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Fidel Castro habla de "los dos menem" y de como es su relacion publica y privada
¿Quién gana si yo le contesto a Menem?”

El encuentro fue en la reunión de jefes de Estado de Río. Daniel Togneti, de “CQC”, habló 45 minutos con el líder cubano sobre Menem, los affaires de Clinton, las mujeres, el Papa, sus años con el Che, su amistad con el “ambipierna” Maradona, lo que espera de una “Cuba sin Fidel”, y de cómo se siente con 40 años en el poder.

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t.gif (862 bytes)  El encuentro fue en su hotel de Río de Janeiro, durante la reunión de 48 jefes de Estado. Era una ciudad tomada por 11.000 militares que custodiaban y que hicieron desaparecer por dos días a mendigos y chicos de la calle para que reapareciera la Cidade Maravilhosa. Fidel Castro llegó con su Mercedes Benz blindado y una delegación de 110 cubanos, de los cuales 53 portaban armas. “Respeto a los compañeros que me cuidan –dijo Fidel–, pero hace años que no tengo privacidad, que nunca puedo estar solo.” No tenían entrevista arreglada, pero el grito “Comandante, un mensaje para Argentina”, surtió efecto. Fidel se detuvo y conversó por 45 minutos con Daniel Togneti, de “Caiga Quien Caiga”.
–Lo quiero invitar a que venga a la Argentina...
–Póngase de acuerdo con Menem. El me ha invitado, y somos amigos en lo personal. Diferimos en lo político (...).
–Le quiero decir que gran parte del pueblo argentino no tiene su misma opinión sobre la persona de Menem.
–Sí, pero son dos cosas distintas: cuando conversamos él y yo, y cuando se reúne con la prensa.
–Allá también son dos Menem.
–Es parte de su oficio. A la vez, de vez en cuando tengo el privilegio de recibir el obsequio de sus vinos. ¿Quién ganaría si yo llego a contestar cualquier crítica de Menem? Los vecinos del Norte. Entonces yo escucho.
–¿Usted dice que a Menem lo mandan los vecinos del Norte a decir eso?
–No. Menem hace todas esas cosas por su cuenta. Y hay dos Menem: yo tengo aprecio por Eduardo Menem, y cuando aspiró a presidente del Parlamento Internacional, yo lo apoyé.
–El presidente Menem está apunto de dejar el gobierno. ¿Usted lo sabe, no?
–Sí. Me imagino que le duele, porque le gusta la tarea. (Sonríe con intención.)
–A usted también...
–Sí, a mí me gusta muchísimo. Es mi vocación. Pero no valdría de nada un minuto en el gobierno si no estuviera inspirado en una idea más alta, que va mucho más allá del egoísmo, la voluntad, la ambición. Y no estoy acusando a nadie de eso. Y mucho menos a Menem. A él le gusta el gobierno. Para mí el gobierno es el instrumento de un oficio. Yo ejerzo ese oficio, desacreditado en casi todas partes del mundo.
–Comandante, cuarenta años en el poder, quizás es la persona más autorizada...
–...En el poder cuarenta años. Llevo cuarenta años repartiendo el poder... Y llevo cuarenta años (cierra los ojos, mueve la cabeza con énfasis) convirtiendo en poder a la gente humilde, y definiendo qué es el poder. Yo no soy Luis XIV, ni soy Napoleón Bonaparte, ni nada de eso. Ni pienso en la gloria: sigo los principios de Martí. (Con énfasis, se lleva las manos a las sienes y cierra los ojos.) Tengo afortunadamente una filosofía. Lo otro es vanidad, tontería. Aquí en elCómo le debe doler a Menem dejar el poder.No le contesto por no beneficiar al Norte. mundo siempre soñaban poder. Yo no tengo un poder, yo represento el poder del pueblo. Y no hago más que compartirlo con los dueños, yo soy un siervo del pueblo. Y no son palabras, ni demagogia. Sí, he vivido. Comencé muy temprano a luchar. Sí, pues pasé hambre, incluso cuando era pequeño, hijo de una familia que no tenía dinero. Tuve que conocer al mundo por mi cuenta, tomar muchas decisiones. Aprendí. He tratado de ser cada vez mejor. Nadie nace bueno. Todos somos egoístas desde que nacemos. Hay que enseñarnos desde que somos unos niños a no ser egoístas, a ser generosos. Repartir. Somos una especie de animalitos cuando nacemos, con algunos genes, con una inteligencia que nos permite crecer, desarrollar ideas, desarrollar conciencia. Si tengo algún mérito –y me cuesta mucho más trabajo reconocer alguno– es que me he hecho a mí mismo. A base de luchar contra mí mismo y a base de tratarde ser mejor cada día, sin dejar de ser nunca crítico, sin dejar jamás de estar insatisfecho con lo que hago, y con una sola obsesión que es tratar de utilizar cada vez mejor