Por Raúl Kollmann Reclusión perpetua para el
armador de autos truchos Carlos Telleldín y cuatro oficiales de la Policía Bonaerense:
el ex poderosísimo comisario Juan José Ribelli, los ex subcomisarios Anastasio Irineo
Leal y Raúl Ibarra y el ex oficial Mario Bareiro. A ellos cinco, los fiscales Eamon
Mullen y José Barbaccia les imputan complicidad con quienes perpetraron el atentado
contra la AMIA porque habrían suministrado la camioneta Trafic que estalló frente a la
sede de la mutual judía. La pena que corresponde a esa calificación es la de reclusión
perpetua. Los fiscales acusaron en total a 20 personas, entre ellas 15 policías
bonaerenses, por pertenecer a la banda que doblaba autos y que tuvo en su poder el
vehículo hasta el 10 de julio de 1994, ocho días antes del atentado. Esta parte de la
causa entra ahora en la recta final hacia el juicio oral, que podría realizarse antes de
fin de año. No obstante, la investigación tiene un verdadero agujero negro: nadie sabe
dónde estuvo la camioneta los días siguientes, quién armó el coche-bomba y, menos
todavía, quién la condujo hasta estrellarse contra el edificio de la calle Pasteur.
A los ojos de los fiscales y de todos los querellantes los familiares de las
víctimas, la AMIA y la DAIA, está probado que el atentado fue ejecutado con la
Trafic blanca que perteneciera a Telleldín:
Se encontraron
restos que constituyen más de la mitad de ese vehículo.
Se hizo un
simulacro de explosión con otra Trafic y los restos que quedaron son
extraordinariamente similares a los recogidos en los alrededores de la AMIA.
De los
escombros se sacó el motor, cuyo número guió hacia Telleldín.
Se hicieron
varias pericias la Gendarmería, la Policía Federal, el FBI y los israelíes
que coinciden en que ése fue el vehículo que cargaba los explosivos. Una última pericia
demostró que las partes encontradas, incluyendo el motor, tienen rastros de los
explosivos. También se encontraron partes de la camioneta en las autopsias que se
hicieron a los cuerpos de varias de las víctimas.
Al darse por probado que la Trafic se usó como coche-bomba, el camino de la acusación se
centra en quienes tuvieron la camioneta en su poder.
En primer lugar, Carlos Telleldín, El Enano, que compró la Trafic a Alejandro
Automotores. Era una camioneta quemada y Telleldín mandó robar una carrocería similar.
Después armó el vehículo con el motor de la camioneta incendiada y la carrocería
robada. Ese vehículo es el que estalló frente a la AMIA. Los fiscales apuntan a
Telleldín con varias pruebas.
Mintió
reiteradamente. Dijo que la había vendido a un extranjero, Ramón Martínez, con
documento falso y acento centroamericano. El boleto de compra-venta que entregó para
justificar esa operación era obviamente falso. Después se desdijo y reconoció que les
dio la camioneta a los policías.
Hasta ahora
sigue mintiendo sobre la forma en la que se armó la Trafic. No explica satisfactoriamente
dónde quedaron las partes que no usó y por ello siempre deja la sensación de que trata
de desviar la investigación.
u Los fiscales sostienen que supo que la Trafic se iba a usar para hacer una operación
pesada. Hay varios testimonios que indican que el mismo día del atentado
Telleldín se puso más que nervioso y de inmediato supo que se usó su camioneta. En ese
momento, no había dato alguno que indicara que se utilizó una Trafic.
También se
sospecha de él porque la camioneta fue armada con elásticos que no eran de ese modelo y
que podían soportar más peso del habitual. Supuestamente eso se hizo dicen los
fiscales para que en la Trafic se pudieran cargar los explosivos y bolsas de tierra
que sirvieron paradireccionar la explosión. O sea que el vehículo fue preparado
especialmente.
Hay una llamada
extraña a su casa, el mismo día en que entregó la Trafic. Su interlocutor fue Alberto
Kanoore Edul, sospechado de haber tenido relación con el atentado.
Con estos elementos, los fiscales lo acusan de ser cómplice del atentado partícipe
necesario, por lo que le correspondería la pena de reclusión perpetua.
