala y EE.UU. descubrieron que con la contención afectiva de un
allegado se reduce el uso de medicamentos analgésicos en el parto en un 40 por ciento y
de fórceps en un 25 por ciento; desciende el número de cesáreas en un 36 por ciento y
el de niños con poca vitalidad en un 30 por ciento; se prolonga la lactancia exclusiva en
las primeras 6 semanas en un 32 por ciento; baja la insatisfacción materna con el parto
en un 28 por ciento y el cuadro de depresión materna postparto en un 80 por ciento.
¿A qué se deben estos resultados? Por un lado, se ha visto que si la mujer está
sola, enfrenta el parto con mayor ansiedad y este hecho hace que segregue una hormona
llamada catecolamina, que produce alteraciones en la contractilidad del útero. Por el
otro, al no darse este cuadro se usanmenos analgésicos y estos factores influyen para que
el niño nazca con mayor vitalidad, explicó Belizán. Se presume que por el hecho
de estar confortada por alguien que la acompaña afectivamente, la madre tiene mayor
satisfacción en el proceso del parto y esto hace que haya mejor aceptación hacia el
recién nacido, lo que a su vez, mejora la relación madre-hijo. Y esta relación
inicial tiene influencia en la lactancia posterior, indicó el especialista.
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