Por Carlos Rodríguez Una bandera con los colores de
Independiente cruzada por un dale rojo y un Nico vive
escritos con trazos nerviosos simbolizó la presencia de Nicolás Oviedo en el
apagón de quince minutos que encabezaron anoche sus compañeros de la Escuela
de Educación Técnica Ingeniero Huergo, en el barrio de Caballito, con la adhesión de
buena parte del vecindario. Si bien hubo dos minutos de silencio, uno al comienzo y otro
cerca del final de una concentración a oscuras, o mejor dicho a media luz, la
característica principal del acto fue el ruido, como era de esperar por ser adolescentes
sus organizadores. ¡Aquí están, éstos son, los beneficios de la
privatización!, cantaron los chicos, con fondo de batucada, mientras interrumpían
el tránsito de vehículos sobre la avenida Gaona, en la esquina con Martín de Gainza. La
destinataria de la bronca fue siempre la empresa Edesur, a la que pertenece la cámara
subterránea donde murió electrocutado Nicolás.
Nicolás era un chico espectacular, cuidaba a su hermanita cuando yo iba a trabajar,
hacía la cena, era el hombre de la casa. Su sueño era ser jugador de fútbol profesional
y llevarnos a recorrer el mundo. Con el lógico desconsuelo, Patricia Beskovich, la
mamá de Nicolás, recordó ayer a su hijo en declaraciones a Radio Mitre. La mujer
agradeció a los chicos del Huergo lo que hacen desde su respeto y su amor a mi
hijo. Del mismo modo apoyó el apagón simbólico y la marcha, con posterior
escrache frente a la sede de la empresa Edesur, convocada para mañana por los
estudiantes, pero aclaró que la familia optó por permitir que actúe la Justicia,
por dejarlos trabajar.
Pablo Martínez, del Centro de Estudiantes del Huergo, estimó que la marcha de mañana
puede ser multitudinaria porque muchos colegios de la Capital Federal han comprometido su
participación. El apagón comenzó anoche cinco minutos antes del horario
previsto, las 21, cuando quedó en penumbras todo el perímetro de la escuela. En la
oscuridad, la cinta amarilla que mantiene clausuradas las dos entradas a la cámara
subterránea en la que murió Nicolás, adquirió un efecto especial, de película de
terror. A metros del lugar se hizo el primer minuto de silencio.
Los vecinos de todas las casas y edificios en torre del vecindario, apagaron sus luces.
Salvo una viejecita que vive enfrente del colegio, casi sorda, que adhería agitando su
mano en señal de saludo, sin escuchar claro está a los que le pedían a
gritos que apagara la luz. No cabe duda, no cabe duda, matan a todo el mundo y no
pagan la factura, fue otro de los cánticos improvisados bajo un cielo negro y una
molesta llovizna. En la esquina de Gaona y Martín de Gainza, una mujer silenciosa se
acercó a los periodistas para pedirles: No se olviden de Nicolás.
Se hizo presente en el acto la defensora del Pueblo de Buenos Aires, Alicia Oliveira,
quien aclaró que había sido invitada por los chicos. Aunque admite que las
vacaciones de invierno significarán un parate para los actos de repudio,
Pablo Martínez anunció que seguirán reclamando hasta que Edesur se haga cargo de
lo que hizo y venga a hablar con la familia y con nosotros.
Algo molesto por los que dicen que el Ente Regulador de la Electricidad (Enre)
ampara a Edesur, el titular del organismo, Juan Legisa, aseguró ayer que
no se defiende más que a los consumidores y que prueba de ello es que a la
empresa ya se le aplicaron multas por más de cien millones de dólares.
Anoche, los compañeros de Nicolás renovaron las críticas al Enre y también al gobierno
porteño porque nadie controla nada.
HUBO CORTES DE LUZ POR LA LLUVIA
Sobre llovido, mojado
El
temporal no afloja: lluvia, frío y viento vienen azotando a porteños y bonaerenses desde
hace dos días y no piensan irse. A juzgar por el pronóstico del Servicio Meteorológico,
no hay que ilusionarse con alguna mejoría temporaria: las malas condiciones climáticas
seguirán hasta el viernes. El temporal provocó, además, cortes de energía eléctrica
en Barrio Norte, Palermo y Recoleta y sacó de funcionamiento numerosos semáforos. En la
provincia de Buenos Aires, unas 300 personas pudieron volver a sus casas, pero 60
permanecían aún ayer evacuadas.
El corte de luz, que duró unas dos horas y afectó a unos 2000 usuarios de numerosos
barrios porteños, se produjo al inundarse una cámara transformadora y la salida de
funcionamiento de una alimentadora, ubicada cerca del cruce de Austria y Avenida del
Libertador, según informó el Ente Nacional de Regulación Eléctrica (Enre). Para
quienes debieron sufrir la calle, las cosas no fueron fáciles. Defensa Civil instó a los
conductores de vehículos particulares, camiones y autotransporte de pasajeros a adoptar
todas las medidas de seguridad para evitar accidentes viales, ya que la
transitabilidad de las calles era peligrosa por las lluvias. Pero no sólo eso: varios
semáforos ubicados en distintas esquinas de los barrios de Paternal, Villa Crespo,
Belgrano, Saavedra, Caballito y Congreso, salieron de funcionamiento por la tormenta,
generando fuertes embotellamientos.
Según el Servicio Meteorológico la culpa de todo la tiene una corriente de aire
frío en los niveles medios de la atmósfera que se desplaza hacia el este sobre el
continente, tal como explicó la pronosticadora Nadia Giavedonni. Se va a
mantener el tiempo frío, con una marca cercana a los 12 grados de máxima, agregó.
La peor parte, en cualquier caso, la llevaron los bonaerenses: el temporal afectó unas
900 viviendas precarias, según el titular de la Dirección Provincial de Defensa Civil,
Bartolomé Llobet. Se trata de casas con techos de chapa y revestimientos internos de
cartón, que no pudieron ser reparadas en su totalidad por la persistencia del mal tiempo.
El daño mayor lo hizo el granizo, señaló Llobet, quien también advirtió
que los últimos informes marcan que el punto más alto del Río de la Plata será de 1,50
metros, un nivel que está cerca del alerta de evacuación.
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