el tiempo, y hacer cada vez mejor las cosas, y cumplir cada vez mejor con mi deber. Pienso que hoy soy mejor que cuando tenía 6 años, y mejor que cuando tenía 20, y mejor que cuando tenía 40. Y espero que en el último segundo de mi vida tenga conciencia, pueda tener conciencia, de que ese día sea mejor de lo que pueda ser en otro momento. Soy un eterno inconforme, no sólo con este mundo (señala hacia el resto de la gente de la convención) caótico, injusto, que he conocido, pero además un mundo prometedor también, porque tiene que cambiar, por necesidad. Si yo soy un inconforme eterno conmigo mismo, y mi más sincero y profundo crítico, te hablo con franqueza, no son palabras ni demagogia. Acabo de estar en una cumbre, a mi juicio la mejor de mi vida. Es la más histórica. Por una razón especial, porque este momento del mundo es histórico, nos obliga a todos nosotros a ser un poco más conscientes, más responsables que nunca. Estamos en los umbrales de un siglo que tiene que ser diferente. Vivimos el privilegio de una etapa que ninguna otra generación ha vivido nunca: eso que llaman globalización. Tal vez lo que esté diciendo aquí en el micrófono a lo mejor lo pueden estar oyendo en China. ¡Cuántas responsabilidades tenemos! Seis mil millones de personas es bastante, dependen de las mejores ideas de nosotros; de lo que los hombres sean capaces de decir a un mundo lleno de confusión, de mentira..., pero un mundo también lleno de talento, de nobleza, de mucha gente buena, sobre todo en el pueblo. A pesar del carácter enajenante de este orden, de la sociedad de consumo, y de otras muchas cosas que llevaría tiempo nombrar, me siento un privilegiado por haber llegado a esta edad, teniendo conciencia, por lo menos la mente creo que la tengo bastante clara...
–El Subcomandante Marcos, ¿qué le parece como revolucionario?
–Usted sabe que no he tenido el privilegio de conocerlo, pero me interesa muchísimo una cosa que es increíble: el estilo de expresarse... No he tenido el privilegio de verlo porque no participa en las conferencias internacionales, no lo puedo conocer en persona, pero creo que habla cosas muy bellas. Es todo un filósofo.
–¿Cuba va a ser socialista siempre?
–Más allá de siempre. Tiene que ser cada vez más socialista y mejor socialista. Cuba, como el mundo, tendrá que pertenecer algún día a una humanidad solidaria y generosa.
–¿Cree que hay Fidel para rato?
–Sí, porque yo soy un hombre de oficio, he desarrollado ideas. Los hombres morimos, es incluso un derecho que tenemos, pero las ideas no.
–¿Qué va a pasar con Cuba cuando usted no esté?
–Cuando yo no esté..., si yo fuera capaz de inspirar con mi ejemplo, con mi cumplimiento del deber hasta el final, entonces podrá ser más justa que ahora.
–¿Usted es un prócer?
–Ningún prócer. Prócer fue Bolívar. Prócer fue San Martín. Yo soy hijo de un modesto campesino español, que fue enviado como soldado para luchar contra la independencia de Cuba. Lo bueno que tiene ser hijo de padres duros es que los padres lo hacen a uno rebelde.
–No sea humilde. Usted es Fidel Castro, es un mito.
–Un tipo se llama así si tuvo la suerte de nacer en esta época, si nacía hace cien años nadie lo conocía. Además un individuo que tuvo el privilegio de nacer en un país pequeño que está al lado de Estados Unidos. Si yo soy Fidel Castro es gracias a Estados Unidos. No sólo me han dado fama –no de hombre bueno, sino de hombre malo– sin darse cuenta de que alguna gente siente el deseo de curiosear qué es un hombre malo, qué es un demonio, qué es un infierno. No es que coincida con eso, con ellos en eso,pero sus miedos me han dado fama. Yo hubiera podido permanecer anónimo, yo no hecho nada por tener renombre ni fama.
–Hizo una revolución, ni más ni menos.
–No más de una modesta revolución que no vale de nada si no la seguimos adelante. Que no vale de nada si no la conservamos pura, o por lo menos nosotros no nos conservamos puros, si no somos capaces de ser consecuentes con aquellas ideas, de desarrollarlas. Porque ¿qué es un país, qué es una revolución? Es una pequeña isla que pertenece a un mundo que tiene que cambiar, que tiene que revolucionarse, que tiene que hacerse solidario con otros hermanos.
–Si no, nos ponemos un traje verdolín y hacemos una revolución.
–No te digo que sí porque me van a acusar de estar promoviendo la subversión. No hace falta promover ninguna subversión porque el mundo está ya subvertido.