En segundo lugar está el grupo de policías bonaerenses que mantenía estrechas
relaciones con Telleldín. A la cabeza de ese grupo los fiscales señalan al ex comisario
Juan José Ribelli, que está nítidamente probado extorsionaba a Telleldín
para sacarle dinero a cambio de dejarlo seguir con sus negocios turbios. Para los
fiscales, Ribelli, Leal, Ibarra y Bareiro formaban una banda de policías extorsionadores
a quienes Telleldín les entregó la camioneta el domingo 10 de julio para pagarles parte
de la extorsión. Las pruebas contra ellos son las siguientes:
Hay dos
testigos presenciales que identifican a Leal e Ibarra en el momento en que están
negociando con Telleldín para llevarse la camioneta.
Hay testigos
que señalan varios vehículos que estaban en los alrededores de la casa de Telleldín ese
día 10 de julio. Esos autos eran de Leal, Ibarra o alguno de sus familiares.
Hay otro
testigo, un policía, que se acerca a uno de los autos que merodeaban la casa de
Telleldín y el conductor de ese vehículo le reconoce que es policía de Lanús la
zona de Ribelli-. y que ya se iba a enterar de lo que estaban haciendo.
Los policías
se manejaban con diez celulares que estaban a nombre de Ribelli. La empresa Movicom
informó inicialmente que los celulares registraron comunicaciones en la zona de la casa
de Telleldín el 10 de julio. Recientemente, Movicom contradijo su informe inicial, aunque
este hecho se está investigando.
Ribelli y
Bareiro participaron en la preparación de un testigo falso, Ramón Solari, para desviar
la investigación.
Ribelli viajó
a Brasil y Paraguay en los días previos y posteriores al atentado y, además, blanquea
2.500.000 dólares en la jornada posterior al ataque, aduciendo que es una herencia que le
deja su padre ferroviario. Los fiscales le imputan que puede ser dinero cobrado por el
atentado.
Hay un diálogo
telefónico entre dos colaboradores cercanos a Ribelli en el que hablan sobre la Trafic
usada en el atentado dando indicios de que se armó en la zona de Tigre.
Con estos elementos, los fiscales también le imputan a Ribelli, Leal e Ibarra
participación como cómplices, ya que consideran que tuvieron la Trafic en su poder y la
entregaron después a los terroristas. A esta calificación del delito corresponde la pena
de reclusión perpetua.
El gran problema que afronta la causa AMIA es que no hay evidencias concretas sobre los
pasos posteriores, es decir cómo y cuándo se les dio la camioneta a los terroristas,
cómo se armó el coche-bomba, dónde y quiénes llevaron a cabo los tramos finales del
atentado. Durante la mayor parte de los cinco años transcurridos desde el ataque, la
investigación fue desastrosa, al punto que las fuerzas de seguridad apenas tenían
destinados cinco o seis efectivos a esa pesquisa la más importante del país,
en tanto que la mayor parte del esfuerzo estaba puesto en borrar pistas, sembrar testigos
falsos y dar vueltas sin producir avance alguno. Lo que ahora se está llevando a juicio
oral es lo que el juez y los fiscales más investigaron, pero que no conduce al punto
nodal del atentado. Habrá que ver si ante el tribunal Telleldín o los policías dan
algún elemento que permita saber la verdad.
QUE HIZO CADA UNO DE LOS PRINCIPALES IMPUTADOS
POR LOS FISCALES
Una verdadera galería del horror
Los
principales imputados por los fiscales Mullen y Barbaccia son:
Carlos
Telleldín, alias El Enano. Delincuente muy ligado a la Policía Bonaerense, dedicado al
armado de autos con partes robadas, falsificación de dinero, robo y otros delitos.
Integraba una banda con la gente que lo rodeaba, su esposa Ana Boragni, sus amigos Hugo
Pérez, Jacinto Cruz y Pérez Mejía. Armó la camioneta que estalló frente a la AMIA
aunque él dice que se la entregó a un grupo de policías bonaerenses como pago de una
extorsión.
