![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Colapso sistemático Por James Neilson |
![]() Aunque la situación de Menem se ha visto complicada por su temor comprensible a las investigaciones judiciales que le esperan, el embrollo actual se debe menos a sus errores que a un sistema político que al potenciar tanto al presidente estimula la irresponsabilidad de los demás, de ahí la decisión colectiva de los oficialistas de ayer de encolumnarse tras el personaje que creen podría ser el jefe de mañana, asegurando así que el 95 por ciento de los políticos militaran competitivamente en la oposición, lo cual es un disparate. De contar el país con un sistema parlamentario en el que los representantes del pueblo fueran claramente responsables de gobernarlo, la proximidad del fin del reinado de Menem no hubiera producido una reacción tan insensata. Además de manejarse con un esquema que potencia los vicios de los políticos pero los priva de la necesidad de familiarizarse con algunas virtudes, el país tiene que convivir con el hecho de que una de las dos coaliciones dominantes es aún más caudillista que la Constitución. Por ser el peronismo un movimiento verticalista para el cual la lealtad personal es el único adhesivo, a menos que el líder tenga la decencia de morir con las botas puestas y sólo haya un delfín aceptable, las transiciones siempre supondrán un acto de parricidio: presas de una cultura política primitiva, Menem tuvo que intentar la re-reelección y estuvo escrito que Eduardo Duhalde lo traicionaría. Mientras tanto, el país se ha visto obligado a participar en un drama sin sentido en el que su papel se limita a proveer los cuerpos que irán cubriendo el escenario al representarse el alocado acto final.
|