OPINION
Minuto fatal
Por Daniel Lagares |
Hay
un block lleno de preguntas que Marcelo Bielsa debería responder alguna vez. Su gestión
al frente de la Selección tiene agujeros negros, desde el planteo original de su
designación con José Pekerman como Coordinador General hasta la última
decisión táctica en la jugada con pelota, para más insignificante. Bielsa cometió un
grave error al insultar y tratar de agredir a Calderón, rompiendo las reglas que le
reclama a Calderón haber roto. No es así como se muestra liderazgo y autoridad. Lo más
probable es que, de ahora en más, esos atributos sean cuestionados con más fuerza por
sus futuros convocados y por los hinchas.
Pero en el episodio Calderón hay varios elementos para darle la derecha en
este conventillo de bataclán y también de mirar un poco más allá. Calderón sabía, en
Buenos Aires, que fue convocado de última. Que Bielsa lo llamó porque no
estaban las estrellas europeas y porque Cruz estaba lesionado. En algún momento de la
concentración en Paraguay se hizo una reunión donde, por consenso, se elaboró una
especie de Código de Convivencia cuya primera regla fue dentro del
grupo todo, fuera del grupo nada. Calderón tiene el legítimo derecho a reclamar el
lugar que cree que le corresponde pero dentro del grupo porque participó de ese grupo que
aceptó las normas internas. O hacerlo personalmente con el técnico. ¿Por qué Calderón
no dijo que iba de relleno, aunque lo sabía, antes de viajar a Asunción?
¿Por qué aceptó ir en esas condiciones? ¿Por qué no lo planteó donde debía en vez
de ir a los medios? ¿Y si hubiera sido campeón aunque no jugara ni un minuto?
Bielsa tuvo su minuto fatal. La sangre le hirvió antes de tiempo y dio pasto
a lo que quiere combatir: la imprudencia, el amarillismo, los polemistas. Que pague el
costo. Pero detenerse en la batalla de Asunción es camouflage. El camino que
recorre la Selección, la conducción, los intereses personales son temas más importantes
que el amague de round en el aeropuerto Petirossi. |
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