Ex comisario
Juan José Ribelli, alias Juancito o El Lobo, otrora uno de los hombres más poderosos de
la bonaerense. Se le han comprobado más de 40 delitos, entre ellos extorsiones, arreglos
con delincuentes, encubrimiento de piratas del asfalto e incluso se le imputa haber dado
la orden en la llamada masacre de Monte Chingolo. En el caso AMIA se lo señala como el
jefe de la banda que se quedó con la Trafic el 10 de julio, ocho días antes del
atentado.
Ex
subcomisarios Raúl Ibarra e Irineo Leal. Este último era parte de la Brigada de Vicente
López que extorsionaba a Telleldín y preparó el apriete para que El Enano les entregue
la camioneta en parte de pago por la extorsión a la que lo sometían. Todo indica que
personalmente estuvo entre los que se llevó la camioneta de la casa de Telleldín. Ibarra
fue el enviado de Ribelli para participar de esa operación.
Ex oficial
Mario Bareiro. Sabía que Telleldín tenía la camioneta y organizó las cosas para que
los policías lo aprieten y se lleven el vehículo. Las pruebas contra él en relación
con el atentado parecen débiles, pero después colaboró en la preparación de un testigo
falso para desviar la investigación
Ex oficial
Diego Barreda. El policía más cercano a Telleldín. Fue el primero que se enteró que El
Enano tenía una Trafic. Será juzgado por extorsión ya que le sacaban dinero a
Telleldín a cambio de permitirle seguir con sus negocios delictivos. No se le imputa
relación con el atentado.
Ex oficiales y
suboficiales Víctor Cruz, Marcelo Albarracín, Claudio Araya, Jorge Rago, Bautista Huici:
formaban parte de las brigadas de Lanús o Vicente López y participaban de las
extorsiones contra Telleldín y otros delincuentes. Serán juzgados por privación
ilegítima de la libertad, secuestro extorsivo, asociación ilícita y falso testimonio.
La pena máxima es de 20 años.
Ex oficiales y
suboficiales Alejandro Burguete, José Arancibia, Oscar Bacigalup, Daniel Quinteros,
también eran parte del equipo de Ribelli en los arreglos con los delincuentes. Se les
imputa falsedad de documento público y asociación ilícita.
Hugo Pérez,
Miguel Jaimes, Ariel Nitzcaner, Alberto Bottegal y Argentino Lasala. Se los acusa por
integrar la banda de armado de autos truchos de Telleldín o por ser parte de las
negociaciones con los policías.
Piden se forme comisión investigadora
para Moneta
El proyecto, presentado por los
diputadosdemócratas Gutiérrez y Balter, cuenta con la adhesión de varios
de la Alianza.
El banquero Raúl Moneta, actual
prófugo de la Justicia y el gobernador de Mendoza Arturo Lafalla.
Un decreto del gobernador otorgó al financista dos bancos y el manejo de los entes
residuales. |
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Por Susana Viau
Diputados del Partido
Demócrata mendocino y de la Alianza solicitaron ayer la creación de una comisión
especial investigadora de la gestión del Banco Central en relación a los bancos de
Mendoza, De Previsión Social, Mendoza y República, vinculados los dos últimos al
prófugo Raúl Juan Pedro Moneta. Los legisladores solicitaron que se inste al central a
la intervención judicial de los bancos, el desplazamiento de sus directorios y la
apertura de sumarios administrativos a funcionarios y calificadoras de riesgo que tuvieron
la función de control de las entidades. El escándalo desatado tras la caída de los
bancos del financista más allegado al poder aguarda aún la culminación de una etapa:
saber si, como al resto de sus socios, la Justicia le concede la eximición de prisión.
