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Economía busca calmar a los inversores extranjeros

Pablo Guidotti y Miguel Kiguel salieron a tranquilizar a los nerviosos operadores. Bancos internacionales amigos colaboraron para frenar la corrida que se había precipitado contra el mercado argentino.

Pablo Guidotti, de Economía. “Sigue el nerviosismo”, afirmó.
Miguel Kiguel, jefe de asesores, viajó ayer a Nueva York.

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t.gif (862 bytes)  Pablo Guidotti, el número dos del Ministerio de Economía, admitió ayer que, pese a que se detecta calma en el mercado accionario, “el nerviosismo de los inversores internacionales no ha desaparecido por completo”. Agregó, además, que la transición política impedirá que el denominado “riesgo país” vuelva a niveles aceptables en el corto plazo. En Wall Street piensan algo parecido y algunos analistas de bancos de inversión estadounidenses estiman que las turbulencias de los mercados recién desaparecerán cuando “se resuelvan cuestiones de fondo” de la economía. Ayer las acciones perdieron 0,4 por ciento en promedio.
Guidotti envió una clara señal a los financistas al asegurar que, pese a la agitación bursátil, no habrá problemas en obtener el financiamiento necesario para este año. Incluso, apuntó que el equipo económico trabajará para conseguir parte de los fondos necesarios para el año 2000. “Hubo una sobrerreacción” de los inversores, explicó el funcionario al momento de justificar el fuerte derrape de las acciones y los bonos del lunes pasado. Según Economía, los fundamentos de la economía no deja lugar a dudas de que la Argentina cumplirá con sus compromisos externos. “La situación fiscal es sólida”, añadió Guidotti. El argumento será repetido a partir de esta mañana por Miguel Kiguel, el jefe de asesores del ministerio, cuando se encuentre en Nueva York con un grupo de inversores institucionales.
Precisamente, en Wall Street, Kiguel se encontrará con analistas que sostienen que la economía argentina atraviesa por un momento complicado y que la incertidumbre de los inversores tiene raíces más profundas que las declaraciones públicas de Eduardo Duhalde sobre la deuda externa. Carlos Janada, vicepresidente para América Latina de Morgan Stanley, señaló que “para dejar atrás la turbulencia bursátil, la Argentina debe solucionar cuestiones de fondo y, lamentablemente, eso va a tomar tiempo. Mientras tanto, la principal variable de ajuste será la deflación y la economía seguirá en recesión”.
Por su parte, Joaquín Cottani, economista jefe para América Latina de Lehman Brothers, advirtió que la Argentina “continuará siendo un blanco para la inestabilidad” y lo único que puede hacer el Gobierno es intentar convencer a los inversores “de que hubo una reacción excesiva y que las cosas van a mejorar”. El ex subsecretario de Financiamiento descartó la posibilidad de que Roque Fernández vaya a incumplir con los pagos de la deuda, aunque advirtió que “algunas empresas pueden enfrentar problemas” por culpa de la recesión y la brusca alza de las tasas.
Goldman Sachs organizó en Nueva York una teleconferencia con inversores institucionales de todo el mundo para explicarles que en la Argentina no hay riesgos de devaluación ni de cesación de pagos y que los problemas económicos “son gobernables”. Alberto Ades, especialista del banco en mercados emergentes, fue el encargado de aclarar que los rumores sobre una crisis severa son infundados y que las turbulencias fueron “magnificadas” por los nerviosos operadores. “En la Argentina no hay riesgos”, definió Ades.
Lejos de las agitaciones de principios de semana, la rueda transcurrió tranquila. Apenas se negociaron papeles por 24,4 millones de pesos, casi la mitad que los días anteriores.

 

Sin convertibilidad fiscal

La proximidad de las vacaciones invernales y las internas partidarias en el interior transformaron a Diputados en una Cámara semidesierta. Ayer, la falta de legisladores –especialmente de la Alianza– impidió que se votara en particular el proyecto de convertibilidad fiscal, iniciativa que espera con ansias el establishment financiero.
Ante el recinto desolado, el vicepresidente de la Cámara, Marcelo López Arias, dispuso prorrogar el cuarto intermedio hasta el miércoles próximo. Apenas una formalidad, ya que gran parte de los escasos legisladores que estaban en el recinto tiene previsto ausentarse durante la última quincena de julio.
Diputados debía terminar el debate del proyecto de convertibilidad fiscal impulsado por el duhaldista Jorge Remes Lenicov. La iniciativa impone un tope equivalente al 1,9 por ciento del PBI al déficit fiscal de este año, brecha entre ingresos y gastos que debería desaparecer en el año 2003.
El proyecto ata la evolución del gasto público al PBI: aquél sólo podrá aumentar en la medida que lo haga éste, excepto en casos de catástrofes. También limita la posibilidad de endeudamiento del Estado y crea un fondo anticrisis que debería nutrirse con parte de los futuros superávit fiscales, si las cuentas públicas permitieran alcanzarlos.
La Alianza se debate entre el respaldo a una iniciativa que el mercado celebra y la resistencia a una ley que condicionará el margen de maniobra del próximo gobierno.

 

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