 

El Papa, “un privilegio”

–¿Usted se encontró con el Papa, no?
–Sí.
–Pasan los años y está usted y está el Papa...
–Me siento muy honrado de ser contemporáneo de este Papa.
–¿Va a seguir? Lo suyo es como un papado, casi... Con todo respeto.
–Ya sé que no me quiere ofender. Yo bromeo con todo eso. El Papa pertenece a una Iglesia que hoy toma conciencia de la pobreza, del sufrimiento. Habla de la globalización de la solidaridad. No habla del derecho de la OTAN a intervenir con bombas ni milicias en el mundo. El Papa representa a una Iglesia, y esa Iglesia y otras son parte de nuestra cultura, que algunos quieren destruir y fragmentar.
–Usted se crió en una escuela jesuita...
–Sí. Pienso que cada uno vive en su tiempo. Si Cristo hubiera nacido en la época de Marx, habría programado el comunismo, porque abriendo una acción, casi 2000 años antes, proclamó cosas muy parecidas a las que proclamó Marx. Buscó pobres, los hizo apóstoles, multiplicó peces y panes para que todos tuviéramos alimentos y los repartió de una manera comunista. Que bebiera vino todo el que quisiera, según sus apetencias. Y que comiera pan según necesitara, y peces tanto como gustase de comer. Nosotros, los llamados comunistas, hemos querido ser discípulos de Marx. Multiplicar los peces, los panes, convertir el agua en vino. Buscar pescadores ignorantes que no sabían ni escribir, y convertirlos en apóstoles de una doctrina.

 

 

