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CARLOS MENEM RESPALDA SU RECLAMO DE 60 MILLONES COMO COMPENSACION
Gatic corre más que una zapatilla

Los representantes de Adidas quieren ahora que los indemnicen por los perjuicios de la política económica. Ya lograron, junto  con Alpargatas, una prórroga de 10 años en su deuda con el fisco.

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Por Julio Nudler
t.gif (862 bytes)  Gatic, la empresa de los Bakchellian, con planta en La Rioja, gestiona ante el Ministerio de Economía, con respaldo escrito de la Casa Rosada, una millonaria compensación por los perjuicios que le ocasionó la política económica de este mismo gobierno, en particular la apertura importadora. Con la asistencia jurídica del estudio O’Farrell, la licenciataria de Adidas pretende así que el Poder Ejecutivo admita los efectos dañinos de su política –que en todo caso afectó a muchos otros particulares y empresas– y reconozca que demoró más de la cuenta el establecimiento de las medidas extraordinarias de protección, que finalmente adoptó. El resarcimiento reclamado rondaría los 60 millones de pesos, según pudo recogerse en medios oficiales, aunque algunas versiones privadas mencionan cifras muy superiores incluso. El equipo de Roque Fernández dice estar resuelto a rechazar la exigencia de Gatic, que entretanto fue girada a consideración de la Secretaría de Industria, Comercio y Minería, pero confiesa recibir una fuerte presión desde Presidencia para darle luz verde al expediente. Como antecedente inmediato, el 6 de mayo último la Administración Federal de Ingresos Públicos emitió una inusual resolución, número 574/99, que concede generosísimas facilidades de pago a dos empresas concretas, a las que sin embargo no nombra. Se trata de Gatic y Alpargatas.
La compensación demandada por la empresa deportiva se convertiría en el último gran favor concedido a ella por el menemismo. En 1995 había logrado, gracias a un fuerte apoyo político que incluyó a Domingo Cavallo, entonces ministro de Economía, que la banca oficial le refinanciara la deuda que mantenía con bancos del exterior. Además, gozó –y sigue gozando– de barreras protectoras especiales frente a las importaciones, primero en la forma de derechos específicos (es decir, aranceles establecidos en valores absolutos y no porcentuales) y luego como cláusula de salvaguardia (ésta puede imponerse, según acuerdos internacionales, cuando el abrupto aumento en la importación de un determinado producto amenace gravemente la producción nacional). Ahora su reclamo se basa en la lentitud que mostró Industria para otorgarle ese amparo frente a la competencia externa, por lo que exige que le compensen el perjuicio sufrido en ese tiempo.
La resolución de Carlos Silvani comienza estableciendo “un régimen especial de facilidades de pago a favor de aquellas empresas cuyas actividades se inserten en sectores de la economía protegidos por medidas de salvaguardia...”. El único sector que disfruta de éstas es el del calzado deportivo, y las dos grandes empresas en cuestión son Gatic y Alpargatas. Por esta razón, en ámbitos tributarios se considera esta resolución “un traje a medida”.
El régimen ampara todas las deudas impositivas y previsionales, con cláusulas de desusada flexibilidad. Permite consolidar la deuda hasta el último minuto de vigencia de la salvaguardia, que vencerá en febrero del 2000. A partir de ese momento, tendrán diez años para cancelar las obligaciones con el fisco, afrontando una tasa de interés del 3 por ciento anual. Este costo es muy inferior al que aplica la DGI para las deudas sin garantizar, que es del 1,25 por ciento mensual. Precisamente, la resolución de la AFIP deja librada “a la apreciación discrecional” del propio organismo “la exigibilidad de la constitución de garantías...”. Pero hay más.
Según el artículo cuarto de la resolución, “si las empresas beneficiadas por una medida de salvaguardia (de nuevo se habla de Gatic y Alpargatas sin nombrarlas) integrasen un conjunto económico con empresas de diferente actividad, será admisible el acogimiento de estas últimas al presente régimen, en la medida en que acrediten la incidencia sobre ellas del perjuicio económico o financiero soportado por las primeras”. Esto implica que las deudas de otras plantas de esos dos grupos –que también tienen tejedurías, talleres de indumentaria y fábricas de denim– pueden ampararse en las mismas facilidades extraordinarias. Por otra parte, y según se indica en otro artículo de la resolución, la inclusión de la deuda en este régimen “implicará su regularización a todos los efectos”.
Ya dictado este mecanismo excepcional, surgió una situación bastante particular: ante una denuncia de la Unión Europea (Estados Unidos e Indonesia son también partes interesadas), un tribunal de la Organización Mundial de Comercio declaró ilegal, tres semanas atrás, la salvaguardia que ampara en la Argentina al calzado deportivo. Sin embargo, se espera que el país apele la decisión, lo que permitirá ganar tiempo. La embestida internacional había comenzado varios años antes, contra los derechos específicos que protegían a las zapatillas, lo que llevó en febrero de 1997 a incluir esa barrera dentro de un régimen de salvaguardia para escapar así al cuestionamiento. Esto es, precisamente, lo que no quiere admitir la OMC.
Aparte del particular caso de Gatic, los consultores económicos están recibiendo encargos de estudiar la presentación de reclamos ante el Gobierno por los perjuicios sufridos, intentando aprovechar un cierto ambiente de liquidación por fin de temporada. Sin embargo, quienes no cuenten con poderosas palancas para mover sus carpetas tienen poca o ninguna posibilidad de éxito, y en el fondo apuntan a reservarse una carta de negociación ante las futuras autoridades. “Hoy todos están apretados -dijo una fuente a Página/12– y están dispuestos a tirarse un lance. Iniciarle un juicio al Estado puede ser una buena inversión a futuro.”

