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Por Diego Fischerman Si fuera necesaria una sola
prueba de la genialidad de La Bohème bastaría con el momento en que la música que
identifica a Mimí, la protagonista, hace su aparición. Aún no se sabe nada del
personaje; los bohemios deciden ir a festejar que uno de ellos consiguió algo de dinero
enseñándole a cantar al loro de un burgués. Rodolfo dice entonces que él no irá, que
prefiere quedarse en la buhardilla, y suena el tema de amor. La manera en que allí la
música anticipa a la acción, la forma en que el oyente es avisado de que pasará algo
importante a partir de la decisión aparentemente intrascendente de Rodolfo, tiene el
mismo efecto que mucho después lograría Alfred Hitchcock en el cine. El alcance emotivo
de una escena descansa, en ambos casos, en una suerte de previsibilidad relativa. Como
demostró Hitchcock y Puccini intuyó de manera brillante, una sorpresa, para ser
contundente, debe estar precedida por algún signo.
Música para sobrevivientes Este
lunes, la Filarmónica de Buenos Aires, conducida por Franz Paul Decker, dará un
concierto en su ciclo del Teatro Colón con un programa sumamente interesante. La obra de
fondo será El sobreviviente de Varsovia de Arnold Schönberg, apenas un poco más de
siete minutos para lograr una de las composiciones más impactantes de la historia de la
música. Un texto en inglés, que cuenta los horrores en el gueto de Varsovia durante la
ocupación nazi, es interrumpido cerca del final por un coro que canta en hebreo
Escucha Israel. Escrita en 1947 sobre un libreto propio, en la época en que
Schönberg daba clases de composición en Los Angeles (a John Cage y Milton Babbitt entre
otros), esta composición está instrumentada para narrador (que será Luis Gaeta) coro
masculino (en este concierto participará un coro de cantores de sinagoga) y orquesta.
Escrita con el método de composición en doce tonos (así llamaba su autor a
esta técnica que después fue bautizada como dodecafonismo), esta composición es uno de
los ejemplos más claros de cómo la máxima expresividad se entroncaba con el rigor
constructivo más absoluto para quienes se sentían herederos de la gran tradición
austroalemana. En el mismo programa se estrenará la obra Ana Frank, un símbolo de Jorge
Cervelló, (con Mónica Philibert), y la versión completa de la música incidental para
Egmont compuesta por Ludwig van Beethoven. |