El guardián del Che Guevara

t.gif (862 bytes) –¿Cuál es para usted el personaje del siglo XX?
–¿Cuál es para mí el personaje del siglo XX? El Che.
–Argentino. Le ganamos.
–Me ganaron. A pesar de los argentinos. Digo esto en tono cariñoso.
–El Che se transformó en una especie de objeto capitalista: los chicos lo consumen en las remeras, pareciera que triunfó el capitalismo...
–No, el modo capitalista es hacer ese negocio con todos..., él se estaría riendo de todo esto.
–¿Que diría el Che?
–Se reiría. No se imagina el humor que tenía. Incluso cuando los compañeros cometían disparates y él los aleccionaba y los regañaba...
–¿A usted también?
–¿Quién, a mí? No. Nunca nos hemos regañado, ni él, ni yo. Yo lo que hice fue reclutarlo. No me costó ningún trabajo. El tenía tal espíritu revolucionarlo, tal nobleza, tal virtud. Yo considero que el Che es un humano mucho mejor que yo. Mucho más completo, mucho más cabal. Yo tengo únicamente el privilegio de haber vivido más años, pero cuando yo lo conocí era muy puro. Conocí a un hombre más puro que yo, más desinteresado. Se unió a nosotros como médico, y resultó un gran soldado. El hombre más altruista que he conocido. Que pensaba en el futuro como si fuera una cosa de mañana, y constantemente estaba dispuesto a jugar su vida. Un hombre excepcional.
–¿Qué pensaría el Che Guevara de todos los objetos de consumo que hay sobre él?
–¿Para qué le da importancia a eso? El Che vale más que eso.
–Una anécdota del Che...
–Cuando se unió a nuestro movimiento, después de una mañana de conversaciones, me dijo sólo una cosa: yo lo que quiero es que cuando triunfe la revolución, no me prohíban, por razones de Estado, volver a la Argentina. El era un hombre que todos los días estuvo dispuesto a morir, y que no murió por casualidad. Muchos de nosotros lo protegimos..., perdone que hable personalmente, yo me ocupé de protegerlo. Tenía miedos, como todos, tenemos un instinto de preservación: el mérito de un hombre valiente es el que se olvida de eso. Y el Che era uno de los hombres más valientes que he conocido. Yo fui un poco su guardián, lo preservaba para las misiones que más importancia tenían. El Che que se marchó hacia allá era un hombre muy diferente al Che que yo conocía: le dije “ahora vas a tener la responsabilidad sobre los hombros: de ti va a depender la vida de mucha gente”. Y como lo conocía muy bien, me doy cuenta de que actuó de una manera perfecta. Cuando perdía un compañero, se olvidaba de él, se olvidaba incluso de sus responsabilidades. Cuando él cae, estaba en perspectiva de victoria, ese día se perdió la oportunidad de una victoria. Fue en ese momento donde debió dominarse a sí mismo y no seguir por ese camino donde según él estaba perseguido. Tenía suficiente experiencia para saber que un pueblo vacío quería decir tropas enemigas, nunca se vacía un pueblo por casualidad. Pero era así su temperamento, y eso le nacía del amor por sus compañeros.

 

“Maradona es un hombre nobilísimo”

–¿Sabe que Maradona es fanático suyo? Lo ama, dice que es su ídolo...
–Yo soy fanático de él también. En el deporte, fue amigo...
–¿Quiere mandarle un mensaje?
–Bueno, que lo recuerdo mucho, como amigo, y si he sido solidario con él en sus momentos difíciles, principalmente por su enorme honestidad de haber sido capaz de reconocer errores, faltas, debilidades. Es un hombre de gran honestidad. No sólo fue un gran atleta, ha sido también un campeón de la sinceridad.
–Es como usted, juega con la izquierda...
–¿En qué sentido? ¿Con el pie izquierdo?
–En el fútbol, y usted en la política...
–No, él es ambipierna, ustedes dicen ambidiestro. Cuando alguien es capaz de golpear la bola con las dos piernas, ¿qué es?
–Ambidiestro.
–Ambidiestro es para las manos, ¿también de los pies?
–También de los pies.
–Claro, yo no tengo problemas, a ver si se pone bravo, una vez les tiró perdigones a unos periodistas... pero es un hombre nobilísimo, realmente. Más que yo. El no tiene el deber de ser tan noble, yo tengo la obligación de serlo por mis responsabilidades.


“Enamorarse no es pecado”

–¿Qué opina de lo que le pasó al presidente Bill Clinton?
–¿En qué?
–El conocido affaire que tuvo con una becaria.
–Fue valiente en eso. Porque se defendió, y se defendió con éxito. En cambio, creo que no ganó tanta gloria bombardeando a Irak y mucho menosbombardeando Yugoslavia. Sus virtudes las tiene, es talentoso, tiene preocupaciones sociales, pero a la vez ha cometido errores. Y es un asunto personal, no me meto en eso, lo respeto. No lo juzgo. Que lo juzgue el pueblo norteamericano, que lo juzgue la historia. Es un asunto personal y no me concierne el asunto.
–¿Usted tiene becarias? Personas que trabajan gratis, como Monica Lewinsky en la Casa Blanca...
–Tenemos voluntarias, pero les pagamos, porque es un deber. Pero trabajan no por un salario, que es muy modesto. Muchas muchachas, y algunas no tan muchachas. Tengo un respeto casi sagrado por todas las muchachas que trabajan conmigo. Además, ya dejé de fumar habanos. Igual no hago críticas a Clinton. Enamorarse no es ningún pecado.
–¿Tiene novia?
–Sí, soy novio de todas las muchachas bellas del mundo. Platónicamente. Y qué quiere, uno tendrá que morir, pero nunca dejará de admirar la belleza. Es una obra de la creación.

 

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