Instinto para hallar el lugar apropiado
Anillaco y Chascomús

Por Pablo Ferreira
t.gif (862 bytes) “Puso una planta industrial en Chascomús durante el gobierno de Alfonsín y, cuando asumió Menem, otra en Anillaco”, recordaron a Página/12 conocedores de Eduardo Bakchellian, aludiendo a las artes políticas del fundador de Gatic. Sus aceitadas relaciones con el poder explican, en buena parte, la supervivencia de la principal empresa de calzado deportivo del país, varias veces al borde de la quiebra.
na03fo02.jpg (9569 bytes)El empresario armenio, que disfruta jugando al golf dos veces por semana y, sobre todo, al fútbol los domingos (con infaltables veteranos famosos como Amadeo Carrizo, a los que supo dar empleo en sus épocas de gloria), fue definido por un estrecho colaborador como “un industrial típico de hace 20 años”. Bakchellián, respetado en su sector por su “enorme” habilidad para complementar sus condiciones como productor con el marketing, debería a esas características el logro de imponer el liderazgo local de las zapatillas Adidas, una marca desconocida cuando tomó su representación.
Sin embargo, quienes lo conocen de cerca destacan también una “ceguera” en su manejo empresario, que habría ayudado no poco a crear las condiciones para la actual difícil situación que afronta Gatic. Bakchellián ignoró los cambios internacionales en su industria y, además, dilató la reconversión de su grupo al giro en la política económica argentina durante el menemismo. Esos errores lo enfrentaron con una avalancha de importaciones del sudeste asiático, donde las grandes fábricas mundiales de zapatillas trasladaron su producción para bajar costos. De hecho, entre 1991 y 1994 Gatic perdió cerca de un tercio de la facturación. Esto explica su discurso antiaperturista y su conocido apoyo al número dos de la UIA, José Ignacio de Mendiguren.
No fue la única consecuencia de esa actitud que, en rigor, fue compartida por la mayoría del empresariado argentino. Hasta ese momento la expansión del consumo, que acompañó los primeros años de la convertibilidad, les permitió a los Bakchellián disimular las fallas estructurales del grupo. Pero el Tequila, en 1995, les cayó como una tempestad que, además de derrumbarles el mercado interno, los obligó a endeudarse localmente a tasas altísimas.
Esa fue la mejor oportunidad para sacar a relucir los nexos de alto nivel y la estrategia geográfica del empresario. Por algo el impulsor de Adidas siempre apostó a las ventajas que podría depararle el que su industria operara con grandes cantidades de mano de obra. Sobre todo en un país donde la ocupación es un factor crítico. Por eso no dudó en poner fábricas en el interior del país, eligiendo comunidades pequeñas, incluidas Chascomús, y Anillaco y Chamical en La Rioja.
Estas dos últimas localizaciones conjugaban el favor al presidente con la existencia de jugosos regímenes promocionales para la industria.
El desaparecido Emilio Perina, uno de los lobbistas de Gatic y amigo del presidente Menem, fue puesto en acción para enfrentar la crisis del `95. Con el invalorable apoyo del entonces superministro de Economía, Domingo Cavallo, lograron que los bancos oficiales –Nación y Provincia– salvaran del derrumbe al grupo deportivo. En cambio, no parecen haber tenido tanto éxito con los pedidos de protección absoluta contra las importaciones, que llegaron, pero según sostienen los Bakchellian, tardíamente. Ahora Carlos Menem ha decidido hacerles un último favor.


COMO ABLANDAR A BANQUEROS Y RECAUDADORES
Cuando el lobby político vale plata

t.gif (862 bytes) Uno de los grandes éxitos de Eduardo Bakchellian fue el salvataje obtenido en 1996 para Gatic, fuertemente averiada por el efecto Tequila. El entonces ministro Domingo Cavallo obligó al Banco Nación a prestarle a la empresa un total de 15 millones de pesos, con la misma arbitrariedad con la que en su momento esa entidad refinanció a las curtiembres de Yoma. Roque Maccarone, titular de la entidad, se oponía a elevar más el endeudamiento de Gatic. Sin embargo, el crédito fue acordado.
Por otra parte, el ministro instruyó a la DGI para que sólo le reclame a la licenciataria de Adidas la inmediata cancelación de nueve millones de pesos de la deuda impositiva que acumulaba, y que le extendiera el plazo de pago para los otros 21 millones de pasivos fiscales.
Una de las claves para obtener tales beneficios era el acceso privilegiado que el empresario tenía a Cavallo y al presidente Menem. Con este último lo une una vieja relación que, entre otros elementos, se materializó en la instalación de sendas plantas en Anillaco y El Chamical. El vínculo con el ex ministro es a través de su mujer. Durante los años que estudió e hizo la conscripción en Córdoba, Bakchellian se hospedó en la casa de Sonia Abrazian, ya que su padre y el de ella son oriundos del mismo pueblo armenio, Hadjin.
El propio ministro había admitido en su exposición ante el gabinete nacional que la principal causa de la crisis de Gatic fue la avalancha de zapatillas importadas que en 1994 satisficieron la mitad del consumo local. En base a los resultados de su propia política, planteó la necesidad de acordarle la facilidad crediticia por parte de la banca oficial. Pero se encontró con la negativa de Maccarone. Sobre un pasivo total de la empresa de 190 millones de pesos, 48 millones estaban concentrados en sus cuentas pendientes con el Nación y otros 15, con el Banco Provincia. Tampoco Rodolfo Frigeri, presidente del Banco Provincia, ni Eduardo Duhalde, gobernador bonaerense, acordaban con la operatoria. Pero, finalmente, el banco provincial accedió a adquirirle dos inmuebles por valor de 4,5 millones de dólares que le pusieron otra pata al operativo salvataje.

 

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