Puede ser su última semana en el gobierno, dijo un altísimo funcionario de Economía a Página/12. Le niega una asignación al PAMI. |
Por David Cufré Un altísimo funcionario del Ministerio de Economía le dijo a Página/12 que la que viene puede ser la última semana de Roque Fernández como ministro de este gobierno. No nos queremos ir, pero si la situación del PAMI no se resuelve con cordura, no tendremos más opción que renunciar. Como nunca antes, el equipo económico tira sobre la mesa la carta de la renuncia. Y amenaza con hacerla efectiva si Carlos Menem no lauda a su favor en el conflicto con Víctor Alderete, el presidente de la obra social de los jubilados. En los momentos cruciales, el Presidente siempre hizo primar la cordura. Esperemos que esta vez ocurra lo mismo. De lo contrario, ya no lo podremos acompañar, subrayó el estrecho colaborador de Roque. El ministro se entrevistará con Menem en la mañana del lunes, y por la tarde sostendrá otro encuentro con Alderete y el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez. Si Roque no consigue imponer su posición, sus escuderos aseguran que en pocos días vendrá el portazo. La pelea de Economía con el ultramenemista jefe del PAMI parece un hecho menor como para que Roque diga con tanta firmeza que se irá si no lo dan por ganador. Sin embargo, la disputa de fondo en que están enfrascados los hombres del Palacio de Hacienda es por detener las crecientes presiones del ala política del Gobierno, que pide aumentar el gasto público ante cada conflicto, como ocurrió por los fondos para Educación y ahora con el PAMI. Roque considera que si cede no tiene sentido permanecer en su sillón, porque deberá seguir haciéndolo ante situaciones similares, que probablemente llegarán, atento a que las demandas de recursos aumentan al ritmo de la crisis, mientras la recaudación sigue cayendo por el hueco del ascensor. Los inversores extranjeros pusieron a Argentina bajo la lupa. Ven que la recesión es más grave de lo que se preveía, escuchan declaraciones imprudentes de los candidatos sobre el pago de la deuda y aparecen desbordes fiscales. En este contexto, no hay espacio para subir el gasto público con más fondos para el PAMI, porque se expondría al país a un riesgo innecesario, explicó a este diario el funcionario de Economía. Sabemos que hay necesidades políticas. Pero hay un límite. Si no prima la cordura, nos veremos forzados a renunciar, remarcó. Pasado mañana puede ser el día D. Roque irá primero al despacho de Menem a analizar una salida a la crisis de la obra social de los jubilados. Y luego se encontrará con el presidente de la Asociación de Bancos y titular del Banco Galicia, Eduardo Escasany. A esta última reunión asistirán otros importantes banqueros, ante quienes el ministro gestionará un préstamo para el PAMI por unos 400 millones de pesos, a cinco años de plazo. Hace dos meses, el Poder Ejecutivo emitió un decreto de necesidad y urgencia que autoriza a la obra social a tomar esa deuda, y pone como garantía la recaudación destinada al organismo. Sin embargo, hasta ahora los bancos no concedieron el crédito porque el decreto no fue reglamentado por el Congreso, tal como ordena la ley, y eso le resta sustentabilidad jurídica. Roque hará una nueva gestión para que las entidades financieras aporten los 400 millones. Si lo hacen, la tormenta comenzará a disiparse. El PAMI obtendrá los fondos que reclama, sin que ello implique mayor gasto público y, por ende, un incremento del déficit fiscal. El problema es si los bancos se niegan a otorgar el préstamo. En la última reunión de gabinete, Menem le dijo al ministro de Economía que solicite al FMI un permiso para aumentar el déficit, modificando la meta comprometida en el Acuerdo de Facilidades Extendidas. Fue un golpe que Roque no pudo asimilar. En lugar de ordenarle a Alderete que gaste menos, Menem se inclinó por elevar el déficit. Esa es la falta de cordura que denuncian los funcionarios de Economía y por la cual están dando el ultimátum. Puede ser la última semana de Roque como ministro de este gobierno, le dijo sin vueltas a Página/12 el estrecho colaborador del ministro. El equipo económico entiende que aumentar el déficit fiscal agravará la crisis peligrosamente. Y no quiere asumir la responsabilidad, si el final de mandato de Menem comienza a asemejarse al de Alfonsín. Por otra parte, considera que pone en riesgo su prestigio profesional, elemento que no es menor cuando desde Roque para abajo están pensando en su futuro a partir del 10 de diciembre. Sin embargo, todo ello no deja de formar parte de la estrategia de presión sobre Menem a la que apelan Roque y sus hombres. La jugada parece completarse con la amenaza de renuncia, aunque nunca en sus tres años al frente del Palacio de Hacienda Roque apostó tan fuerte como ahora. Entiendo que estamos en un gobierno con urgencias políticas. Me limito a realizar un diagnóstico técnico de cuál es la situación. El problema no pasa por la autorización del Fondo (a elevar el déficit), sino por la percepción del mercado. Si están dispuestos igual a tomar esa medida y aumentar el déficit, sepan que lo harán sin mí. Esas fueron las palabras que el propio Roque pronunció anteayer al finalizar una reunión con Alderete y Rodríguez. No nos queremos ir porque no es momento para que asuma otro equipo económico. Sabemos que si renunciamos dejamos una hoguera prendida. Pero tiene que primar la cordura, insistió ayer el funcionario de Economía, dejando en claro que no se trató de una reacción de enojo pasajero de su jefe. A su favor, Economía cuenta con el respaldo del establishment. Menem sabe que, si Roque lo abandona, perderá parte de la simpatía que el sector económico más poderoso le dispensa. De ese modo, el jefe de Estado vería más comprometido el final de su gestión. Pero también arriesgaría capital político, cuando su obsesión es retornar a la primera magistratura en el 2003.
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