Por lo pronto, y aunque su pronunciamiento no sea vinculante, el fiscal Ernesto Peñaloza
recomendó que le sea denegado ese beneficio. El escándalo compromete a las máximas
autoridades financieras, Roque Fernández y Pedro Pou a quien escracharán el
jueves los trabajadores bancarios y discapacitados en protesta por la falta de aplicación
de lo dispuesto en la llamada ley del cheque (ver aparte)
El pedido de formación de una comisión investigadora lleva la firma de los diputados
demócratas Gustavo Gutiérrez y Carlos Balter y el apoyo del radical Juan Pablo Baylac y
los frepasistas Juan Pablo Cafiero y Darío Alessandro. En sus extensos fundamentos hacen
una revisión de la historia de los dos bancos provinciales de Mendoza y de Previsión
Social. Señalan que los bancos tuvieron una situación estable hasta 1987 cuando,
sostienen, devinieron en un desmanejo total y una corruptela generalizada en el
otorgamiento de préstamos, de manera que en el mes de marzo de 1995, (...) tuvieron que
cerrar sus puertas. Afirman los diputados que a partir de ese momento la
provincia tuvo que salir a endeudarse para sanear los bancos y proceder a
privatizarlos, proceso que insumió aproximadamente la mitad de los
recursos del Fondo Fiduciario Nacional (integrado por 1000 millones de pesos). Ante la
sospecha de delitos que condicionaron el primer cierre de los bancos, el juez Luis Leiva
inició una causa penal.
Gabrielli, sostienen los legisladores, inició el proceso privatizador durante el cual la
provincia se hizo cargo de los pasivos de ambas entidades, calculado en 841 millones,
una cifra equivalente a casi un presupuesto anual del gasto público de
Mendoza. Los pliegos de la privatización fueron encargados a la consultora Merrill
Lynch pese a que Merrill Lynch es agente financiero del CEI Citicorp Holdings,
empresa en la que el Banco República posee el 40 por ciento de las acciones y también de
Telefónica, empresa en la que el CEI (...) tiene el 50 por ciento. Sólo se
presentó el consorcio formado por el Banco República y Magna Inversora quienes ofertaron
por el Banco de Previsión, a cambio de una serie de medidas de gracia y franquicias no
admitidas en los pliegos. Según éstos, los compradores debían tener un patrimonio de 50
millones, Sin embargo, el República se encontraba al borde de la liquidación y el
capital de Magna Inversora era de 12 mil pesos.
El decreto 641/96 firmado por el gobernador Arturo Lafalla otorgó a Moneta los dos
bancos, así como la administración de los entes residuales. Tras la fusión de los
bancos de Mendoza y de Previsión, que pasaron a funcionar como Banco Mendoza,
el desvío de fondos hacia el Banco República se intensificó y los autopréstamos se
multiplicaron. La nueva se produjo el 8 de abril de 1999; tres días antes, el Central
había aprobado un redescuento de 89 millones. La solicitud de formación de una comisión
investigadora concluye que, pese a las graves denuncias que rodeaban la caída de los
bancos, el BCRA no pidió la liquidación de las entidades ni separó a sus directores
que, aún prófugos o presos, se mantuvieron en sus puestos y realizaron asambleas con la
participación de veedores del BCRA. La Superintendencia de Entidades Financieras, a
pedido de los mismos,dictaminó que no han sido materia de objeciones. Moneta
y sus socios, denuncian los diputados, contaron con la colaboración irrestricta de
(Pedro) Pou, titular del BCRA.
Escrachan mañana a Pou Los trabajadores bancarios nucleados en la CTA realizarán mañana, a las 19,
un escrache al presidente del Banco Central, Pedro Pou, en su domicilio de la
calle Cavia 3013, porque dicen que el funcionario no los recibe para hacerle llegar sus
reclamos. En esa oportunidad repudiarán los despidos injustificados, el
encubrimiento de los funcionarios con causas penales, la discriminación salarial con
remuneraciones de 17 mil pesos y sueldos reservados para los directivos cuando hay
compañeros que cobran 400 pesos de bolsillo, la aplicación de políticas en contra de la
banca nacional, la tercerización injustificada de sectores del banco y la condonación a
los bancos de las multas contempladas en la ley de cheque cuyo importe está destinado a
subsidiar a los discapacitados, cobertura a enfermos con sida y requerimientos sociales en
general. Además exigirán la recomposición del salario, la estabilidad laboral, la
reinstalación de la carrera bancaria, la reimplantación del sumario previo como anticipo
al despido y la equidad en las relaciones de trabajo. |
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