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Un reencuentro familiar que la represión postergó veintiún años

María supo hace veinte días que es hija de dos desaparecidos uruguayos. El jueves en Montevideo conoció a su familia de sangre.


t.gif (862 bytes)  "Estoy feliz por poder integrar a mis dos familias. De ahora en más, mi vida se unirá entre Buenos Aires y Montevideo. Ahora sé quiénes fueron mis padres, que lucharon por lo que creían y eso lo respeto mucho." María de las Mercedes Fernández pronunció esas palabras apenas bajó del avión que la llevó a Uruguay. La joven, de 21 años, se enteró hace veinte días de que es hija de los desaparecidos uruguayos Aída Sanz y Eduardo Gallo. El jueves por la noche viajó a Montevideo para conocer a su familia biológica y se abrazó por primera vez con su tío, Carlos Sanz.

María de las Mercedes fue recibida en el aeropuerto con un cálido aplauso de decenas de representantes de organismos de derechos humanos. Entre lágrimas, se abrazó a sus familiares biológicos, que la buscaron durante veintidós años. "Estoy emocionada. No esperaba tanta gente", aseguró la muchacha mientras recibía un ramo de rosas. "Estoy alegre de conocer a toda mi familia y porque mis padres están conmigo", añadió.

María de las Mercedes viajó acompañada por el matrimonio formado por Marta y Horacio Fernández, que la adoptó cuando tenía dos días de vida. Según informó el hombre, la pareja decidió adoptar un bebé después de intentar, infructuosamente, un tratamiento por infertilidad con un médico de la localidad de Quilmes. Este profesional, los puso en contacto con el médico policial y represor Jorge Bergés.

"Nosotros no sabíamos entonces qué sucedía con los niños de los detenidos políticos y recién sospechamos cuando el nombre de Bergés apareció en los diarios acusado de haber participado en partos clandestinos, firmar partidas de nacimiento de hijos de detenidas y dar bebés en adopción", manifestó Fernández, que tiene 52 años y es ingeniero químico.

María de las Mercedes nació el 27 de diciembre de 1977 en el centro clandestino conocido como Pozo de Banfield, donde estaba secuestrada su mamá, Aída Sanz. Ella y su esposo vinieron de Uruguay huyendo de la persecución pero fueron víctimas del Plan Cóndor. Con Aída Sanz, embarazada de nueve meses cuando fue secuestrada, fue detenida su madre, Elsa Fernández de Sanz, que estaba en Buenos Aires para acompañar a su hija durante el parto. Pocos días después también desapareció Eduardo Gallo.

Las Abuelas de Plaza de Mayo sospechaban hacía tiempo que la joven podía ser hija de desaparecidos. Su partida de nacimiento estaba entre doce documentos de este tipo firmados por Bergés que la organización había encontrado en 1986. En ese momento, María de las Mercedes se sometió a un análisis de sangre, pero no hubo compatibilidad con la familia que se presumía podía ser la suya. Como los estudios de ADN no tenían el mismo desarrollo que hoy, sus datos no fueron cruzados con los de otros familiares de desaparecidos.

Recientemente, una joven que trabaja con las Abuelas de Plaza de Mayo tuvo la sospecha de que María de las Mercedes podría ser la hermana que estaba buscando y se contactó con ella. A raíz del vínculo que establecieron ambas chicas, María de las Mercedes decidió ir a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad que depende de la Subsecretaría de Derechos Humanos para que le realizaran nuevamente los análisis genéticos. Hace veinte días, la muchacha escuchó por primera vez los nombres de sus padres --Aída Sanz y Eduardo Gallo-- y supo que no había sido abandonada. "Siempre supe que era adoptada y mis padres (adoptivos) me respaldaron en la búsqueda de mi identidad. Ahora me siento bien. Sé quiénes fueron mis padres, que lucharon por lo que creían y eso lo respeto mucho. Tengo todo, qué más puedo pedir", afirmó María de las Mercedes.

Carlos Sanz informó que viajará hoy con su sobrina a la localidad de Salto para conocer a su abuelo paterno, que estará cumpliendo 87 años. A pesar de que su madre la había bautizado Carmen, la joven manifestó que conservará el nombre con el que creció y aseguró que está analizando si se cambiará el apellido.

 

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