Por Eduardo Videla Queremos que reflexione,
que no les impida a nuestros hijos seguir estudiando, le pidió ayer un grupo de
padres al rector del Colegio Nacional Buenos Aires, Horacio Sanguinetti. Sus hijos habían
sido protagonistas, el martes último, de la vuelta olímpica más polémica de los
últimos quince años: como había sido prohibida por el rector, ahora los chicos se
exponen a una sanción de 24 amonestaciones, que los dejaría libres. En diálogo con
Página/12, Sanguinetti respondió: No afectaremos su derecho a estudiar. Por el
contrario, si quedan libres, estarán obligados a estudiar un poco más. Incrementar sus
obligaciones no les vendrá mal.
Sin embargo, el rector no quiere pronunciarse aún sobre el tema de las sanciones:
Vamos a obrar con prudencia y serenidad. Cualquier decisión la quiero adoptar con
la cabeza fría, no con la indignación que tengo en este momento, afirmó. Después
del festejo, que dejó un saldo de muros y pupitres pintados a la témpera y algunos
vidrios rotos, las clases se reanudarán esta tarde. Pero los involucrados unos 90
chicos de quinto año matutino recién volverán mañana al colegio. Entonces,
deberán plasmar su descargo en un formulario. La sentencia se conocerá recién en
agosto, después de las vacaciones de invierno.
Algunos padres fueron ayer al Nacional para hablar con el rector. Admitieron allí que la
vuelta era reprochable, pero pidieron que se contemple la situación de sus hijos.
Casi todos son chicos que durante cinco años han tenido buena conducta. Muchos de
ellos han representado al colegio en olimpíadas internacionales y en intercambios
estudiantiles con Estados Unidos y Brasil. Sabemos que se han equivocado, pero le pedimos
que no les aplique esa sanción, que los dejaría libres, relató uno de los padres
a Página/12. Sanguinetti les respondió que iba a reflexionar y que consultaría la
sanción con las autoridades de la Universidad de Buenos Aires, de la que depende el
colegio.
Fue un hecho gravísimo, una atrocidad, dijo Sanguinetti a este diario,
todavía indignado. Y cuestionó la actitud que, según su criterio, tuvieron algunos
padres en la reunión que mantuvo con ellos hace dos meses. Un grupo numéricamente
importante se manifestó a favor de la vuelta, porque es una tradición, decían, sin
intención de dañar. Pero la intención no cuenta si los resultados sistemáticamente son
éstos. Esa reunión me desconsoló bastante, dijo.
Algunos padres que participaron de aquel encuentro recordaron, por el contrario, que nadie
se manifestó a favor de la vuelta sino en contra de la prohibición. Se dijo que no
se iba a impedir con una prohibición sino charlando con los chicos para buscar otra forma
de despedida. Le dijimos que íbamos a colaborar en todo lo que fuera posible. Pero los
hechos nos dieron la razón: la medida actuó como un catalizador y no bien se enteraron
de que estaba prohibida, los chicos dieron la vuelta, relató uno de los padres.
Sanguinetti insiste en que viene hablando del tema con los alumnos desde hace quince
años, sin éxito. No es una tradición refutó sino un acto vandálico
insoportable, que tiene sus orígenes en grupos fascistas del colegio que agredieron al
hijo del entonces rector de la Universidad, Risieri Frondizi, allá por el año 60.
Para los padres muchos de ellos egresados del Nacional tampoco es una
tradición sino una mala costumbre, pero la comparación con los grupos
fascistas les resulta poco feliz, así como el calificativo de
carapintadas, que utilizó Sanguinetti al describir a los estudiantes
enchastrados con témpera.
¿No se va a contemplar la situación de los alumnos que tuvieron siempre buena
conducta o buenas calificaciones como una atenuante? le preguntó Página/12 al
rector.
Esa circunstancia hace aún más inexplicable su comportamiento. Por eso mismo,
tienen una responsabilidad mayor. Los que tienen malos antecedentes no participaron de la
vuelta olímpica y hasta fueron al rectorado para dejar constancia de que no habían
estado. Lo que hicieron con la vuelta olímpica es imperdonable, aunque sean medalla de
oro.
UN VETERINARIO MUERTO DELANTE DE SU FAMILIA
Las llaves del auto o la vida
El hombre
sacó su auto del garaje, mientras su mujer y sus dos hijos esperaban para subirse. Pero
nada fue como esperaban: dos hombres salieron de la oscuridad y, ante la aparente
resistencia del dueño del auto, lo mataron de un tiro, frente a la mirada espantada de su
esposa y los chicos. Fue ayer a la madrugada, en un barrio de clase media de Lomas de
Zamora. La familia estaba por volver a Mendoza, su lugar de residencia, después de
asistir al entierro del padre de la víctima. Para la policía, es un hecho atípico
en la zona por la violencia desatada.
A las cinco y media de la mañana, el veterinario Gustavo Antonio Insusa, de 41 años,
sacaba su Fiat Palio Weekend de Posadas 34, un barrio periférico de tipo residencial de
Lomas de Zamora.
En ese momento, dos hombres lo interceptaron y uno le efectuó un disparo,
señaló a Página/12 el subcomisario Gabriel Lescano, jefe de la coordinadora de la DDI
de la Comisaría 1ª de Lomas. Aparentemente el hombre se resistió al robo,
indicó el subcomisario. Aunque algunas fuentes señalaban que la bala se había instalado
en el pecho de Insusa, Lescano informó que todavía le están haciendo la
autopsia. Lo cierto es que el veterinario quedó tirado en la vereda y murió
minutos después. Y los dos hombres se escaparon en el Palio color rojo, de patente CNC
899, de los Insusa.
Hacía 15 días, el hombre había viajado de urgencia, desde Mendoza: su padre, Valentín
Insusa, había muerto. Y, con su familia su mujer, Gilda Basadre, y sus dos hijos,
una nena y un varón de 5 y 9 años, respectivamente, se quedó unos días para
acompañar a su madre. Los tres fueron testigos del asesinato. La mujer metió a los
chicos adentro de la casa de sus suegros y llamó inmediatamente a la policía, pero
cuando llegaron los oficiales su marido ya había muerto. Totalmente shockeada, Gilda
sólo pudo aportar datos mínimos sobre el asesinato.
Lamentablemente, lo único que tenemos es que actuaron dos sujetos, lo demás está
todo muy borroso. La mujer no puede aportar información, quiere que le demos
tiempo, comentó Lescano. La causa, caratulada como homicidio en ocasión de
robo y robo automotor, está a cargo del fiscal Oscar Acevedo. Y está siendo
investigada por la Delegación Departamental de Investigaciones de la comisaría 1ª de
Lomas de Zamora.
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